Durante estos días me han llamado la atención dos noticias: La primera es la defensa a ultranza (EN) que está llevando tanto iOS como Android por dejar claro que ninguno de los dos se copió, y la segunda son las supuestas “filtraciones” (EN)(filtraciones que podrían haber sacado directamente desde la rama máster (EN) del proyecto) de la nueva interfaz que estamos trabajando para Firefox OS, y que “hereda” como poco elementos gráficos de otros sistemas operativos.
Aquí nadie reinventa la rueda. Es así de sencillo. La vida útil de un diseño sigue un patrón de campana de gauss, normalmente cíclico (aunque no siempre tenga que ser así), donde los máximos los marca la sociedad con su propia capacidad de asociación entidad-función.
hoy en día, estamos viviendo un paso al frente por el diseño minimalista, no porque sea mejor, ni porque Apple o Google así lo hayan decidido, sino porque es ahora y no hace cinco o veinte años cuando un diseño de interfaces se puede permitir un nivel de abstracción semejante.
Si pudiéramos echar la vista al futuro, seguramente la interacción con estos dispositivos será mucho más intuitiva… para los consumidores de esa futura época, y realmente difícil de vender entre los de nuestra generación.
Así es como hemos pasado de un diseño que asemejaba la realidad (botones web que emulaban tener volumen y cuando clickabas se metían hacia adentro) a un flat design que elimina volúmenes y sombras, apostando por la limpieza. Y esto no lo ha inventado Google, Microsoft o Apple. En todo caso la unión de toda la industria, sea tecnológica o no, que con la oferta y demanda apuesta por aquello que parece innovador.
Innovación o copia
Decir además que estos movimientos dependen de factores macroeconómicos es decir poco. Quizás el diseño minimalista tenga que dar más las gracias a la evolución que ha sufrido la figura de la moneda desde el trueque hasta la virtualización de la misma (recomiendo escuchar para esto la charla que impartí en la UCM hace unos meses) que a las propias compañías detrás de las interfaces líderes del sector. Hay tantos stakeholders a considerar que sin duda simplificar el cambio de interfaz a una estrategía de copia de la competencia es quedarse muy pero que muy corto.
¿Nos queda camino por recorrer? Por supuesto, y la prueba de ello es la aún dependencia del soporte físico para la conceptualización de una interfaz.
Tenemos como ejemplo el teclado, uno de los periféricos todavía necesarios para la mayoría de la interacción que se hace con el medio digital. Pasamos de una máquina de escribir, cuyo recorrido, sonido y tacto en la tecla era necesario por el simple hecho de que su funcionamiento dependía de ello (sin ese recorrido, no había fuerza necesaria para mover la aguja y pintar el carácter), a los teclados de los ordenadores, que siguen manteniendo ese recorrido (y aunque penséis lo contrario, el sonido) por crear esa asociación necesaria con la idea de teclado que tiene la sociedad aún hoy (aunque los jóvenes no hayan tocado en su vida una máquina de escribir), a un teclado digital, que de nuevo, mantiene parte de esa asociación en la vibración y el sonido al pulsar las teclas, aunque está claro que estructuralmente ya no lo necesita.
Otro ejemplo claro es el botón de guardar de la mayoría de sistemas operativos de sobremesa: un disquete. Esto se debe a que cuando empezaron a salir esas interfaces el método de guardar archivos era precisamente ese. Ahora bien, ¿cuándo fue la última vez que usted cogió un disquete? Mejor dicho, ¿tiene su ordenador personal una disquetera? Porque estoy casi seguro que no es así.
Asociaciones que conforme pase el tiempo se disocian, y permiten la evolución del diseño hacia algo distinto. Ahora toca la abstracción, y bienvenida sea, pero lo mismo en los próximos 50 años un cambio de paradigma como puede suponer la desaparición de las interfaces gráficas gracias a una interacción más humana (voz, gestos) acabe por acercar nuevamente el diseño al mundo real (robótica, impresión 3D, holografía), y entonces seguirán apareciendo proyectos que “copian” a otros, y asociaciones heredadas que ya no tienen sentido (y siguen siendo utilizadas).