Conflicto en diferentes canales de transporte.
Leía en el Blog Salmón (ES) que la asociación de transportistas por carretera Fenebús pide el cierre de Blablacar por “competencia desleal”.
Después de digerirlo un rato (a bote pronto, la propuesta suena a chiste), y consultar el enlace original (ES), saco en claro varios puntos que no hacen más que confirmar mis sospechas.
Según parece, para la denuncia se presenta un estudio del porcentaje de pasajeros que se tuvo en años anteriores, resaltando un aumento del 1,11% en 2012 y un descenso del 1,5% en el 2013. Si echamos al vista atrás, y descontando el comienzo de la crisis, es el primer año que tienen descenso desde el 2009 (comparados con el anterior, por supuesto, ya que llevan años perdiendo clientes).
Me imagino el equipo legal de Fenebús viendo esa gráfica, y diciendo: “Ya está, la culpa es sin duda de Blablacar…“.
O algo se me escapa. Porque que yo sepa, en el mundo del transporte no existe únicamente el bus. Hay taxis, hay metro, hay tranvías, hay aviones y hay trenes.
Pero la culpa al parecer es de Blablacar (ES), una aplicación de la que ya hablé en la charla que di en la UCM sobre pagos electrónicos, basada en el crowdsourcing, que pone en contacto personas con transporte propio y necesidad de ir a algún sitio con otras que también piensan hacer el mismo viaje y quieren ahorrarse algo de dinero. Una aplicación que cuenta con una base de datos de 700.000 usuarios (otra cosa muy distinta será quien lo usa habitualmente).
Pero da igual, la culpa es de Blablacar, ya que al parecer el 100% de los viajes que se hacen con acuerdos dentro de la aplicación se los estamos “robando” a Fenebús ¿Qué esos 700k de usuarios hacen 10 millones de viajes al año (dato sacado de la manga, oiga)? Pues son 10 millones de viajes menos para Fenebús, ya que está claro que todos esos usuarios, sino existiera la aplicación, habrían dejado su coche en casa (recordemos que la mayoría de sus usuarios tiene coche propio) y hubieran sacado un billete con estas compañías.
Segundo dato que me mosquea. La denuncia pide que exista una regulación semejante a la que viven los taxistas, ya que a fin de cuentas, están haciendo el mismo trabajo que éstos, robando dinero y clientes al resto de transportes (mejor dicho, a Fenebús) y para colmo en B.
Ya no sé si es que estas compañías se dedican a denunciar por ver qué ocurre, o si acaso se han molestado en bajarse la aplicación y probarla.
¿Puede algún usuario de Blablacar haber ganado algo de dinero en el viaje? Oye, pues puede, pero la filosofía de un servicio como este es el de COMPARTIR GASTOS ¿Debería estar por tanto regulado? Me parece obvia la respuesta ¿Deberían estar regulados los viajes personales? Porque lo que tenemos aquí (y de nuevo, salvando escasísimos casos) es un viaje de dos o más personas que comparten gastos en un vehículo personal. Economía colaborativa de toda la vida, impulsada por la democratización de las nuevas tecnologías. Si regulamos esto, deberíamos regular las porras, las noches de juerga y en general cualquier actividad donde se compartan bienes.
Internet visto como aquel “serial killer” que viene a exterminar el trabajo de todos estos años. Internet como el rival que hay que silenciar. No vayamos a actualizarnos, que eso va en contra de nuestros principios. Ni tan siquiera queramos entender al cliente. Que el cliente se adapte a nosotros, que para eso somos “PONGA AQUÍ EL NOMBRE DE LA EMPRESA QUE DESEE”. Internet como el enemigo. Veamos solo una parte de la fotografía, que lo demás seguramente siga estando tan opaco como nuestra mentalidad.