iphone esim

Bien sabes que por esta santa casa no soy mucho de hacerme eco de los rumores, pero este últimamente ha ganado tanto peso, con algunas voces bastante importantes del sector confirmándolo, que me ha parecido interesante comentarlo por aquí.


Hablo de la posibilidad de que el próximo iPhone venga con al menos un modelo solo eSIM (EN), es decir, que los dueños de ese modelo en particular solo podrán utilizar SIM virtuales para dotar de conectividad al dispositivo.

Recalco que por ahora solo es un rumor, pero lo cierto es que tendría todo el sentido del mundo conociendo cómo se las gasta Apple en cuanto a tomar decisiones controvertidas que a priori son positivas para la evolución del mercado… y la realidad de algunos mercados en particular.

¿Que a qué me refiero?

Vamos por partes.

Apple como disruptora forzada del mercado

No es la primera vez, como decía, que Apple propone con uno de sus productos estrella abandonar una tecnología que ellos consideran obsoleta en favor de otra… y a sabiendas de los riesgos y retos que ello supone.

Pasó, de hecho, con el abandono de los jack de 3,5 mm en sus iPhones. Por aquel entonces (2016) parecía impensable que un móvil o un portátil viniera sin ese puerto. Y sin embargo, el iPhone llega sin él, y como es normal, muchísimos nos quejamos con la medida.

¿Qué impacto tuvo?


Pues el esperable viniendo de la manzana mordida.

De pronto, el resto de fabricantes de auriculares forzosamente tuvieron que ponerse las pilas y apostar por conectividad bluetooth. Un cambio en el que de cara al usuario, ganamos comodidad (atrás quedaron los tiempos en los que teníamos que tirar unos auriculares porque se había soltado internamente uno de los cables con algún tirón) a cambio de pagar más (el sistema de conversión a sonido pasaba de estar incluido en el dispositivo emisor, a estar en el propio auricular, y por tanto, encareciendo sensiblemente su precio) y sufrir unos ciclos de vida más bajos (la batería de los auriculares bluetooth dura lo que dura…).

Hoy en día es cierto que ya vemos normal utilizar auriculares bluetooth para todo. Pese a que en el camino, hemos pasado a pagar más (directamente por su precio, indirectamente por el ciclo de vida bajo que tienen) y hemos sacrificado calidad de sonido (el protocolo bluetooth, como es normal, no admite tanta calidad de sonido como lo admitía una conexión física), si es que esto último le importa al grueso de la sociedad (en mi caso ya te digo que no).

¿Quieres otro ejemplo?

Pues la eliminación de puertos en los portátiles MacBook, que llegaron a tener en algunos modelos un único puerto USB. De nuevo vemos cómo Apple estaba interesada en forzar el abandono de conexiones físicas en favor a las digitales, y quizás también, con la aspiración de arañar otros 100 euros más por la necesidad de prácticamente cualquier ser humano de comprar un ladrón USB para poder, aunque sea, cargar el dispositivo y a la vez tener un ratón conectado.

Desde aquello ya ha llovido (2015), y el impacto, aunque no ha sido tan significativo como con el fin del jack de 3,5mm, sí se ha dejado notar con no pocos periféricos que han apostado por conexiones inalámbricas. Y hasta cierto punto, con la llegada de ese estándar USB Tipo C que paradójicamente Apple se ha estado negando a incluir en sus dispositivos por eso de que les sale más rentable que compremos su puerto ligthning propietario, y que claramente es el futuro de la industria.

Un futuro solo con eSIMs

Pero centrando ya el tiro en el tema que nos compete hoy, decía que un modelo de iPhone solo con eSIM tiene sentido. Y lo tiene porque:


  • Permite miniaturizar nuevamente los componentes internos: El no tener que ofrecer un espacio para una nano SIM claramente supone ganar un poco más de espacio interno. Espacio que puede servir para meter un poco más de batería, y por tanto, ofrecer algo más de autonomía.
  • Es un componente mecánico menos: Y ya sabemos que en electrónica de consumo, la mecánica es el peor enemigo que hay, al ser estos componentes los que primero se estropean. De ahí la desaparición paulatina que vivimos a mediados de la década pasada con los botones físicos en los smartphones, quedando actualmente solo el botón de inicio/apagado, el de subir/bajar volúmen, y en los iPhone, el de No Molestar (que por cierto llama la atención que lo sigan incluyendo con lo «especialitos» que son los de Cupertino con eliminar cualquier componente mecánico).

A cambio, en teoría, el usuario gana mayor comodidad a la hora de cambiar de proveedor de conectividad.

Con una eSIM, de nuevo en teoría, desde cualquier lugar podemos modificar nuestro proveedor actual, sin tener que acercarnos a una tienda y comprar la tarjeta de marras.

Y digo en teoría, porque en la práctica, al menos por mi experiencia, esto no es tan bonito como lo pintan.

Es más, le veo un gran handicap, y es que al menos tal y como funcionan hoy en día las eSIM en España, cada vez que cambies tendrás que ir a una tienda a que te den la tarjeta con el código QR para activarla, y además, para volver a la anterior, tendrás que volver a pagar la eSIM (teniendo nuevamente que acercarte a la tienda para que te den la tarjeta con el código QR).

Esto, al menos, está basado en mi experiencia, que donde sí le veo todo el sentido del mundo es cuando compras el dispositivo mediante una operadora (no liberado).

En ese caso en particular, está claro que el que la telco pueda venderte directamente el terminal con la SIM ya preconfigurada es un paso adelante. Algo que en España quizás ya no sea tan habitual (te sale igual de caro comprar un terminal de operadora, que comprarlo libre), pero que en mercados como el estadounidense, sigue siendo lo más normal del mundo.

Por ahí pueden ir los tiros (sacar ese modelo sin SIM física en mercados donde la compra del dispositivo está mayoritariamente asociada a la financiación por contrato con la operadora), manteniendo en el resto de mercados los modelos actuales, con una SIM física y una eSIM.


En todo caso, de acabar siendo cierto y que ese iPhone eSIM acabe por ser realidad, la realidad es que esto servirá de catalizador para que, nuevamente, las operadoras se pongan las pilas, y que de aquí a unos años, el cambiar de eSIM en eSIM en efecto sea tan fácil como lo es ahora cambiar de emisora de radio.

De nuevo, una evolución forzada por parte de Apple, que supone aceptar unos sacrificios a cambio de un esperable futuro mucho más cómodo para el usuario.

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