O al menos eso es lo que ha dicho en un comunicado Abdolsamad Khoramabadi, ingeniero encargado de la censura online y los delitos informáticos en el país.


Esta decisión viene condicionada por el ataque del gusano Stuxnet, que vulneró en 2010 las protecciones más sofisticadas de varias empresas de energía de los países árabes, y presuntamente enviado como gusano espía para conocer el dearrollo tecnológico de éstos países. Además, entra en juego también la negación por parte de Google de restringir el vídeo Innocence of Muslims, que tanto revuelo ha causado en el mundo islamista.

Apenas unas horas después del anuncio, periodistas del diario The Guardian se pusieron en contacto con algunos ciudadanos del país que afirmaban que no podían acceder a sus servicios de Google.

Apenas hace tres horas todavía era capaz de acceder a mi cuenta de Gmail, pero ahora no puedo abrirla.

Éste sería el primer paso para llevar a cabo el proyecto de desconectarse de la WWW, creando su propia red, que por supuesto, estaría supervisada por el gobierno. Ali-Hakim-Javadi, ministro de tecnología, afirmaba este fin de semana que:

En los últimos días todos los organismo gubernamentales y sus oficinas se han conectado a la red nacional.

Queda aún por ver si en verdad esta nueva red será usada únicamente para organismos públicos y militares, o si significará una ruptura total obligatoria para todos los usuarios de internet del país, algo que me temo acabe por pasar.


Por supuesto, esta censura de Google ya ha creado un movimiento masivo en las redes sociales, aunque considerando que Irán es uno de los cuatro países con más censura online del mundo parece que poco se va a poder hacer.

Eritrea, Corea del Norte y Siria están a cabeza de esta lista, habiendo más de 5 millones de webs sin acceso desde Irán.

Realmente me parece lamentable que organismos como la ONU no muevan ficha en casos tan claros de censura como este. Un gobierno totalitario hace y deshace lo que le viene en gana, y el resto de países miran para otro lado.

Internet es un derecho, y lamentablemente el único sistema de expresión y libertad que tenemos al alcance de nuestra mano. En una época como la actual, en la que los medios se han vendido, en el que los sindicatos pertenecen a los partidos, en el que el modelo de vida exige que cumplamos un estricto código civil y paguemos los errores de políticos y banqueros, la red de redes es un más que un consuelo, y censurarla solo va en decremento de la libertad del hombre social.