Si ayer hablábamos de CISPA, la arma con la que el gobierno de EEUU quiere saber qué hacen en internet sus habitantes, hoy salta a la palestra Japón, que pide a los ISPs locales el bloqueo preventivo de la red Tor.


cebolla

No es ni el primer caso, ni será el último.

Lo que estamos viviendo en medio mundo es la humillante pretensión del gobierno de utilizar una herramienta como internet para ejercer control sobre sus ciudadanos.

No hay evolución en este criterio: Apropiarse de la tecnología y ejercer el poder para cohibir cualquier derecho de libertad que aún nos quede como colectivo.

Japón blande su arma contra los ISPs, poniéndolos contra la espada y la pared. Lo comentaban en Mainichi (en japoinglés, cuidado), la policia japonesa exige a las operadoras locales el bloqueo del acceso a contenido bajo la protección del anonimato que permite la red Tor. Los objetivos de tal privilegio serán elegidos a dedo, por supuesto, amparándose en la ambivalencia de una palabra como “abuso” (me pregunto como llegarán a discernir qué es abuso y qué no lo es en un sistema de máxima seguridad como el que ofrece Tor).

Sobre la mesa, unas intenciones muy nobles, y que ya huelen a podrido: La lucha contra el crimen, alegando un caso del año pasado, cuando un hacker conocido como “Demon Killer” publicó amenazas de muerte en foros públicos y tomó control remoto de varios ordenadores del país. Según cuentan, se detuvo a cuatro posibles criminales por la IP, aunque debido a la ofuscación de la red Tor, no sería hasta el año siguiente cuando en un descuido del hacker (cracker es la palabra más correcta en este caso), encontraron su casa, y gracias a un USB que colgaba del collar de su gato (en serio, no me lo estoy inventando), pudieron conocer su identidad (Yusuke Katayama) y darle caza.

Lo mejor de todo es que la policía tuvo que pedir disculpas, ya que casualmente, los cuatro detenidos habían confesado (seguro que no hubo tortura de por medio, que va…), quedando en entre dicho la fiabilidad de un sistema policial sin escrúpulos como el japonés.

Desde entonces, se ha formado una comisión para velar por los intereses de los ciudadanos (sobre todo del gobierno, que no se puede permitir estas filtraciones en la opinión pública). Según la comisión, Tor ha facilitado el fraude financiero, el abuso a niños y las filtraciones de información confidencial.


Se dejan en el tintero que además de un derecho que debería ser inalienable (poder visitar la web que quieras sin ser rastreado), permite la libre comunicación de etnias y grupos sociales excluidos o en peligro de exclusión, así como la libre expresión sin el temor a la mano negra del gobierno.

Gracias a Tor, nos hemos enterado in situ de muchas de las injusticias que han asolado los países del mundo entero. Guerras injustas como la de Siria, atentados contra la libertad en Egipto y los países árabes.

Pero tienen razón. Es mejor obviar esto último, no vaya a ser que se le vuelva a ver el plumero al gobierno…