Estamos ante la noticia del mes, y quizás del año: Microsoft ya tiene nuevo CEO, nueva organización y nuevos focos de mercado.
He esperado hasta hoy para leer todo lo habido y por haber sobre la incorporación de Nadella como nuevo CEO de la tecnológica, el que será el tercer director ejecutivo en su historia. Y llega precisamente en un momento de total acierto, cuando la figura de gigante de las operaciones de Ballmer empieza a tambalear frente a nuevos competidores con una mirada más innovadora y menos financiera.
Aunque hemos visto gran éxito, nosotros estamos deseando tener más. Nuestra industria no respeta la tradición, sólo respeta la innovación. Estamos en un momento crítico para la industria y para Microsoft. Sin cometer errores, tenemos en mente llegar a hacer mejores lugares – como la tecnología evoluciona y como evolucionamos con ella e incluso por delante de ella. Nuestro trabajo es asegurar que Microsoft progresa en el mundo móvil y en la nube.
Satya Nadella tiene tras de sí la figura de un joven (46 años) capaz de reinventarse, como dejó claro en su primer correo a los empleados (EN), y ha dejado patente en la evolución de Azure desde una apuesta sumamente arriesgada en un mercado dominado por Amazon a firme competidor del sector de la virtualización corporativa.
A esto unirle el valor de intentar revolucionar la interacción con los dispositivos (acierto con WP8, fracaso con Windows8), por esa filosofía “One” que tanto me gusta, con la inversión semioculta de 15 millones a Foursquare (EN) con vistas a explotar su API (y sus datos) de cara a mejorar el resto de servicios de la compañía (¿alguien ha dicho Bing?), con su inmersión en el mundo del hardware con Surface, y en breve masificada con la compra de Nokia, y a los acuerdos con los que ya contaba antes del cambio: Facebook y fabricantes.
Todo esto sin olvidar que Gates pasará de presidente de la sala a asesor directo del CEO, en un movimiento terriblemente acertado en el que el fundador de la compañía perderá peso en las decisiones finales a cambio de mayor control de la plataforma. Un movimiento reforzado por la aparente amistad de los dos (Bill eligiendo a Satya como próximo CEO, y el CEO pidiendo que éste fuera su asesor principal).
¿En qué se queda Microsoft? Pues en lo que ya hablamos de pasada en el hangout de Meelow Lab sobre Google+: En una empresa que poco a poco sale de ese halo oscuro de desconfianza del mercado (halo que ya ha pasado IBM, y que está sufriendo Google), con unas cuentas saneadas (Ballmer podía no ser un visionario, pero era un crack de las finanzas), con foco en la homogeneidad de los sistemas operativos, en dar aún más valor a la suite office, en apostar por la virtualización y en intentar robar parte del pastel del parqué móvil controlando todos los niveles de la cadena.
Unos objetivos abordables por una mente proclive al cambio y con nuevos aires.
Con que nos quedaremos Pablo con Microsoft, o con linux…Con Ubuntu….Sigo pensando que mucha innovacion o demasiado crecimiento al final pasa como las empresas cuato mayor grande son peor es juego…Lo veo como algo aun por analizar…Hasta que punto toda esa creatividad de Microsoft despierte a mas de uno…. Pero la verdad no lo creo hay muchos que estan intentando comer el pastel…Y el caos que paso en su momento con internet explorer…A saber que pasara ahora ya con windows 8… En fin…Ahora solo falta tener ojos para ver… Y no creo que haga falta lentillas
Lo mejor que nos puede ocurrir es un escenario de total heterogeneidad, en la que haya varias figuras en igualdad de oportunidades, y que con ello podamos disfrutar de un verdadero mercado competitivo. Ni windows ni OS ni linux. Que el cliente pueda decidir qué prefiere, ya que a la hora de la verdad, gracias a la nube la compatibilidad está cada vez más asegurada.