superhumanos


En una de las últimas piezas de esta serie explicamos en profundidad el impacto asociado a la tercera fase de esa delegación paulatina del humano en la máquina, empezando por el uso de los asistentes virtuales a principios del siglo XXI, con el surgimiento de Programas Limpieza en buena parte de los países (lo que vendría a llamarse La Purga años más tarde), y finalizando con el control de la especie en base al tratamiento (asistido por inteligencia artificial) y la abolición de buena parte de los males que impactaban de forma negativa en la esperanza de vida de los ciudadanos del Mundo Globalizado.

En ella, nos centrábamos en cómo aquella tercera fase había supuesto, de facto, el aceptar que el bien común era a todas luces la única variable a considerar, generando un entorno en el que el libre albedrío que históricamente ha estado asociado a la vida como especie debía estar controlado por un ecosistema tecnológico.

Y gracias a ello erradicamos la mayor parte de enfermedades humanas, aumentando la esperanza de vida hasta la media actual de ciento sesenta y ocho años para hombres y ciento ochenta y dos años para mujeres.

Sin embargo, hay un punto que creo que no ha sido reflejado en ningún estudio hasta la fecha (o al menos, un estudio que haya trascendido por razones obvias en el corolario social) y que me parece profundamente interesante de dejar por escrito, habida cuenta de que bajo mi humilde opinión fue el catalizador principal que llevaría a la guerra con los pueblos salvajes.

Hablo, como no podía ser de otra manera, del paulatino aislamiento de la clase menos pudiente en favor de aquellos capaces de acceder a las mejoras genéticas.

Hablo, por tanto, de los inicios de la llamada Rebelión de los Subs.

La Sociedad Civilizada de nuestra era

Ha ocurrido a lo largo de la historia en más de una ocasión. Desde la eterna pugna de los judíos y la aristocracia al término de la Edad Media, pasando por la lucha de clases en la Era Industrial o la destrucción de la clase media en la Era Digital, lo cierto es que por norma general, todo funciona bien mientras cada estrato social acepta su posición, y todo acaba por torcerse (sea pacífica o hostilmente hablando) cuando una de las clases sufre en poco tiempo un cambio que la lleva a aspirar, o verse obligada, a ocupar el espacio de otra.


  • Los judíos en Europa siendo desplazados en cuestión de apenas un siglo desde la baja Europa hasta el Imperio de los Zares Rusos conforme los feudos medievales dejaban paso a sociedades más basadas en la economía y no en el vasallaje.
  • Con la llegada de la Era Industrial, la mayor parte de los trabajos históricamente hechos por el hombre de forma artesanal sufrieron un profundo cambio que llevó a la creación de estructuras empresariales, a cadenas de montaje que de nuevo desplazaron a todos aquellos trabajadores que no eran capaces de actualizarse.
  • Y lo mismo pasó apenas un par de siglos más tarde con la ruptura de esa clase media que había caracterizado la segunda mitad del siglo XX entre aquellos capaces de sacar valor a las herramientas informáticas, y aquellos incapaces de ir más allá de lo obvio (uso de redes sociales y navegación).

En nuestra época, sin embargo, el cambio no vino dado por factores exógenos al propio individuo, sino justo lo contrario. Con las posibilidades abiertas con la democratización de la medicina genética, también adquirimos la facultad de modificar a nuestro antojo las hasta el momento limitaciones del cuerpo humano, transformando a aquellos capaces de disfrutar de estas mejoras en miembros más capaces de competir en el mercado. Ergo, una nueva raza a todas luces superior.

Porque el problema volvía a ser, nuevamente, económico.

Superhumanos frente a subs

Todos los ciudadanos del Mundo Globalizado tenían acceso al control genético básico, acogido, como cabría esperar, dentro del sistema médico social. Es más, realmente todos los que hemos nacido en estas últimas generaciones ya disfrutamos per sé de los beneficios que supuso el control de la especie de generaciones pasadas. Solo por existir, como vimos en su día, ya significa que partimos de una genética que de forma totalmente consciente ha sido manipulada para cumplir mejor el cometido social. Para hacernos mejores biológica y socialmente.

Otra cosa es que aquellos con suficiente valor patrimonial, con un K superior, tengan acceso a tratamientos que mejoran sustancialmente sus capacidades mentales y locomotrices:

Puede que un servidor tenga exactamente la misma genética que otro de estos superhumanos a nivel de protección contra enfermedades, e incluso de esperanza de vida, pero ¿cómo puedo competir con uno de ellos en unas pruebas físicas para, por ejemplo, sacarme unas oposiciones? ¿Qué posibilidades reales tengo de ganar a alguien cuyo metabolismo ha sido artificialmente mejorado más allá de las capacidades básicas humanas para cumplir unos requisitos específicos?

Que por mucho que mi memoria (innata y entrenada) sea capaz de retener información más allá de la media del resto de subs, ¿tengo alguna posibilidad frente a alguien a cuyo cerebro se le ha incluido una serie de módulos de memoria física que registran y almacenan sin riesgo a pérdida o modificación todo aquello que la persona arbitrariamente desea almacenar?

Que incluso aquel que por la razón que sea (una serie de mutaciones genéticas) está preparado mejor que el resto para llevar al éxito a una empresa, con unos dotes de liderazgo y de trabajo en equipo excepcionales, seguirá por mucho que lo intente varios rangos por debajo de otra persona que aunque quizás biológica y educacionalmente hablando estaría por detrás, cuenta con la capacidad financiera para expandir sus límites y empoderar más allá de lo puramente humano sus habilidades sociales.


Esta es la realidad de nuestros días, y esto es una de las principales razones que están llevando a cada vez más ciudadanos del Mundo Civilizado a entrar en conflicto con los pilares en los que se asienta nuestra sociedad.

Que en ese afán de crear la mejor sociedad posible hemos obviado aquello que antiguamente nos hacía humanos. Que lo mismo la vida más allá de la Sociedad Civilizada, aún sujeta a muchísimos más riesgos, con una esperanza de vida muy inferior a la nuestra, ya no resulta a priori tan “bárbara”. Ya parece hasta más real y justa.

 

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Inspirado en uno de los últimos trabajos de Stephen Hawking, que se publicará de forma póstuma bajo el título de Brief Answers to the Big Questions (EN), y que profundiza entre otras cosas en la idea de Superhumanos.

Por si te has quedado con hambre de más…

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