Ha sido, y seguramente, seguirá siendo un tema recurrente en esta santa casa. La pérdida de la figura del televisor como epicentro de un hogar. Un dispositivo que no supo actualizarse a la era de los ordenadores, a la era de internet.


Xi3 Modular Computer

Durante el tiempo que lleva este blog abierto, hemos desengranado algunos de los entresijos que obligaron a trasladar el valor del televisor a un nuevo medio como era el ordenador, y poco a poco al mundo móvil de smartphones y tablets.

Y como un pez que se muerde la cola, ya adelanté que este movimiento, apoyado en el inmenso potencial de la segunda pantalla, podría hacer volver al rey, aquel que aún hoy es dueño y señor en la distribución espacial de una sala tan básica como es el salón en los hogares de todo ciudadano.

Se intentó volver inteligente al aparato, cosa que nunca ha llegado a cuajar. Interfaces ridículamente difíciles de usar, demasiado genéricas, y que no añadían más que pagos extra mensuales para consumir contenido, algo que internet nos brinda de forma gratuita. Se ha intentado con dispositivos externos. Proyectos de grandes compañías como Google o Apple, peleándose por ofrecer la experiencia de usuario de sus productos estrella en un medio que no es el suyo. Y han fracasado, al tratarse ellos de productores y no distribuidores.

Ahora llega Valve, una compañía que ya hace unos años apostó por un modelo de negocio (de distribución) por el que nadie habría dado nada, generando un ecosistema de contenido sin precedentes, en un mundo tan complicado como es el de los videojuegos. Y nos sorprende nuevamente con algo que va más allá.

No sacamos una consola, no. Sacamos un esquema. Las consolas para quien las haga. Nosotros hacemos la criba. Simplemente marcamos cómo debe ser el consumo de contenido en el futuro. Distribución de hardware, en una empresa de distribución de software.

Que tiemble Nintendo, Sony y Microsoft (quizás Nintendo no tanto, que ya han demostrado que saben reinventarse en más de una ocasión), porque el futuro de los videojuegos pasa por la distribución. Ya no hablamos de Valve como nueva figura a batir, sino con un ejército de fabricantes que producirán a cual mejor miniordenadores siguiendo las pautas de esta. Porque habrá mucha competencia nueva, porque el contenido (los productos), y por tanto el cliente, ya están asegurados, lo que rebajará los precios, y propiciará un entorno de furiosa revolución.


Y lo mejor de todo que quien gestionará el control gráfico y de rendimiento del videojuego no será (únicamente) la consola, sino el ordenador que tienes por casa. Un modelo distribuido de distribución de dispositivos distribuidos. Simplemente brillante.