descarga contenido streaming

Desde hace meses en mi cuenta de Twitter (ES) y en la página de FB (ES) comparto cada día de lunes a viernes entre las 20:00 y 21:00 la recomendación de una serie, película o documental que he visto los días anteriores.


Un servidor, junto con mi pareja, vemos mucho contenido audiovisual, así que las obras que nos han gustado me las guardo en una carpeta, y el día que programo el contenido para redes sociales (normalmente los jueves) programo de una sentada las recomendaciones, que irán saliendo día tras día hasta el siguiente jueves.

La cosa: hace poco compartía una docuserie ficcional basada en el caso Enfield (ES), que por si no te suenan de nada, es un caso supuestamente real que ocurrió en este municipio de Londres entre los años 1977 y 1979, en el que un par de hermanas (11 y 13 años respectivamente) parecían haber sido atacadas por un demonio.

El caso logró cierta relevancia mediática (lo paranormal vende, ya sabes), y de hecho la propia Sociedad para la Investigación Psíquica se dividió entre algunos de sus miembros, que aseguraban estar ante uno de los primeros casos suficientemente bien documentados de experiencias sobrenaturales, y otros tantos, que temían que la sociedad acabase siendo vista como un grupo de locos ante el resto de la comunidad científica.

Fuera cierto o no, lo que queda claro es que en aquella casa pasó de todo, y atrajo, como cabría esperar, a muchos periodistas (y fama para la familia) que acabó por sacar de madre el asunto, y pasar a los anales de la historia como una de esas anécdotas que aún hoy en día atraen a turistas, y de paso riqueza, a las gentes del lugar.

Pues bien, seguramente todos los que estáis por aquí conocéis la obra de James Wan “Expediente Warren: El caso Enfield”, una de esas superproducciones bien orquestadas, que pertenece como no podría ser de otra manera al universo Expediente Warren, y que se centró, como cabría esperar, en el lado más ficcional de la historia (película de terror palomitera, vaya).

Pero en 2015 salió una serie de televisión de tan solo 3 capítulos bastante más cercana a lo que presumiblemente ocurrió en Enfield, y que fue dirigida por el siempre paradigmático Kristoffer Nyholm (Taboo, Keepers: El misterio del faro…).

¿Su nombre? The Enfield Haunting. Dejo por aquí el trailer:


Ver en Youtube (EN)

Tenía desde hace tiempo ganas de verla. Y a la vista de los comentarios que algunos seguidores me hacían tanto por Twitter como por Facebook, no era el único.

El problema es que, por más que he buscado, no hay hoy en día, y al menos en España, una plataforma que me permitiese verla de forma oficial.

¿Que he tenido que hacer? Pues descargarla de una página de terceros.

Descargar películas (o música, o videojuegos) en época de streaming de contenido y plataformas centralizadoras

Este tema como bien sabéis me toca muy de cerca en la patata.

Soy firme defensor de pagar lo que vale el contenido creado por terceros. Maldita sea, este blog se monetiza precisamente en base a lo que unos pocos pagan mensualmente, así que sería gilipollas si aplicase aquí el doble rasero.

Por ello, en esta santa casa pagamos cada mes una cuenta 4K de Netflix, Vodafone TV (al que hace poco he añadido también Starz y el pack Más series), HBO Nordic, Amazon Prime Video (y de hecho dos veces, ya que tanto Èlia como un servidor pagamos el Prime), Disney+ y Apple TV+.

En música Èlia paga Spotify (y no sé para qué, porque sinceramente casi todo lo que escuchamos lo hacemos o por Youtube, o por Amazon Music).


Y en videojuegos un servidor tiene contratado Arcade de Apple (probablemente lo de de baja en cuanto cumpla el año de licencia que pagué, ya que no le estoy sacando partido) y Game Pass Ultimate… sin olvidar los centenares de juegos que he comprado (y que probablemente nunca jugaré) y que tengo en Steam, la eShop de Nintendo, Origin, Epic Games Store, Amazon Games, Stadia y un sinfín de plataformas.

Que me venga ahora la SGAE o el organismo oportuno a preguntarme que por qué, pese a pagar todo esto, también tengo un servidor Plex con algunas series y películas, y por qué en su día me monté una raspberry pi con un emulador de juegos de la NES (pese a tener, por cierto, la NES original y hasta la mini NES), la NEOGEO y decenas más.

Que vengan… que les voy a explicar, por si no lo saben, que aún pagando todos estos servicios, hay contenido que directamente no puedo consumir.

Y ojo que no hablo de películas de clase B, indies del año de María Castaña, y olvidadas joyas de tiempos inmemoriales.

Lo cierto es que por cómo funciona la industria (por resumirlo mucho, los grandes compran packs de licencias al por mayor para cada país), es fácil que se quede fuera contenido que casualmente, o bien algún cinéfilo (o friki, llámalo como quieras) quiere revisitar, o directamente no llegue al mercado generalista de algún país en particular.

En esos casos, o te quedas sin consumirlo, o apuestas, como yo he hecho, por algunas de estas plataformas alternativas de descarga.

Algunas ilegales, otras totalmente legales. Algunas de pago, otras totalmente gratuitas.


Como explicaban en este post (ES) sobre páginas web para ver películas online de España Diario, algunos servicios se monetizan de forma directa (pago por consumo) y otros de forma indirecta (publicidad), pero cubren esa demanda de consumo que por la razón que sea los servicios por suscripción son incapaces de ofertar.

Ya no solo porque muchas entrarían claramente en el estereotipo de canales temáticos, frente al paradigma de los grandes servicios por suscripción, que necesitan como es normal abarcar cuanta mayor audiencia mejor, y por ende tienden a estigmatizar según qué géneros.

Sino porque igual que hoy en día los servicios en streaming han democratizado el acceso al contenido como nunca antes, también es cierto que requieren de una serie de casuísticas para funcionar, y que juegan en algunos supuestos en su contra.

¿Quieres un ejemplo? Hablemos del consumo de ese contenido sin conexión. Plataformas como Netflix ofrecen la descarga (previa) para consumo posterior, pero por ejemplo el Game Pass de Microsoft no lo permite… pese a que en efecto el juego está en mi consola u ordenador, al requerir, al menos cuando entro en el juego, que tenga una conexión mínima para verificar que he pagado la suscripción.

¿Y qué hay de los contratos de licencia? Esa película que hemos descargado en Netflix la tengo que ver en X días o Netflix me eliminará automáticamente la descarga. No solo eso, sino que si mañana Netflix deja de tener la licencia de esa película, yo pierdo al momento también el acceso a la misma. Justo lo que me ha pasado el otro día con el Final Fantasy XV, que lo han quitado en febrero del Game Pass antes de que pudiera jugarlo.

Por contra, una película, un CD o un juego bajado en tu dispositivo funciona siempre mientras el dispositivo tenga corriente. Punto.

El ya clásico debate sobre los derechos que adquieres cuando TIENES el producto, y cuando TIENES ACCESO al producto. Que pueden parecer cosas iguales, pero te aseguro que son muy pero que muy distintas.

Así que ¡ole! por esas plataformas, oficiales o piratas, que nos permiten consumir contenido vía descarga.

No porque no queramos pagar por él, sino porque en esencia están ayudando a la preservación cultural más allá de lo que un negocio como el que tienen montado los grandes servicios por suscripción, movidos como es de esperar por el olor del dinero, tienen intención de apoyar.

Que cuantas más opciones tengamos en el mercado, mejor.

  • Para nosotros como consumidores.
  • Para nosotros como creadores.
  • Y hasta también para la industria.

Por mucho que ésta última siga con el mantra de que la piratería le cuesta millones.

Pese a que ya se ha demostrado por activa y por pasiva que no es así (quien piratea, o no estaría dispuesto a pagar ergo no es tu público objetivo, o directamente no puede pagar al no haber otra manera de consumirlo, y por tanto no estás perdiendo tampoco potenciales clientes).

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¿Quieres saber en todo momento qué estrenos de series y películas están por llegar?

De lunes a viernes en mi cuenta de Twitter (ES) y en mi página de Facebook (ES), entre las 20:00 y las 21:00 hago una recomendación de película, serie o documental que ver ese día.

Y si el contenido que realizo te sirve en tu día a día, piensa si te merece la pena invitarme a lo que vale un café, aunque sea digitalmente.