En el viaje a Colombia estuve probando un cajero cripto.
No es la primera vez que probaba uno (ya lo había hecho hace años en Austria), pero en este caso compartí por Twitter un pequeño vídeo donde se ve cómo funcionan:
Probando los cajeros #cripto en #retaildelfuturo2022
— Pablo F. Iglesias 💻🛡 (@PYDotCom) May 4, 2022
Una tecnología prometedora, pero que sufre de las mismas limitaciones que cualquier transacción vía blockchain (~10 min de espera para sacar efectivo, gas tax en ETH…)#criptomonedas #bitcoin #ethhttps://t.co/lzEFoqAfkX pic.twitter.com/7S1fIAeQCS
Básicamente, no hay mucha diferencia con cualquier otro cajero de moneda FIAT.
Si quieres sacar dinero:
- Te identificas (en este caso con un código QR en vez de con una tarjeta).
- Selecciones el dinero a sacar de la cartera o moneda que deseas (en caso de haber varias en tu cartera).
- El sistema confirma que, en efecto, cuentas con ese efectivo en la cartera.
- Te muestra la comisión que te cobrarán, y si aceptas (desde tu móvil) te dan el dinero.
Si quieres ingresar dinero:
- Te identificas.
- Metes el dinero en el cajero.
- El sistema hace las comprobaciones oportunas, y recibes el dinero en la moneda que hayas seleccionado, con una comisión que es lo que se queda el cajero.
Como decía, ninguna novedad.
La única diferencia radica en ese paso de verificación del sistema. Y por dos motivos:
- El tiempo de espera.
- Las comisiones.
Y es que debido a cómo está diseñada la red de la mayoría de criptos exitosas (Bitcoin, Litecoin, ETH…), el tiempo de espera mientras el sistema verifica la transacción (o la posibilidad de realizarla) es, de media, de 10 MINUTOS.
10 malditos minutos. Tanto es así que el sistema informático del cajero está diseñado para que si, por ejemplo, quieres sacar dinero (donde más daño hace esta latencia, ya que por razones obvias necesitas estar presente hasta el término de la transacción), puedas empezar el proceso, irte a dar una vuelta mientras otros usuarios hacen sus transacciones, y volver más tarde, cuando el sistema ya ha confirmado que puede devolverte dinero en efectivo, para continuarlo volviendo a identificarte.
Y a esto súmale las comisiones ya no solo del propio cajero (es normal, porque el modelo de negocio está precisamente en esto, al no ser ellos, por fuerza, quienes gestionan las carteras), sino de los llamados gas prices, tan habituales en redes como la de Ethereum, y que han llegado últimamente, con un jaleo vivido con el lanzamiento de una nueva colección de NFTs (EN), a costar hasta 8000 gwei.
Sin ir más lejos, en aquel tutorial en el que explicaba cómo cualquiera de nosotros podríamos crear un NFT de nuestra imagen para utilizarlo en el futuro como foto de perfil en redes sociales (Twitter en su versión de pago ya lo permite, e Instagram está ya ofreciéndolo a nivel beta con algunos usuarios), comentaba cómo para firmar mi propio NFT en OpenSea tendría que pagar alrededor de 70 dólares en concepto de comisiones (gas price) a la red ETH. Pese a que era yo mismo quien me “vendía” a mí mismo el NFT.
Un problema de escalabilidad
Todo se reduce, por supuesto, a la poca escalabilidad que tienen estas redes si las comparamos con las redes centralizadas de sistemas como el de VISA o MASTERCARD.
Para que te hagas una idea, la red de bitcoin puede actualmente procesar entre 7 o 8 transacciones por segundo.
Un red como la de VISA o Mastercard procesa en ese mismo tiempo MILLONES de transacciones.
Que en efecto podemos entrar en la diatriba de que mientras estas redes de la moneda FIAT apenas tienen que compartir datos (prácticamente lo que envían es un TXT), algo como Blockchain requiere muchísimas más verificaciones. Y que las primeras llevan mucho más tiempo operando, y dependen de organismos centrales mientras que las segundas dependen de una red descentralizada que aún está en plena expansión.
Sí, es cierto.
Pero para que estas monedas se planteen como una alternativa seria, aunque sea en países del tercer mundo (mañana publicaré un artículo exclusivo para mecenas precisamente sobre esto), lo cierto es que como mínimo cualquiera de nosotros esperaría que podamos acercarnos a cualquier cajero, leer el código QR, y poder sacar o enviar dinero de o a nuestra propia cartera sin tener que esperar 10 malditos minutos y perder por el camino, a veces, más de lo que realmente vamos a mover.
- ¿Unos segundos? Pues vale.
- ¿Unos cuantos euros por comisión? Totalmente lógico.
Pero el modelo actual es insuficiente.
Al tweet antes mencionado un compañero de la comunidad me escribía por privado para contarme su experiencia con uno de estos cajeros que ya contaba con Lightning Network, y que por tanto, permitía hacer transferencias casi inmediatas y a coste prácticamente nulo.
Es más, los chicos del cajero que probé en Colombia me comentaba que estaban ya trabajando en una futura versión con Lightning Network, y es que esta capa se postula como justo lo que actualmente necesitamos para hacer viables las criptos como moneda del día a día.
Lightning Network al rescate
Como decía, el principal problema que tenemos actualmente con estas redes es que su escalabilidad es muy reducida.
Esto hace que haya picos de demanda donde, los mineros, dan prioridad a aquellas transferencias en las que la comisión es mayor, discriminando así el tráfico entre los que están dispuestos a pagar más y los que no.
Esto, a su vez, es lo que en esencia da valor a estas monedas, ya que incentiva a los mineros a… ser mineros, y colaborar por tanto en el crecimiento de la red.
Pero a la vez, genera un escenario en el que las micro-transacciones no tienen cabida.
Si para enviar 1 dólar, voy a tener que pagar más de un dólar, como que no tiene sentido utilizar cripto para ello.
Y teniendo en cuenta que en el día a día lo que más hacemos son micro-transacciones (tomar un café en una cafetería, comprar el pan, echar una “bonoloto”…), la cosa pinta mal.
Para evitar esto, hace ya unos cuantos años dos investigadores (Joseph Poon y Thaddeus Dryja) desarrollaron el procolog Lighning Network (EN/PDF), actualmente bajo control de diferentes empresas, que ofrecen su plataforma.
La idea en la que se basa LN es en la creación de canales de pago (payment channels), que no dejan de ser una transacción multifirma en la que varios usuarios que quieren hacer una transacción, se unen para realizarlas de forma conjunta.
Cada persona cuenta con una clave privada y cada transacción depende de las claves de ambas partes, por lo que se mantiene la custodia de blockchain… pero a la vez, a efectos de carga del sistema, es como si una única transferencia se estuviera realizando, lo que por razones obvias reduce dramáticamente el impacto en este canal.
Hasta aquí podríamos pensar que no hay tanta diferencia entre lo que se hace con el Swaping, por ejemplo, para ofuscar la identidad y el traspaso de capitales entre diferentes carteras.
Pero hay un punto que es el que da realmente sentido a una red basada en LN.
Puesto que estas transacciones están abiertas, generalmente, unos 10 minutos (mientras se firma el próximo bloque), se utiliza el propio capital que tiene esa transacción multifirma para hacer las transacciones internas (entre diferentes participantes de la misma transacción multifirma).
Y son estas transacciones las que ocurren prácticamente de forma inmediata y por tanto prácticamente sin coste. Al cerrarse la transacción multifirma, todas las transacciones internas se firman en el bloque oportuno, por lo que se sigue cumpliendo la base de cualquier arquitectura blockchain.
Gracias a esta genialidad, una red como Bitcoin puede llegar a procesar en torno a 1 millón de transacciones por segundo, lo que le acerca muchísimo más a las redes de transacciones que tenemos con la moneda de plástico.
A cambio, es cierto que obliga, por cómo está diseñado, a que ambos estén conectados a esa red en particular. Algo que no ocurre con las transferencias “tradicionales” de las criptomonedas. En caso de que una de las partes se salga de la red antes de tiempo, no obstante, lo enviado se devuelve automáticamente al emisor (nunca hay pérdidas), pero tocará volver a realizarla en otra red.
Eso y que por ahora (recordemos que está aún en desarrollo) está más enfocado a transacciones pequeñas entre pares. De hecho sus propios creadores no la recomiendan usar aún para gestionar grandes sumas de capital, y el protocolo está limitado, al menos de forma temporal, para desincentivar este tipo de transferencias.
Sea como fuere, transforma un sistema descentralizado, con sus limitaciones, en algo plausible para una economía local interconectada.
Justo lo que se necesitaría en ese hipotético futuro de las cripto como sistema, aunque sea alternativo, a la moneda FIAT.
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