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En mi último viaje a San Francisco participé en un mastermind group (EN) dirigido, como no, a emprendedores.

Por si no está al tanto de cómo funcionan los mastermind groups, decirle que básicamente es un grupo de personas lo más heterogéneo posible (diferentes objetivos, diferentes culturas, diferentes sectores…) que se reúnen para hablar sin pelos en la lengua de los temas que les preocupan.

Es muy habitual entre directivos de grandes empresas (sí, los peces gordos del IBEX35 tienen los suyos propios), pero la idea se puede extrapolar a cualquier ámbito, sea profesional (emprendedores, empresarios, autónomos, trabajadores de una compañía o de un sector) o personal (colectivos en riesgo de exclusión, personas que han perdido seres queridos, enfermos…). Y la idea es que esas reuniones nos sirvan para contextualizar los problemas, éxitos o retos a los que nos enfrentamos en el día a día, escuchando los de nuestros compañeros, recibiendo apoyo y/o sugerencias de cómo solventarlo, y proponiendo nosotros solución a los suyos en base a nuestro conocimiento.

No era la primera vez que participaba en uno, y de hecho, es una de las cosas que tengo pendiente poner en marcha (no sé si presencial o vía hangouts/skype; si está interesado hágamelo saber), habida cuenta de que aunque soy una persona bastante introvertida (sí, sé que no lo parece), y por ello, el trabajar desde casa es algo que me encanta, entiendo el valor que tiene socializar más allá de las ocasionales reuniones de trabajo o quedadas con amigos.

Pero vamos al grano.

El caso es que en esta reunión, realizada en una de las oficinas de la Universidad de Stanford, se propuso hablar del tema de la felicidad y los objetivos de vida que cada uno teníamos, y curiosamente, me di cuenta de que de las 11 personas que formábamos el grupo solo dos (quien lo propuso y un servidor) habíamos interiorizado la importancia de marcarse objetivos.

Y recalco, que hablamos de un grupo de emprendedores. Gente que sin a lugar a dudas tiene inquietudes, cuyo trabajo depende precisamente de la consecución de una serie de hitos con un riesgo considerable.


Conté entonces mi metodología de definición de objetivos. El cómo preparo mi lista de objetivos, cosa que hago cada año por estas fechas, y motivo de ello, y en vista a que la mayoría pareció interesarle el asunto, lo hago público por estos lares, para animarle a usted a probarlo, o como mínimo para que esté al tanto de una de las múltiples formas que tenemos de afrontar el camino que nos queda.

La regla de los 3 objetivos

Sinceramente, no tengo ni idea de si esto que voy a definir ahora ya ha sido estandarizado bajo algún término en particular. Lo más probable es que un servidor fuera picando de aquí y de allá en diferentes teorías sobre la felicidad del ser humano, el cómo afrontar el éxito y el fracaso y demás lectura típica del manoseado mundo de la autoayuda (del cual cada vez soy más escéptico), para llegar a una formalizar una lista que acostumbro a escribir por estas fechas y que guardo en un sobre que solo abro a finales del siguiente año.

En esta hoja lo que intento es definir los 3 objetivos que me marco para los próximos 365 días. Cada uno tiene un ámbito específico (en mi caso, personal, familiar y profesional, pero que cada uno elija sus ámbitos), y todos ellos deben cumplir una serie de pautas que evitan principalmente la tendencia que tenemos a marcarnos objetivos que no son reales, o cuya resolución requiere la fijación de nuevos objetivos. A saber:

  • Cada objetivo debe estar claramente definido: Marcarse como objetivo «Ganar X más al mes» no tiene una consecución específica. Por contra, «sacar adelante X proyecto profesional» o «monetizar X servicio de X manera» nos permite llegar a ese primer objetivo, y además lo hace de una manera claramente argumentada.
  • Cada objetivo debe ser un fin en sí mismo: De la misma manera que el anterior, «Ganar X más al mes» no es un fin, sino un medio para obtener un fin. Ese X más que queremos seguramente venga motivado por la compra o alquiler de X producto, porque esperamos poder realizar X actividad extra. Pues el objetivo es precisamente ese, no el anterior.
  • En la medida de lo posible, cada objetivo debería depender de uno mismo: No siempre es posible (y de hecho, me llevaré la contraria en uno de los que me he propuesto este año), pero si por ejemplo estamos en una relación complicada, marcarse como objetivo «mejorar la relación con nuestra pareja» está, seguramente, abocado al fracaso. Por contra, lo que podemos hacer es buscar aquellas acciones personales que hacen que esa relación vaya mal, y marcarlas como objetivo. Ejemplo: «Pasar más tiempo con mi pareja» o «Dejar de beber».
  • Imperativos vs a dubitativos: Parece una obviedad, pero hay mucha diferencia entre «Dejar de beber» y «Tengo que dejar de beber», o «Debo de dejar de beber». En el primero el núcleo del objetivo es la acción, mientras que en los segundos, el núcleo es la necesidad o recomendación de realizar la acción. Ojito con esto, ya que aunque sea inconscientemente, afrontamos de distinta manera un objetivo según cómo lo hayamos definido.

Mis objetivos del 2016 y el resultado a finales de año

A finales del 2015, como cada año, me fijé unos objetivos, y estas han sido las conclusiones:

  • Personal – Recuperar la rutina de hacer deporte: Es algo que con el paso del tiempo había perdido. Y es algo que me encanta. He pasado más de la mitad de mi vida compitiendo (natación), y con el trajín de los últimos años de universidad y los primeros de trabajo por cuenta ajena, lo tenía abandonado. Las escusas, las de siempre: Que si no tengo tiempo, que para ir un par de días no voy, que si cuesta mucho… Pero lo cierto es que TODOS podemos hacerlo si de verdad queremos. Actualmente, y después de un año con vaivenes, puedo decir que ya lo he instaurado como rutina. Salvando contadas ocasiones (los miembros de la Comunidad sabéis que estas últimas semanas han sido bastante duras para mis seres queridos), estoy yendo al gimnasio o piscina entre dos y tres veces a la semana. Como hobby, nada de a nivel competitivo. Y espero que sea algo que no vuelva a perder.
  • Familiar – Pasar más tiempo con los míos: Es curioso que diga esto trabajando desde casa, pero cierto es que hubo épocas en las que me he centrado demasiado en el mundo de los bits y he dejado de lado a mis seres queridos. Unido a aquel objetivo del año anterior (Saber decir que Sí), el siguiente paso era anteponer la familia antes que mis hobbies y/o que el trabajo, cosa que creo que he conseguido, habida cuenta de que ahora intento respetar los fines de semana (ya no publico en ellos) y también alguna que otra fiesta, como pasó en este último lunes.
  • Profesional – Saber decir que No: Aprendido ya el saber decir que sí (todavía me cuesta apuntarme a cambios de planes que me trastoquen súbitamente la rutina de la semana), el siguiente paso era replicar eso mismo pero en el ámbito profesional, y con la negación a propuestas que bajo mi humilde opinión no me iban a ser lo suficientemente rentables. Es algo de lo que ya he hablado por estos lares. Actualmente solo cojo como máximo un cliente nuevo al mes, y mantengo un límite de cuatro clientes máximo en paralelo. Así me evito dolores de cabeza y no poder cumplir con los plazos acordados.

Mis objetivos para el 2017

Por primera vez hago públicos mis objetivos para el año que viene. Ya veremos si consigo que se cumplan:

  • Personal – Practicar Yoga cada mañana: Del viaje a la India me traje ese interés por la rama espiritual de esta actividad. Sobra decir que no soy (lamentablemente) una persona religiosa, pero sí creo en el valor de la meditación como herramienta de control de nuestros instintos más básicos (miedo, tensión, alegría…), y de los beneficios que tiene tanto a nivel biológico como a nivel físico. Por ello, quiero proponerme dedicar entre 5 y 10 minutos cada mañana a realizar esta actividad. A aprender a desconectar realmente del mundo durante unos instantes, y fortalecer mi mente para cuando la CIA o la NSA me detenga :P.
  • Familiar – Conocer una nueva cultura cada año: Es algo que de una u otra manera llevo tiempo haciendo (intento celebrar mi cumpleaños siempre en un país distinto), pero no lo había interiorizado hasta ahora. Disfrutar de esa experiencia de encontrarse ante algo desconocido con los más cercanos al menos una vez al año, e invertir siempre que sea posible en experiencias, que es a fin de cuentas el bien más valioso que podemos llevarnos.
  • Profesional – Diversificar ingresos para ser económicamente sostenible: Aunque este año ya he dado pasos en este objetivo, sigo dependiendo demasiado de uno de mis clientes (en torno al 65%). Lo que hace que aunque no sea un trabajador por cuenta ajena, si se me cae el resultado sea semejante. La idea es buscar canales alternativos de financiación que sean más o menos estables en el tiempo. En vista a que el proyecto de crowdfunding de esta comunidad NO es ni tan siquiera rentable (y que seguramente no lo sea durante mucho tiempo), tengo en mente este año sacar adelante un par de iniciativas que quizás ayuden a la consecución de este objetivo. Y espero que, unido al olfato cada vez más experimentado (quiero pensar) ante propuestas de negocio que me llegan, acabe dando con la clave para acercarme un poco más a esa ansiada libertad económica (no tener que preocuparte de cuánto dinero queda en el cuenta).

De estos tres, como verás, el más complicado de cumplir es el tercero. Los otros dos, a fin de cuentas, exigen constancia y motivación, nada más. Y es que en efecto me he llevado la contraria a la hora de definirlo, ya que no depende exclusivamente de mi (aunque bien es verdad que la suerte se consigue con trabajo y más trabajo). ¿Pero qué seríamos si no nos pusiéramos objetivos que supusieran un verdadero reto?

No quería terminar este artículo, que será el último del 2016, sin desearle un próspero Año Nuevo, y animarle a que lo empiece proponiéndose tres objetivos, compartiéndolos con todos nosotros y sugiriéndome mejoras o alternativas en lo anteriormente expuesto.


Buen comienzo del año, y suerte con la cena de Noche Vieja :).