Bots y su responsabilidad.

Ya hemos hablado bastantes veces de los derechos de autor, y toda esa legislación  (y comercio) alrededor de la idea de propiedad del arte previo, de como el sistema actual intenta cazar moscas a cañonazos implementando medidas salomónicas y por lo general, dándose de bruces en los juzgados cuando coincide que está al frente algún juez con cabeza.


Como bien sabéis, cualquier dueño de algún contenido con derechos de autor tiene la potestad de denunciar webs que inflijan su contenido, con la idea de que páginas como Google y Youtube, por mediacción de la Digital Millennium Copyright Act (DMCA), censure su contenido. Navegar por toda la basta red de internet es una cuestión casi imposible, y requeriría un cojín económico muy amplio, algo que en general, no acaba por reportar tanto beneficio (afortunadamente) como por ejemplo mandar a juicio a la competencia para parar su producción (nótese la ironía).

Para ello, las grandes compañías con productos de propietario implementan elaborados sistemas automatizados de bots que navegan por internet y crean bases de datos con direcciones que en principio vulneran sus derechos de autor. Lo simpático de todo esto es que estos bots fallan casi más que lo que aciertan, y encima la herramienta de censura de Google tampoco tiene presencia humana, por lo que acaban ocurriendo situaciones tales como que Windows acabe censurando a la BBC, al gobierno de EEUU, Wikipedia, o incluso a su propio buscador Bing por supuesta distribución de copias ilegales.

Lo peor de todo es que, aunque el gestor de censura de Google tenga en su haber listas de páginas no censurables (es estúpido pensar que el mismo gobierno de EEUU, o la Wikipedia esté compartiendo archivos con copia de seguridad), otras webs que pueden aparecer en las mismas bases de datos recibirán su consiguiente censura hasta que el asunto se resuelva. De hecho, por el simple hecho de estar hablando de esto, un bot de Microsoft podría entender que estoy pasando ilegalmente copias de su producto y borrarme de la faz de Google.

En definitiva, la DMCA falla más que acierta. Un poquito de por favor.