Creditos peliculas

Este año tiene pinta que a Élia y a un servidor nos va a tocar quedarnos por Madrid en verano, justo las fechas donde peor tiempo hace.


En la casa tenemos, como ya casi es obligatorio por estas lindes, unos cuantos aires acondicionados instalados. Pero teniendo también pisito en el norte, lo habitual es que aprovechemos estas fechas para huir del calor, y de paso estar a las orillas de la playa.

El caso es que, como decía, este año tiene toda la pinta de que nanai del paraguay. Temas personales y profesionales que se han unido en un cóctel perfecto, adobado, como no podría ser de otra manera, con los timing que se manejan para la vacunación de los que estamos entre los 30-40 años (¿en serio me va a tocar vacunarme en agosto-septiembre?).

Con eso en mente, hemos aprovechado los Prime Day de hace unos días para cambiar las hamacas que teníamos en el jardín por otras bastante mejores, con sus cojincitos, su mesa de mimbre plastificado para dejar las palomitas y todo, y así poder disfrutar aún mejor de ese cine al aire libre que desde hace tiempo nos montamos en el jardín algunos fines de semana.

Este fue el caso del día de ayer, para el que tenía reservado una cita de nivel: Luca, la nueva película de Pixar, que al menos para un servidor había pasado totalmente desapercibida hasta que justo la semana pasada se estrenó en Disney+.

¿La película? Pues una maravilla, para variar. Creo que Pixar es de las pocas grandes productoras que difícilmente tendrá detractores en su catálogo. Te puede gustar más o menos la animación, pero lo cierto es que son los mejores (con permiso de la propia Disney) en esto de contar historias que entretienen a los más pequeños, y que dejan poso en las mentes de los “más mayores”.

Pues eso, que estuvimos disfrutando de una noche tranquila y entretenida, y vengo aquí a hablarte no de la película en sí, sino de lo que ocurre cuando la película termina.

De los créditos, vaya. Y sin spoilers, por supuesto.


Porque de un tiempo a esta parte, lo que está ocurriendo con este elemento cinematográfico daría casi para hacer una superproducción.

Yo ahí lo dejo, Pixar :D.

De cuando las películas terminaban cuando aparecía el cartel de The End

Quizás los viejos del lugar lo recordéis.

Antaño tú ibas al cine a ver una película, y disfrutabas de ella hasta que en un momento dado, salía el rótulo de Fin.

En ese momento, se encendían las luces, y tu aprovechabas para recoger el macuto, ocultar los restos del festín calórico que te habías metido entre pecho y espalda, y salir de la sala mientras el proyector seguía reproduciendo una suerte de Biblia de versos, que dicen las malas lenguas que eran los nombres de todos los que habían hecho posible la obra.

Que lo mismo, para salir de la sala, tenías que pasar casi por encima de alguna pareja que estaba todavía demasiado poco interesada en levantarse de sus butacas. O que, quizás, en ese lateral, había un hombre de gafa pasta agazapado, sibarita del cine, que por convicción, se quedaba siempre hasta que los limpiadores, cansados de esperar a que el susodicho se levantase, le invitaban amablemente a que se fuera a su puta casa.

Pero oye, tú ya sabías que “todo el pescao estaba vendido”, que “c’est fini”, que te podías ir tranquilo. Lo que fuera que el director y el resto del equipo te querían haber contado en esa hora larga, ya estaba contado.


Que no había remordimiento alguno en irte y no dar crédito a todos esos nombres desplegados frente a ti. Ya habías cumplido.

Punto.

Y entonces los créditos pasan a ser parte de la narrativa

Creo que va a ser difícil saber con certeza quién fue el primero que tiró la piedra. A la mente se me vienen las películas de Marvel, claro, pero digo yo que esto ya estaba inventado de hace tiempo.

La cuestión es que, de pronto, algunos cineastas encontraron su aquel en colocar, o a media mitad, o al final de los créditos, una escenita.

El colofón final.

Así, por ver qué pasaba. ¿Se quedará la gente a aguantar los cinco minutos infumables de créditos por ver unos segundos más?

Y la cosa pareció que funcionó, sobre todo cuando las películas dejaron de ser simplemente películas, y se transformaron en series cinematográficas. En historias que no tenían un comienzo y un final, sino un comienzo, un final abierto, el año que viene otro final abierto, el que viene…


De esto, como decía, Marvel supo con el MCU dar una vuelta de tuerca a la forma que tenemos de entender las franquicias cinematográficas, y elaboró, primero de pura casualidad, y luego ya de forma totalmente premeditada, una ingente cantidad de lanzamientos en la gran pantalla que tendrían que ser consumidos en estricto orden, ya que en sí mismos funcionan como una serie conectada.

Con escenas y apariciones de diferentes superhéroes y villanos en cada película, y con la guinda del pastel: esas escenas pos-créditos que adelantaban los acontecimientos de la siguiente supreproducción.

Pues bien, a esto júntale el cada vez más habitual, sobre todo en películas de comedia y animación, aprovechamiento de los créditos de final de película para contarte más.

Algo que, recalco, no inventó el cine, sino la pequeña pantalla. En series televisivas no era raro ya desde hace bastante tiempo que al final del capítulo se mostrasen tomas falsas mientras los créditos iban pasando. En el último capítulo de Loki, el de esta semana, también han incluido una escena pos-crétitos que es casi más importante que todo lo que ocurre en el capítulo.

Y con esto engancho directamente con Pixar, y en particular con Luca.

El final de una película acaba después de su escena poscréditos

La película, sin spoilers, cuenta la historia de un monstruo marino (el sireno de algunas mitologías, como la astur) que descubre que si sale del agua se transforma en un ser humano. Es por tanto una historia de aventuras, sobre la importancia de la experimentación en la adolescencia. Una obra sobre la amistad y la familia.

Y sí, tiene su inicio, su nudo, y su desenlace.

La cuestión es que, cuando vemos los títulos de fin de película, Luca tiene aún bastante que contarnos, ya que:

  • Por un lado, sus créditos vienen acompañados por dibujos que narran lo que a todas luces ocurre en los años próximos al fin de la película. Que gracias a ellos sabremos qué será de la vida de todos sus protagonistas.
  • Por otro lado, hay una esperable escena pos-créditos. Que, dicho sea de paso, no aporta mucho más que un gimmick de guión. Pero que sirve de excusa para mantenernos pegados esos minutos anteriores.

Una forma maravillosamente elegante de dar mayor reconocimiento a una figura tan dennostada históricamente como es la de los créditos de fin de película.

De pronto, este “mal menor y necesario” se vuelve interesante, ya que parte de la narrativa de la obra está reflejada en él. Y gracias a ello, el papel de este elemento cobra la importancia que tendría que tener, por eso de que entre secuencia y secuencia, lo mismo te acabas fijando en el nombre de alguno de los miembros del reparto o del equipo que hay detrás. Justo para lo que están los créditos.

Descontando ese placer culpable de camadería que tiene uno cuando, tras haberse acabado la película hace ya unos minutos, y estar cuatro gatos en la sala del cine, las luces se vuelven a apagar, y toca ver esa escena (o doble escena) que todos aquellos inconscientes, que ya se han ido, se van a perder.

En fin, que quería dejar por aquí esta reflexión.

Bienvenido sean los créditos ilustrados o acompañados de tomas falsas. Y bienvenidas sean las escenas pos-créditos. Sobre todo si estos dos vienen juntos en la misma obra, y se han mimado tanto como ocurre en Luca.

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