nexus 6p


Ya tenemos por estos lares los nuevos integrantes de la familia Nexus. Dos terminales diseñados por Huawei, con la batuta de Google, que me presentan las suficientes dudas como para dedicarles un artículo.

Y no lo digo por sus prestaciones. Tanto en su versión de gama media (Nexus 5X (ES)) como en la de gama alta (Nexus 6P (ES)), estamos ante terminales como mínimo a la vanguardia del mercado.

Es más, la cámara, por lo que parecen comentar las reviews angloparlantes (Engadget (5X, 6P), TechCrunch (5X, 6P)), es de lo mejorcito que hay hoy en día disponible en el mundo mobile. Comparable en todo caso con la del nuevo iPhone.

Pero dejando de lado todo esto, lo que no acabo de comprender es precisamente algunas de las decisiones que han dirigido tanto el diseño como la internacionalización del pricing en estos dos modelos.

Dos movimiento que intentaré analizar al detalle en este artículo.

El sensor de huella dactilar

El primer paso en este análisis es el sensor de huella dactilar. Por dos motivos:

El principal, es la paulatina hegemonía de este sensor como commodity del mercado de electrónica de consumo. Un sistema de identificación que como ya hemos dicho en más de una ocasión, presenta retos verdaderamente importantes:


  • Por un lado, es quizás de los sistemas de autenticación más cómodos para el usuario (pones el dedo un par de segundos y listo).
  • Por otro, es en cómo se guarda el patrón de la huella lo que a algunos nos acaba quitando el sueño, puesto que hablamos de identificación biométrica, y por ende, identificación basada en porcentajes y no en exactitud (un password debe ser igual al password que hemos creado con anterioridad para aceptar el acceso; un sensor de huella dactilar admite un porcentaje de error), que para colmo es única para cada uno de nosotros, susceptible a un robo que podría tener efectos desastrosos (si nos roban una contraseña, la cambiamos y punto, pero si nos roban la huella dactilar, ¿qué hacemos? Porque nuestro dedo va a ser nuestro para toda la vida).

Y aun así, hay acercamientos que sin duda apuntan bastante alto, como es el sistema de gestión de patrones biométricos en local que ha implementado Apple en sus iPhone. Dedicar un chip específico solo para la gestión en local (el patrón no sale nunca del terminal) de la identidad, sin otra manera de acceso que por las APIs más restrictivas del sistema.

Que el problema, ojo, sigue estando presente, pero el riesgo se minimiza bastante (resulta muy, muy complicado, sacar esa huella del TouchID).

Lo incluyen los nuevos Nexus y prácticamente todos los terminales de gama alta. Pero es que incluso lo empezamos a ver en tablets, y parece que va a volver a tomar impulso en el mundo de los portátiles. Un nuevo ejemplo de cómo la comodidad debe anteponerse a la restricción, siempre y cuando con el cambio no se pierda seguridad (cosa que en principio, y salvando esos obstáculos arriba mencionados, no deberíamos considerar que está pasando).

Pero el otro punto sí me preocupa, o al menos, me resulta interesante de analizar. Hablamos de la decisión de situar el sensor biométrico en la parte de atrás del dispositivo, en vez de en el típico botón Home del frontal. Precisamente el tipo de cambio que pide a gritos una funda específica (ES) (que ya las hay, sí, y para todos los gustos).

Atendiendo a la usabilidad, lo cierto es que la idea no parece nada descabellada. Los dedos cuando sujetamos el terminal suelen estar detrás del cacharrito, por lo que tiene sentido que se coloque ahí.

Pero ¿qué hay de la asociación del botón y el sensor que hemos visto hasta ahora en móviles? Porque este botón físico sigue estando en la mayoría de dispositivos, y parecía hasta ahora adecuado unificar estos dos elementos en uno, de forma que ambos compartieran valores (el botón que nos lleva a la página principal es también el mismo que nos permite demostrar que somos nosotros).

Una asociación que curiosamente no se ha dado en el mundo del sobremesa, inclusive en los ultrabooks y ese touchpad que parece a priori el elemento más semejante. Como el espacio sobra, dedicamos un elemento específico para la huella y otro para la interacción, separando dos conceptos distintos (con uno navegas, con otro te identificas).


Y sinceramente, el tiempo dirá si esta decisión es un acierto o un fracaso. Si la usabilidad que supuestamente ganaremos es suficiente como para aceptar que haya dos elementos diferenciales que a veces (solo a veces) deben jugar en consonancia.

Por ejemplo, se me ocurre que los pagos in situ mediante este sistema van a ser algo menos cómodos de efectuar, al tener que abrir o aceptar la transacción, manteniendo el terminal a escasos centímetros del TPV, y convenientemente sujeto para utilizar el sensor. Eso, o darle la vuelta al mismo según el paso que tengamos que hacer.

El cambio dolar-euro

Pero si hay algo que ha levantado ampollas en la comunidad esto ha sido sin lugar a duda la diferencia de precio que hay entre el terminal americano y el que nos llega a Europa. De 379 y 499 dólares de partida (modelos de 16GBs) en Estados Unidos, a los 479 y 649 euros con los que desembarcan en España.

Claro está, contando que el precio estadounidense está falto de sumar los impuestos de cada ciudad (en torno al 8%), y que los de España ya tienen el IVA sumado. Pero aun así, y haciendo cálculos de abuela, la venta de un Nexus 5X en España a Google le sale por casi 50 euros de beneficio extra, y si hablamos del Nexus 6P, supera los 100.

Un cambio que empezó Apple este año aprovechando la devaluación del euro, pero sin llegar a los extremos que hemos visto en estos dos terminales (a fin de cuentas, Apple ya se lleva bastante margen de beneficio con cada dispositivo sin meterle incrementos locales).

Justo la diferencia que hace que estos smartphones pasen de una muy buena elección (calidad-precio), a una buena elección a secas. El precio que parece que hay que pagar por tener actualizaciones recurrentes, por llevar el sello de Google, por una experiencia Android pura.

¿La alternativa? Los ojos fijos en china, ya me entiende usted. Si aceptamos lo que nos perdemos por el camino (justo lo que nos ofrecen los Google Devices como diferencial), nuestra cartera se verá agradecida.


Así que nos toca elegir. ¿Por qué nos decantamos?