Dije ya hace unas semanas que no iba a hacer una review sobre el Xiaomi Mi 9T, pero al final, entre una y otra cosa, estoy contando más del terminal de lo que esperaba.
Cerca ya de un par de meses desde que me lo agenciara, y no puedo estar más contento.
Lo comentaba no hace mucho en esa pieza en la que hacía comparativa fotográfica de las fotos tomadas con la cámara stock (la que viene instalada por defecto) y el port de la Google Cámara.
Que aún me sigue pareciendo sorprendente lo mucho que puede cambiar una toma solo por la aplicación de cámara que utilicemos. Todo gracias a esa fotografía computerizada que es a día de hoy donde los fabricantes más están innovando de lejos en esto de llevar un ordenador en el bolsillo.
De autonomía, con esos 4.000 mAh y carga rápida de hasta 18w, va más que sobradísimo. Para un uso intenso llegas de sobra a la noche, pero la mayoría de las veces, y con el uso diario esperable, por poder podría ponerlo a cargar cada día y medio, dos días.
Me daba algo de miedete el tema de que hubieran apostado por el lector de huella dactilar dentro de la propia pantalla, sobre todo porque había oído que al menos en el Xiaomi Mi A3 la velocidad de reconocimiento dejaba bastante que desear.
Y sin embargo, creo que aglutina lo mejor de ambos mundos: no sacrificar margen de pantalla y mantenerlo delante, de forma que resulta muy cómodo de desbloquear cuando lo tenemos encima de una mesa (los que trabajamos en despacho sabemos lo importante que es esto), sin tener que cogerlo para colocar el maldito dedito en la parte trasera.
Y es que precisamente quería hablar del «todo pantalla», que sin lugar a duda es el frente a combatir de esta generación de smartphones, y cuyas numerosas iteracciones hemos ido sufriendo en anteriores generaciones:
- Del uso de botones físicos, a la digitalización de los botones, (que ¡ojo!, me toca comerme mis palabras en 2013 cuando dije que la paulatina digitalización de los botones del menú era un error), para llegar al punto actual, con un sistema operativo gestionado enteramente con gestos (a esta tendencia sí me sumé rápidamente cuando aún en smartphones era impensable).
El otro día, por cierto, tuve que resetear a fábrica mi antiguo Xiaomi Mi A2 para volver a configurárselo a mi madre, y me ha resultado curioso darme cuenta de lo mucho que me cuesta ahora tener que tener que utilizar el botón (digital) de ir hacia atrás, cuando con la nueva versión de Android, y en MIUI, simplemente arrastrando el dedo desde un lateral lo haces.
- De los bordes «generosos» que protegían las pantallas, pasando por ese despropósito de pantallas curvas cuya usabilidad da más problemas que beneficios (¡Hola Samsung!), al escenario actual donde los marcos prácticamente son inexistentes.
- Y sobre todo, con la paulatina eliminación de la barra superior, históricamente utilizada para colocar la o las cámaras, sensores y el altavoz, hasta el diseño de terminales como el Xiaomi Mi 9T y 9T pro (por cierto, para alguien que no juega en exceso a videojuegos en el móvil, pagar 90 euros más por mejor procesador y algo menos de autonomía como que no) que dan sentido a esta pieza, que optan directamente por sacar del frontal incluso hasta la cámara delantera, que pasa a ser retráctil.
Es así como llego al tema del que quería hablar hoy.
Porque frente a la figura del notch, indistintamente de si se trata de un notch grueso, uno en forma de isla, de archipiélago o de como diablos lo quieras llamar, colocado en una esquina o centrado, ha sido como ya afirmamos en su día meras iteracciones para llegar a eliminar la cámara del frontal, cuyo culmen por ahora está en las cámaras delanteras retráctiles, y que quizás de aquí en unos años acabe en las cámaras delanteras bajo la pantalla.
Y es que la cámara retráctil tiene dos principales ventajas y una desventaja.
Vamos a hablar más en profundidad de ello:
Primera ventaja: No ocupa (ni se ensucia)
La primera parada es obvia.
Hablamos de una cámara que la mayor parte del tiempo está oculta, por lo que conseguimos a priori el primer hito de ofrecer una experiencia «todo pantalla» verdadera.
Lo que significa, de paso, que a menor tamaño de smartphone tendremos más pantalla útil. Y que si a esto le unes el hecho de poder activar la gestión por gestos eliminando de paso la barra inferior de botones, da como resultado que:
En un terminal como el Xiaomi Mi 9T que tiene prácticamente las mismas dimensiones que el Xiaomi Mi A2, la pantalla pasa de ser de 5,99 pulgadas (y realmente de alrededor de 5,7″ si descontamos la barra inferior de botones) a 6,39 pulgadas. Un tamaño que así por números se antoja enorme, y que realmente en la mano, y por no necesitar márgenes a su alrededor, se hace igual de manejable.
Hablamos de una cámara que se activará únicamente cuando así lo precisemos (activemos en la aplicación de cámara la cámara delantera, o tengamos activo el desbloqueo facial y estemos en la pantalla de desbloqueo), manteniéndose oculta de forma automática el resto del tiempo.
Ergo, menos posibilidades de que se ralle o ensucie.
Segunda ventaja: Mayor privacidad
Esta quizás no la habías pensado, pero es que al tener la cámara oculta, sabes sí o sí cuando está activa, ya que tiene que salir del lateral, y por tanto cualquier spyware que te hayan instalado o no podrá sacarte fotos, o será fácilmente identificable (tu cámara saldría cada X segundos para hacer la foto, algo que sin lugar a duda llama mucho la atención).
Que puede parecer una tontería, pero gracias a ello no es necesario ponerle al smartphone el típico switch off de cámara (ES) que sí tenemos por defecto la mayoría de los que nos dedicamos a esto en nuestros dispositivos de escritorio, y que como expliqué en la televisión no hace mucho he llevado hasta el momento también en mis smartphones.
Un pequeño plus de privacidad que viene autoimpuesto por el diseño del hardware, y que en este caso se agradece.
Principal desventaja: Un componente mecánico, ergo con un ciclo de vida limitado
Los detractores de las cámaras retráctiles harían bien en argumentar que al depender la cámara de un componente mecánico (lo que hace que pueda ascender y descender para salir u ocultarse), esto a la larga acabará dando problemas.
Que también es verdad que teniendo en cuenta el ciclo de vida útil de un smartphone actual (¿dos, tres años?), y más aún, el precio que tienen smartphones como el Xiaomi Mi 9T, que puedes encontrar en Amazon con garantía europea a alrededor de 300 euros (ES) lo más probable es que renueves el terminal varios años antes de que esta pieza empiece a dar problema.
Lo que no quita que sea un elemento que resta ciclo de vida al terminal.
Poco sobre todo si como un servidor no utilizas el sistema de desbloqueo facial (ya he explicado que me parece mucho más incómodo y hasta menos seguro), ya que las únicas veces que saco la cámara delantera es para hacer un selfie (y esto no es algo que haga tan siquiera semanalmente), pero un criterio a considerar si sobre todo eres de los que alargan todo lo habido y por haber el ciclo de vida, aún a sabiendas de que ya no recibe actualizaciones de software.
Es más, conforme avance la maduración del ecosistema móvil se me antoja que estos dispositivos acabarán por desterrar todo componente mecánico y abierto al exterior.
Lo hemos visto con los botones físicos del menú, lo estamos viendo con algunos terminales modernos con los botones de menú y encendido/apagado, que pasan del componente físico a uno basado en retroalimentación háptica (componente digital que emula la sensación de pulsar un botón), y con la llegada de las cargas inalámbricas empezamos a verlo también con algunos modelos que apuestan ya no solo por quitar el dichoso jack de 3.5mm, sino también algo tan a priori sagrado como el USB.
Que el futuro del smartphone pasa por ser un rectángulo sin entradas ni salidas de ningún tipo (hay algunos acercamientos previstos para este año como ese Meizu Zero o el Vivo Apex), comunicándose inalámbricamente con el resto de dispositivos a su alrededor.
Y en ese escenario las cámaras retráctiles no tienen cabida. Mal que me pese, de hecho, ya que tarde o temprano sacrificaremos otra vez privacidad en pos de hacer más robustos los terminales, incluyendo, como decía al principio de la pieza, la cámara detrás de la propia pantalla.
No estamos ni de lejos aún en este escenario, así que al menos vamos a disfrutar mientras podamos de las ventajas de una cámara delantera retráctil.
Yo lo estoy haciendo, y de qué manera, con mi cada vez menos nuevo juguetito :).
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