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obra creativa producto comercial

Una de las obras más conocidas de Andy Warhol son esas serigrafías de latas de sopa Campbell que en su día sacó, y que se vendieron como si no hubiera un mañana.

La defensa que hacía el artista a tamaña odisea pop fue simplemente que se trataba de “un experimento creativo”. Uno, por cierto, muy pero que muy lucrativo.

El caso es que saco a relucir este tema porque estos días hemos tenido un dramita parecido en el sector tech.

MetaBirkins, una empresa/artista que como su propio nombre indica, está muy metido en la criptoeconomía y el metaverso, sacó hace ya unos meses una serie de NFTs que “se inspiraban” en los productos de Hermès.

Una forma bonita de decir que eran una copia virtual descarada de los bolsos de esta firma de lujo. Eso sí, con otros decorados diferentes.


Obviamente, a la multinacional no debió de gustarle mucho la idea, y acabó denunciando al artista.

Esta semana pasada conocíamos que el juicio se había saldado con el apoyo del juez a la firma de moda, teniendo MetaBirkins que pagar 133.000 dólares (EN), que viene a ser algo más de lo que se supone que ha ganado con la venta de sus NFTs (125.000 dólares quitando impuestos y gastos del 1,1 millón que facturó Rothschild).

Pensaba no hablar de ello, pero es que me ha parecido muy interesante ver que la defensa de MetaBirkins se basó principalmente en definir su creación como una obra creativa. Exactamente igual que Andy Warhol.

Y, sin embargo, Hermès ha conseguido demostrar que lo que MetaBirkins vendía era un producto comercial. Ni un experimento, ni arte, ni mierdas: Un producto comercial.

Uno con el que han conseguido facturar 1,1 millones de dólares.

Punto.

LOS LÍMITES DE LOS DERECHOS DE AUTOR EN EL METAVERSO

Esta resolución me parece interesante porque marca un precedente sobre los límites de los derechos de autor en el metaverso.


Te puedes inspirar, como obviamente todos lo hacemos cuando creamos algo, en lo que terceros han creado previamente. Así es como, de hecho, el conocimiento humano ha evolucionado y se pasa generación tras generaicón.

Pero si la inspiración pasa a ser copia, y para colmo ganas dinero con ello, entramos en un escenario diferente. Uno que no debería estar permitido, y que por tanto debe ser sancionable.

Con los NFTs, y en general con toda la criptoeconomía que hay detrás del metaverso, está pasando mucho de esto segundo (productos copiados descaradamente cuyo fin principal es ganar dinero) y muy poco de lo primero (obras creativas que ayudan a evolucionar la creación humana), y por tanto sus creadores deben ser perseguidos y sancionados.

Pero pese a ello, el debate que ha circulado últimamente por Twitter y que vemos en Instagram ha sido de apoyo al pobre Rothschild, que no ha tardado en asegurar que estábamos ante otra gran lucha de David contra Goliath, y que esto “solo ayuda a las grandes marcas (EN)… cuando realmente está protegiendo a cualquiera que haya registrado una creación.

Sea Hermès, seas tú o sea yo.

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Articulo exclusivo PabloYglesias