Me ha encantado el estudio (EN) que recientemente presentaba el profesor de Hardvard, Sendhil Mullainathan y Laura Trucco, una estudiante de doctorado en economía, en referencia al fenómeno conocido como obsolescencia programada, tan presente en el núcleo de un sistema económico como es el capitalismo, y más correctamente en cómo esta estrategia ha ido evolucionando hasta aplicarse de forma conceptual ya no únicamente en el propio producto, sino en la necesidad del comprador.


Planned obsolescence

Para ello, hacían uso de una herramienta tan democráticamente accesible como Google Trends, con dos búsquedas que dan para hablar largo y tendido.


 

En la primera, podemos observar las tendencias de búsqueda (ES) que los usuarios hicieron bajo los términos «iPhone slow» (iPhone lento). Como se puede apreciar, hay seis claros picos en la gráfica, que coinciden en fechas exactamente con las presentaciones del iPhone 3G, el 3GS, el 4, el 4S, el 5 y el 5C/5S. Seguramente haya caído en la conclusión de que cuando se presenta un nuevo dispositivo, inconscientemente vemos el nuestro más lento, y ello favorece el aumento de búsquedas para remediarlo. Y en parte está en lo cierto, pero si comparamos esta gráfica con la misma búsqueda basada en terminales Samsung Galaxy (ES) (Samsung Galaxy Slow), nos encontraremos con lo siguiente:

 

No hay picos claros que coincidirían con las presentaciones del nuevo dispositivo. Y tampoco podemos caer en la crítica fácil a las ventajas de un producto desarrollado desde 0 como los iPhones y la profunda fragmentación de otro como Android, lo cual deja varias observaciones sobre el funcionamiento de este nuevo capitalismo y la manipulación a la que estamos expuestos.

  • Obsolescencia programada tradicional: la paulatina disminución de los ciclos de vida del software lleva tiempo mermando los ciclos de vida del hardware artificialmente. La excusa es la sofisticación, y hasta cierto punto tiene su razón de ser. Pero sin duda en el mismo germen del capitalismo, es necesario instaurar una necesidad de renovación de los productos comerciales para mantener los engranajes del propio sistema económico, ya que si no la cadena trabajador/producto/cliente se acaba desmoronando (no tiene sentido que el trabajador vaya a trabajar para ganar el dinero si como cliente no siente la necesidad de comprar nuevos productos).
  • Obsolescencia programada mediante presión social: El paso siguiente es instaurar esa necesidad apelando a los sentimientos negativos de no contar con nuevas funcionalidades en el apartado social. El que tu vecino tenga más que tú. Una estrategia que Apple maneja a la perfección, generando toda una religión en torno a su marca, transformando clientes en embajadores, lo que les permite reducir el presupuesto de marketing y aun así crear tal expectación en el mercado.
  • Obsolescencia programada innata: la evolución de la anterior, en tanto en cuanto una marca es capaz, sin decir nada, de causar la sensación de malestar por tener un producto que en poco tiempo va a estar desactualizado. Se pierde por tanto la sensación de pertenencia al colectivo (el de los fanboys, o el de los fieles, si extrapolamos a la religión), aislando al individuo. Y por tanto, hace florecer la idea de obsolescencia desde su interior, sin precisar un fallo intencionado en el propio producto o la manipulación externa mediante publicidad.

Como usuario de Apple que soy, mi iMac del 2008 sigue funcionando como el primer día, y sin embargo, siento la necesidad, todavía controlada (gracias a Dios tengo todavía dos dedos de frente en estos temas), de cambiarlo por otro nuevo. Apple ya no necesita forzar la obsolescencia, puesto que el cliente tipo de sus productos ya la tiene instaurada en su subconsciente, mediante el magistral trabajo de control de marca que han llegado a diseñar.

Una nueva religión que produce obsolescencia programada en los fieles, y no necesariamente en sus productos. Realmente brillante, y espeluznante. Todo según cómo se mire :), y partiendo de la hipótesis de que controlar software y hardware no les esté permitiendo optimizar el primero para su uso en un segundo específico, dejando de lado por tanto a todos los anteriores.


 

Imagen de iConcept, Planned obsolescence (EN) cedida por Depositphotos.com.