Artículo originalmente publicado en el La U – El diario de Kampussia nº 134, periódico de actualidad universitaria, columna «Tecnología», con una tirada de 60.000 ejemplares en 55 universidades de España.
Desde hace tiempo sigo con gran interés el ecosistema memético que las nuevas generaciones
(quizás hasta me pueda incluir aún en ellas) están desarrllando estos últimos años, y es que estos elementos tan sencillos (la mayoría simples imágenes con texto) y aparantemente insulsos albergan en su interior el germen perfecto de la viralización y expresión colectiva más agresiva.
4chan o 9gag, o la española forocoches podrían ser consideradas como centros neurálgicos de esta especie cultural, desde donde se difunden, abandonando la posible autoría de cada obra, de forma indiscriminada, incluyéndole significado, modificándola e integrándola en otras, hasta el punto de conformar más una idea que algo tangible.
Sobre la temática, las hay muy variadas, pero tienden a ofrecer una lectura crítica de la realidad, tanto online como offline, del día a día, y de las costumbres humanas, desde el humor más sutil hasta la sátira más exacerbada.
El caso de «OLA KE ASE» es anecdótico por el simple hecho de ser de las primeras referencias locales que ha irrumpido con fuerza entre los adolescentes (y más que adolescentes). Quizás por ello nos sea aún más sencillo encariñarnos con la llama, y usarlo como ejemplificación crítica de esa generación casi perdida por la falta de interés y el fracaso escolar.