El mundo del streaming.
Para quien no lo conozca, Twitch es una de las páginas de streaming de videojuegos más conocida. Te conectes a la hora que te conectes, eliges el juego, y tienes al alcance de un click partidas que están en ese mismo momento ocurriendo, ya sean competitivas, amistosas, o proyectos de la talla de Twitch Plays pokémon (EN).
Las características son sencillas: Lo que vemos en la pantalla es un emulador del mítico pokémon Red de la Game Boy (dios bendito, habrá gente que ni haya conocido esta consola). Al otro lado, un bot de IRC, donde todos los jugadores pueden definir con simples comandos del tipo Up, Left, A, B,… las acciones a hacer. Para facilitar las cosas, se han incluido dos comandos extra. Por un lado, anarchy, que pone el bot en modo automático (todo lo que se escriba ocurre), y por otro democracy, en el que el bot guarda en caché las peticiones y en tiempo real realiza únicamente las más secundadas.
El resultado final es cuanto menos inquietante. Diecisiete días en los que el personaje se queda dando vueltas sobre sí mismo, o entrando y saliendo del menú continuamente. Eso, cuando nadie se pone de acuerdo, que otras veces, por asombroso que parezca, un grupo de usuarios toman en liderazgo y las cosas empiezan a funcionar. Sí, incluso en un sistema tan terriblemente desorganizado como este hay sitio para el avance, como podemos ver en el Google Doc (EN) de seguimiento de los hitos de la partida.
Y es precisamente esto a donde quería llegar. Me parece increíble que un sistema a priori tan rudimentario y caótico como el que tenemos entre manos pueda organizarse. Miles de personas con el mismo mando, y entre el abismo de confusión, algún que otro momento de inspiración llevan al intrépido Ash Ketchum a salir del Pueblo Paleta y probar suerte contra los enemigos salvajes. Todo ello venciendo ya no solo a los clásicos trolls y usuarios que acaban de conectarse, sino a las propias restricciones del servicio (se entiende que al ser un streaming habrá como mínimo unos pocos segundos de delay entre las acciones pedidas y su reproducción).
¿Veremos el final del juego algún día?