pagina web vs app

No es la primera vez que me lo encuentro, y por ende, lo que me sorprende es que no le haya dedicado una pieza por estos lares.


La cuestión es que cada vez más me encuentro empresas que se me acercan con una idea preconcebida de los soportes digitales que quieren que desarrolle. Sin plantearse si realmente es algo que su proyecto necesita.

Que lo que está de moda hoy en día es tener una aplicación móvil.

El problema, y es por ello que me he animado a hablar de esto por aquí, es que realmente no todos los proyectos necesitan una app. Es más, incluso no todos los proyectos necesitan una web.

Vamos por partes.

La filosofía de mobile first

Estoy estos días envuelto en un proyecto para rediseñar una página de una universidad que, como cabría esperar, ha sido en su día desarrollada con un gestor de contenido propio, y que por supuesto no cuenta con una navegación cómoda en dispositivos móviles.

Y esto es casi la única verdad absoluta que puedo decirte hoy en día:

Tu proyecto necesita tener presencia digital. Y además, que esa presencia sea, como mínimo, disfrutable en un dispositivo móvil.


Y fíjate que lo dice uno cuya audiencia, con un aplastante 70%, visita esta página desde dispositivos de escritorio.

Que si no hiciera de consultor y me fijara únicamente en mis números, presuponiendo que mi realidad es la realidad de toda la industria y que además no tiene nada que ver con que el perfil tipo de mi audiencia es claramente más especializado que el de la media (empresarios y emprendedores que me leéis desde la oficina, ingenieros, técnicos…), tendría que decir eso de que de mobile first nanai, que la gente sigue prefiriendo navegar reposadamente en su ordenador a golpe de click.

Y estaría totalmente equivocado. Desde hace ya unos años la navegación desde dispositivos móviles ha superado con creces a la de escritorio. Hasta el punto de que Google, la puerta al Internet de occidente, hace ya un tiempo decidió centrarse en implementar mejoras para la versión móvil de su buscador, no para la del escritorio.

El cambio es ya una realidad incluso en países desarrollados, donde todavía hay un porcentaje significativo de ordenadores en oficinas y casas. Pero sobre todo, lo ha hecho en los países emergentes. Todos esos que se han subido a la revolución digital directamente desde un smartphone, sin pasar en muchos casos por el histórico PC.

Decía que por aquí el usuario tipo me lee más desde escritorio, pero es que si nos atenemos puramente a ingresos publicitarios, la cosa se torna al lado contrario:

Prácticamente un 70% de los ingresos provenientes de publicidad programática de esta página vienen dados por dispositivos móviles.

Aquí, como todo, hay una explicación sencilla. Aunque haya menos volumen de visitas desde móviles, la mayoría de móviles no tienen bloqueadores de publicidad instalados, frente a la audiencia de escritorio, que recalco en mi caso tiene un perfil medio/avanzado y que por ende, ya no solo utilizan bloqueadores sino que por dejadez (o desconocimiento, que también los hay de esos) dejan el bloqueador puesto y activo por defecto incluso en aquellas páginas como esta, que hacemos un uso responsable de la publicidad (nada de interesticiales, nada de popups, nada de publicidad invasiva).


La mayoría de proyectos no necesitan una app móvil

Y esto es una verdad como un templo.

Para un servidor lo fácil sería venderle a todo quisqui que su negocio necesita una aplicación para escalar. Yo hace tiempo que no me meto en desarrollos a medida, pero sí me llevo comisión por los que gestiono, y al final, puesto que desarrollar una aplicación típicamente ronda los 5.000-10.000 euros, si fuera listo sería el negocio del siglo.

El problema con el mundo de las apps es que al precio propio del desarrollo se le hay que sumar el mantenimiento y la necesidad de un servidor dedicado.

Eso o apostar por esos aún pocos proveedores de hosting Java (ES/o el lenguaje que sea) que están democratizando afortunadamente el acceso a arquitectura autogestionada para proyectos de este tipo.

Y una vez tengamos el producto en el mercado, nos va a tocar luchar contra la reticencia esperable del usuario, que a no ser que de verdad el incentivo para instalar esa aplicación sea grande, en un mercado ya tan saturado de aplicaciones, requiere de una inversión en marketing y publicidad que puede doblar el presupuesto de desarrollo.

Todo esto no quita que haya proyectos cuyo principal baluarte es, precisamente, el poder contar con una app móvil. Que una cosa es que la mayoría de negocios no necesiten una app, y otra bien distinta es que no haya proyectos cuya mejor opción es, precisamente, tener una aplicación móvil:

Hace poco por ejemplo he empezado a gestionar el desarrollo de una para un cliente cuyo proyecto necesitaba tener un soporte informático que pudieran descargar varios cientos de personas para una serie de eventos que van a realizar en diferentes ciudades.


Ahí la figura de una aplicación cobra muchísimo más sentido que el de una web al uso.

El proyecto tiene, de hecho, simplemente una landing page que estamos moviendo con una estrategia de comunicación, marketing y publicidad bastante agresiva entre el target de usuarios potencialmente interesados en ella. Pero el grueso del desarrollo se ha centrado en dotar de funcionalidad a la aplicación.

E incluso puede que tampoco una página web

Esto ya es un poco más extraño, ya que como he explicado en más de una ocasión, sin página web somos vagabundos digitales.

Que a fin de cuentas nuestra página web debería ser el nexo común de toda nuestra presencia digital, por muy diseminada que esté en diferentes canales.

En todo caso, hay proyectos que, después de analizarlos, hemos llegado a la conclusión de que no tenía sentido tener una página web:

Este es el caso de un fotógrafo emprendedor al que asesoré hace ya unos meses, y que como era de esperar quería dar a conocer su trabajo.

Que ojo, no hablamos de un fotógrafo que viviera de trabajar para otros, sino de alguien cuyo negocio era vender fotos de stock, no hacer books, comuniones y bodas.

En este caso en particular la mayor parte del presupuesto se fue en la estrategia y gestión de redes sociales y publicidad, redirigiendo siempre a una de las dos plataformas donde vendía sus obras.

Y con ello nos ahorramos el presupuesto en desarrollo web (pon de media 1.000 euros). Y también su mantenimiento (según lo que cubra puede empezar en 100-150 euros al mes), el pago de un hosting como el de ANW (ES/por 5 euros al mes tienes uno que es de sobra para casi cualquier proyecto) e incluso, aunque es algo que apenas tiene impacto en la cartera, el del dominio (12-15 euros al año).

Y pese a todo…

… la mayoría de proyectos requieren como mínimo una de estas dos herramientas.

Que puedo contar con las manos los proyectos que me he encontrado en mi carrera profesional que podían vivir hoy en día sin una página web o sin una aplicación móvil.

Hay, como en todo, puntos medios. Por ahí tenemos las Progressive Web Apps, que heredan parte de la ventaja de una app nativa (acceso a los permisos del dispositivo, velocidad de carga) sin precisar mucha inversión en desarrollo (casi todo se hace vía HTML5).

Lo he estado tanteando hace poco para un proyecto de un restaurante que todavía está en standby.

Cuando lo tenga más maduro seguramente escribiré algo por aquí.

La cuestión, y es con esto con lo que quiero que te quedes, es que no porque la moda sea tener una aplicación móvil necesitas tener tú una.

Que lo sencillo suele ser lo más efectivo. Y que si en efecto queremos desarrollar una app, sepamos que junto a ello debería venir un estudio estratégico sobre los motivos y una planificación de marketing que consiga con los suficientes incentivos que la persona se anime a descargarla.

Si no habremos invertido bastante dinero para nada.

Avisad@ estás :).