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Bien sabéis los que me leéis por aquí que no le tengo especialmente miedo a los cambios. Más bien todo lo contrario.
Y soy consciente de que Twitter necesita desde hace tiempo un buen movimiento para ponerse a la altura de la competencia.
Sin embargo, con la compra de Elon Musk, ya a principios de año, alertaba por estos mismos lares de los riesgos, y a la vez oportunidades, que suponía el que alguien como Musk pasase a ser dueño y señor de la compañía.
- Por un lado, en efecto, el no tener que rendir cuentas a los accionistas como empresa pública da manga ancha a la compañía de llevar a cabo movimientos muy necesarios, pero altamente dañinos para la valoración pública de la empresa, como es el hecho de eliminar todos los bots que circulan por Twitter. Probablemente, y si nos podemos fiar de los documentos internos de la compañía, bastante más que usuarios reales.
- Por otro lado, supone delegar en el buen quehacer de un multimillonario el futuro de lo que en su día definí como el pulso informativo de la sociedad. Twitter es, nos guste o no, el lugar donde se va cuando quieres saber qué ha pasado en el mundo, y eso trasciende a los intereses de cualquier negocio, el de la propia compañía incluída. Al pasar a ser una empresa privada, puede hacer y deshacer sin las esperables reticencias de un accionariado heterogéneo.
David lo analiza a la perfección justo hoy en este informe publicado en CyberBrainers.
Esto último es lo que está quedando patente estos días.
Como bien sabéis, una de las medidas estrella de Musk era pasar el sistema actual de verificación de uno al que se accede tras ser aceptado por su equipo de moderación, a otro al que se accede simplemente pagando una suscripción mensual.
Ya me pronuncié sobre ello ANTES de que ocurriera, alertando de que esto no solo no arreglaba el problema de los robos de identidad en Twitter, sino que lo agravaba aún más, habida cuenta de que ahora, cualquiera, podría crearse una cuenta, comprar el verificado, y decir que es Elon Musk o Paquito el Chocolatero.
Y en efecto, esto ha estado pasando esta última semana tras la activación en algunos países del nuevo sistema. Corrieron como la pólvora supuestos Joe Biden, Elon Musk y hasta Super Mario diciendo atrocidades, y la gente retuiteándo sus locuras, algunos como broma, y otros creyéndoselo realmente.
Desde entonces, Musk ha ido dando bandazos:
- Primero decidió crear un nuevo sistema de verificación que era igual que el anterior pero con el icono gris, y que se daría «a mano» a organizaciones y personas influyentes.
- Luego metió debajo de algunas cuentas una etiqueta de Official, llegando a la conclusión, de pronto, que no eran capaces de saber cuáles lo merecían y cuáles no, y volviéndolo por tanto a quitar.
- Luego cambió de plan y decidió mantener el mismo icono, pero incluyéndole una coletilla (que para ver tienes que pulsar sobre él) sobre por qué esa cuenta está verificada.
Y mientras tanto, ha bloqueado a medio Twitter. Concretamente a todos los que programamos contenido con plataformas de terceros.
En el caso de las cuentas que gestionamos desde CyberBrainers, he tenido que volver a demostrar que somos los titulares (o somos los apoderados de las cuentas de nuestros clientes) con prácticamente todas, la de la propia compañía incluída.La única directa nuestra que no fue bloqueada fue la mía personal. Pese a que entramos a mano A DIARIO, y publicamos también directamente, en todas ellas.
Todo esto no me demuestra más que, en efecto, tenía razón cuando decía aquello de que el éxito no va de inteligencia, sino de la suerte y contactos que uno tenga.
Que Elon Musk fue en su día un visionario montando sabiéndose juntar con todos aquellos que montaron lo que más adelante sería PayPal, y que no hay duda que tiene la determinación como para dedicarse en cuerpo y alma a los negocios, pero es tan listo o tan tonto como tú y como yo.
Desde su entrada en Twitter como un toro desbocado echando a buena parte de la plantilla y exigiendo horarios de trabajo en presencial dictatoriales, no solo ha conseguido dilapidar el escaso negocio que tenía la compañía espantando a sus anunciantes, sino que ha demostrado no tener ni idea de una ruta mínima de acciones para llegar a esa Twitter que desearía que fuese en el futuro, llevándose la contraria una y otra vez, y cambiando el funcionamiento de la plataforma casi a diario, según con el pie con el que se levanta.
Este es el problema de delegar toda responsabilidad en una sola persona. Que hará y deshará lo que le venga en gana.
Cosa que por supuesto pasa con el 99% de las empresas, ojo.
La única diferencia es que si yo, con CyberBrainers, meto sistemáticamente la pata, como mucho le afecta a nuestros clientes.
Si Twitter mete sistemáticamente la pata, puede hacer que caigan o se levanten gobiernos. Puede dar voz a cuentas falsas que afecten en los mercados mundiales.
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