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Esta semana, mientras hacía malabares para sacar adelante algunos proyectos pendientes y otros que entran nuevos, se me metió entre ceja y ceja estructurar de forma genérica una política de publicidad y patrocinio de productos y servicios.

Vamos, lo que viene siendo un resumen genérico de cómo trabajo yo a nivel de blogging con las marcas. Y es que el número de peticiones que acaban por entrarme a la semana empezaba a ser un problema para una persona que como bien sabe (y si no, se lo digo) intenta responder a todos los emails que le envían.

La cuestión, que ya conocerá si lleva aguantándome desde hace tiempo, es que un servidor está abierto a hacer artículos patrocinados, e incluso campañas de publicidad, siempre y cuando se cumplan varios requisitos que creo básicos.

Como quería dejar claro en la página habilitada para tal fin, no vivo del blog. Para mi esta página es un recurso donde plasmar mis opiniones sobre la evolución tecnológica. Un registro de mis pensamientos en un momento dado sobre un tema específico, que me sirve de un improvisado diario, y al que consulto casi a diario.

Es también un escaparate, no lo voy a negar, de mi labor profesional principal, que no es otra que la de la consultoría tecnológica y la estrategia de marca.

Pero a nivel puramente de blogging, me gusta (y de hecho así lo llevo haciendo todos estos años) que siga estando separado del negocio, ya que si fuera una parte fundamental de mis ganancias, quizás me viera obligado a recurrir a estrategias que irían en contra de las exigencias personales que me marco, y previsiblemente también de aquellos que me seguís.

Esto no quita que de vez en cuando haga artículos patrocinados, teniendo en cuenta que para un servidor, un artículo patrocinado no es más que un artículo en profundidad de un tema que una marca ha visto oportuno pagar. Lo que obtiene la marca por esa remuneración es asegurarse que hable de ese tema, y quizás ponga de ejemplo (con lo bueno y lo malo) a uno de sus productos. Nada más.


Ni favoritismos ni ojitos de cordero. Soy tan crítico con un artículo patrocinado como lo soy con un artículo sin patrocinar.

Ese producto o servicio no es el eje del discurso (o al menos no lo es porque la marca me esté pagando). Lo es X tecnología, o X tendencia que sí me han llamado la atención.

¿Cómo ponerse en contacto con un servidor?

En la página de la Política de Publicidad (ES) también dejaba claro la manera en la que una marca debería ponerse en contacto conmigo.

En el día, me llegan decenas (a veces, cientos) de emails, y está claro que tengo que priorizar a la hora de contestar.

Tal y como funciono actualmente, doy prioridad primero a clientes/compañeros de trabajo, segundo a suscriptores/lectores de esta página, tercero a FFF (friends, family and fools) y cuarto a posibles patrocinios. 

Si al abrir un email enviado por una marca, me doy cuenta de que el email es genérico, es una newsletter, antes todavía me molestaba en responder, pero últimamente ya ni lo hago. Se va a la papelera directamente.

Y es que si estás escribiéndole a un blogger o a un analista tecnológico, como mínimo espero que te hayas molestado en saber quién es, qué hace, y de qué suele escribir. 


No soy una empresa ni un departamento de marketing. Soy una persona, y espero tratar con otra persona. Lo suyo sería que el que me escribiera sea lector habitual de la página, pero al menos, que se haya molestado en echarle un ojo.

¿Qué consigue con esto?

Que quizás se de cuenta que su producto no encaja con la temática habitual de este blog. Reconozco que soy un tanto especialito en cuanto a temas. Que siempre le intento dar varias vueltas de tuerca a una idea, y que en muchos casos, el producto en sí no tiene tanto valor como la tendencia que encuentro en alguno de sus componentes o innovaciones.

Es precisamente de eso de lo que me gusta hablar, y no hacer publicidad por la sencilla razón de que me pongan un fajo de billetes en la mesa. Nunca he actuado así, y quiero pensar que nunca lo haré.

Cumplidas estas máximas, sí, que se ponga en contacto conmigo, y me explique de tú a tú por qué me debería interesar hablar de ese tema.

Para ello, tendré que probarlo, como mínimo, durante un par de semanas, y sacaré mis propias conclusiones. No hace falta que me envíe una newsletter con todas las prestaciones. Envíeme el producto, deme una cuenta, y ya veré qué se puede sacar de ahí.

Y el resultado final es un artículo patrocinado que marco como tal, que he probado y requeteprobado, y del que digo lo que creo que tanto usted, como un servidor, querría leer.


Y curiosamente, acaban por ser de los artículos que más suelen gustarle. Pongo mucho mimo y empeño en que el resultado sea brillante, completo. Si me están pagando por ello, entiendo que lo mínimo por mi parte sería justamente eso.

Que haya dinero de por medio, nuevamente, solo asegura que ese artículo salga adelante, no que el resultado diga únicamente las bondades del producto o servicio.

Me puedo permitir ser exigente por la razón que comentaba hace un momento. No vivo del blog, afortunadamente.

Dejo para terminar el enlace a la página (ES), que estará disponible desde el footer de la versión de escritorio como desde la página de contacto.

Y ya de paso me gustaría que me diera el feedback que estime oportuno.

Quizás sea demasiado tajante con la manera de exponer mi forma de trabajar, y eso es posible que acabe por echar para atrás a compañías que sí están haciendo bien las cosas, y que estarían interesadas en este tipo de acuerdos. Tengo muy claro que lamentablemente quien se va a leer esto son precisamente estas últimas, y no las que lo están de facto haciendo mal.

Pero en fin, por si de algo sirve para aligerar la bandeja de entrada, bienvenido sea…