Sigo recuperando temas de finales de la semana pasada. Que iOS9, el sistema operativo móvil de la manzana, venga con una opción en los ajustes de Safari para bloquear publicidad de páginas web, es sin lugar a duda toda una declaración de intenciones.
Una opción no desarrollada por la compañía, sino abierta a desarrolladores, que son a fin de cuentas los que gestionarán esos filtros (EN).
Una oda a la paulatina hegemonía (EN) de los bloqueadores de publicidad (Apple habla de bloqueadores de contenido…), una de esas herramientas que habitualmente se instalan una vez, y jamás se vuelven a desinstalar.
Y una coherencia estratégica que roza lo esperable viniendo de una compañía que se vanagloria de ofrecer una experiencia de usuario cercana a la perfección, a costa de sacrificar personalización y tecnologías que están a un paso de volverse estándares.
¿Por qué Apple permite “los bloqueadores de contenido” en su navegador?
La pregunta es sencilla, pero para encontrar respuesta hay que “navegar” en varias direcciones.
- Experiencia de navegación aceptable: La respuesta políticamente correcta. Por estos lares hemos discutido largo y tendido sobre la inconsistencia de usabilidad que ofrecen las páginas con publicidad. Y no hay que irse hasta intersiciales, popups y demás engendros del siglo pasado, sino también a la propia publicidad textual que corta el contenido y el diseño de la web. En escritorio, es molesta, pero es que en móvil es sencillamente inaguantable. Ya no solo porque ocupa espacios que deberían ser aprovechados en su completitud para ofrecer valor a la respuesta buscada, sino que además vienen acompañadas de scripts de trackeo y rastreabilidad que amenazan nuestra privacidad (a quien le importe) y nuestro contrato de línea (cosa que a TODOS nos importa). E incluso amenazan nuestra seguridad, como ha quedado demostrado en más de una ocasión. ¿El resultado? Webs más lentas, que consumen más ancho de banda, que ocupan más procesador y RAM de los dispositivos (ergo más consumo de batería), y que para colmo son incómodas de leer. Justo lo contrario que esgrime como diferencial Apple en sus productos. Porque de nada le sirve ofrecer una plataforma de desarrollo de apps nativas, y un navegador cuyo pilar es la seguridad, la estabilidad y la privacidad, para que luego el usuario final descubra que con su iPhone de nueva generación navegar en internet es una pesadilla (o lo es al menos al nivel del resto de Androids del mercado).
- Ataque directo a su competencia: La verdadera razón, pese a que quede mal decirlo. El enemigo de Apple no es Microsoft, sino Google. Y Google vive de la publicidad. Permitiendo los bloqueadores de publicidad en ese navegador (que recordemos, viene por defecto instalado en todos sus dispositivos, y que en iOS es el único motor de renderizado permitido), roba de facto un porcentaje de negocio de su competencia. Ese mismo porcentaje considerado premium en cuanto a publicidad (cliente de Apple igual a nivel adquisitivo superior). Y mejor aún, con esta estrategia, obliga a los anunciantes a pasar por su malograda plataforma de publicidad, iAd (EN), mucho más controlable por parte de la compañía (y de paso monetizable).
- Control absoluto de la experiencia y consumo de contenido: Porque de control va la cosa. Si un generador de contenido como The New York Times (o ElPais en nuestro caso) quiere monetizar su trabajo en entornos iOS, le va a tocar pasar por el aro de Apple. Esa misma compañía que no ha encontrado en Internet el modelo de negocio adecuado, y que aprovecha su porcentaje de mercado y su gran capacidad mediática para impulsar plataformas de consumo de contenido propietarias, como el reciente lanzamiento de News (ES). Un servicio que aleja al usuario de la democratización de la red de redes. Un nuevo servicio basado en la agregación de contenido, con una interesante propuesta de segmentación híbrida (algoritmos más profesionales expertos en X o Y temática que aplican inteligencia “humana” a la ridícula sencillez de la máquina), con una experiencia de usuario que seguramente sea muy pero que muy buena, y un nuevo jardín vallado tanto para unos (medios) como para otros (usuarios).
El desmantelamiento de la web (o por qué la web ya no es interesante para el mercado)
Remontémonos al año 2007. Corrían tiempos del primer iPhone (ES), ese mismo que Ballmer, por aquel entonces director de Microsoft, se jactó largo y tendido de lo absurdo que resultaba un teléfono que permitía hacer tantas cosas y que ni siquiera tenía un teclado físico…
El caso es que el primer iPhone no permitía la instalación de aplicaciones de terceros. ¿La razón? Jobs creía fielmente en los beneficios de la web, y dispuso desde un principio que el Safari de iOS tuviera la opción de anclar un servicio web a la home (como si de una aplicación se tratase).
El jailbreak que vino después, y el propio mercado, hizo que paulatinamente Apple se separara de esa estrategia, y apostara por encapsular toda la experiencia entre sus propias fronteras. Algo que ha funcionado también en Android, que había funcionado también en Blackberry, y que curiosamente, ha supuesto el fracaso de todos esos sistemas operativos de nueva generación basados en web.
Perdimos de facto el derecho a gozar de un internet democrático (accesible desde cualquier plataforma) y pragmático en entornos móviles. Y lo perdimos por la falta de “delicadeza” de todos los desarrolladores. Por la obcecación del cliente en que un servicio web móvil debería ser un servicio web de escritorio empaquetado.
Una web móvil no es una web de escritorio más pequeña, es una web donde la optimización de peticiones, recursos y ancho de banda es un factor crítico. Es sencillamente absurdo que para consumir contenido de un blog (por ejemplo), me tenga que descargar unos KBs de contenido (ok), y unos MBs entre diseño, scripts de seguimiento y publicidad.
¿Qué pasará en el futuro próximo? Apple ya ha movido sus fichas. Safari puede ser la castaña que queramos ver, y sin duda, podemos quejarnos de la poca “evolución” que está recibiendo respecto a Firefox y Chrome, pero es que el objetivo de este es diametralmente opuesto.
En Safari se implementan funcionalidades basadas en la seguridad, la integridad y la privacidad del usuario. En Chrome se implementan funcionalidades que en última instancia, tienen como objetivo facilitar la explotación del apartado web (tanto a nivel de experiencia de usuario, como de tracking de datos para anunciantes). Y el objetivo de Firefox no es otro que el de ofrecer una plataforma líquida y modular, parametrizable a las necesidades de prácticamente cualquiera que tenga ganas de meterle mano.
Así, prepárese para un retroceso de la web en favor de entornos aún más cerrados, como esas plataformas de consumo de contenido que todos los grandes están tejiendo. Y prepárese para (esperemos) un avance forzado de la web móvil, habida cuenta de que el tracking ya será cada vez menos rentable, hacia un escenario más cercano al idóneo. Páginas limpias y sencillas, sin florituras, donde lo que se venda al anunciante no son clicks o visitas, sino variables exógenas, actualmente más complicadas de cuantificar.
Precisamente ese entorno cerrado de apps es la barrera tecnológica que perpetuará a los SO establecidos en su posición dominante. Aunque quisieran, a estas alturas ya sería prácticamente imposible para un nuevo competidor desarrollar un SO, con todo el ecosistema y apps necesarias para ser competitivo. Porque ahora un smartphone sin apps ya no sería un smartphone, no serviría para casi nada.
La jugada para Apple es perfecta. Google apacigua a la posible competencia para que no desarrollen su propio SO ofreciéndoles uno gratuíto y con supuestas posibilidades de diferenciación para los fabricantes y éstos pasan años de brazos cruzados en vez de juntarse y crear una o varias alianzas conjuntas. Ninguna otra cosa podría haberle venido mejor a Apple que Android.
Jugando la baza del bloqueo de publicidad o usando Bing en vez de Google por defecto en los iPhone, Apple ahogará lentamente a su único gran competidor. ¡El 70% de los ingresos de publicidad móvil de Google le vienen del iPhone! Pero es que además cuando ostentas casi el 90% del mercado es más fácil perder cuota que continuar ganándola, por lo que los problemas pueden comenzar a acumularse para Google.
Y ojo porque en medio de esta partida de ajedrez es Microsoft quien puede resultar beneficiado. Con un Windows que a diferencia de sus rivales ya es multiplataforma, con herramientas para que los desarrolladores puedan migrar apps tanto de iOS como de Android, y sin la dependencia de ingresos publicitarios que tiene Google.
Lo que no entiendo es por qué Apple va a dejar en manos de terceros la elaboración de esas listas de bloqueo de contenidos en lugar de hacerlo ellos mismos.
Quizás sea por evitarse futuras pugnas legales. A fin de cuentas, los bloqueadores de publicidad (perdón, de contenido según Apple…) siempre han estando en el ojo del huracán de las grandes corporaciones de medios de comunicación.
Y de paso, una manera de “demostrar” que Apple es más abierta de lo que parece. Mira lo buenos que somos que permitimos a terceros meter mano con extensiones a Safari, aunque sea para hacernos el trabajo sucio.
En todo caso, creo que para el usuario final es una buena decisión. Pese a que Google salga escaldada. Tendrá que buscar alternativas (de todas las plataformas que hay, al menos la de Google es la menos invasiva de todas), pero lo que está claro es que la situación actual no es aceptable.
Buena reflexión Tomás!
Sí pero casi toda la información que se obtiene sobre un iPhone se Busca en Google pensé que ellos podrían utilizar eso como un arma: desinformación, malas criticas reducción de la precicion en las búsquedas sobre productos de Apple, Google aún Podría tener algunas cartas bajo la manga.
Y créeme que las tiene. Enrique Dans escribía casualmente este fin de semana un artículo en el que bajo mi humilde opinión era demasiado positivista.
El negocio de Google representa prácticamente el negocio de publicidad en Internet. Que ahora haya empezado (mejor dicho, haya reventado) una guerra fría que recordemos lleva años en la red (acuérdate sino de aquellos popups que empujaron a Firefox a ser de los primeros navegadores en bloquearlos nativamente), y que sin duda precisa de toda la atención por su parte, es solo la guinda del pastel.
Eso no significa que Google esté perdida. Lo que está es alerta, sabedora que la forma de actuar hoy en día ya no es compatible con el interés de cada vez un número mayor de usuarios.
Seguramente esta guerra se salde con la muerte de varios formatos creados por el demonio de la industria publicitaria, y por un internet cuya publicidad vendrá para bien y para mal gestionada por plataformas centralizadas (mayor control por parte del usuario y de la plataforma).
En todo caso, el resultado será previsiblmente positivo para nosotros, y mantendrá contentos al resto de la industria (bien sea porque acabarán ganando, bien sea porque tendrán que aguantarse con lo que hay).
Son las mismas compañías de publicidad lo que se han ganado esta guerra es molesto que hasta en páginas legales te pongan falsos botones de descargar los cuales son muy molestos se desactivó el bloqueo en las páginas con poca publicidad porque sé que de eso viven pero para el resto no hay perdón.
Totalmente de acuerdo. La situación actual es la que es debido al abuso de la industria publicitaria. Un tenso equilibrio que ha acabado por explotar en el mundo móvil, donde precisamente entra en juego ya no factores de seguridad y privacidad, sino de usabilidad (que a fin de cuentas se sienten más cercanos al grueso de usuarios).