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Este martes se presentó oficialmente Libra, una nueva criptodivisa, que venía acompañada de Calibra, un monedero virtual multiplataforma nacido precisamente para facilitar el uso de esta moneda entre el populacho.
Que salga a concurso público una nueva criptomoneda para un servidor ya ni siquiera es algo noticiable. Casi cada día aparece alguna ICO nueva, y puesto que mi labor no es, a priori, la de cubrir únicamente este mercado, bien sabes que no suelo dar mucho la brasa con estos temas.
Sin embargo el nacimiento de Libra sí podría marcar un antes y un después. Tanto para bien, como para mal.
Mucho he estado leyendo estos días sobre lo que es y deja de ser Libra, y me ha parecido interesante prorrogar (otra vez) el artículo que tenía para hoy para hacerte llegar este.
Lo que dicen que es Libra
En la página web (EN) puedes ver la declaración de intenciones que tienen:
- Mobile: Es decir, que sea accesible desde cualquier dispositivo (de ahí la importancia de Calibra, su monedero).
- Stable: Que, dentro de lo esperable para una moneda, no tenga los típicos vaivenes que suelen sufrir las criptodivisas en cuanto a su valor.
- Fast: Que las transacciones se hagan al instante. Algo que podría parecer obvio, pero que realmente en monedas como el Bitcoin, y por cómo fue diseñado en un principio, no ocurre así.
- For the world: Que sea para todos. Obvio…
- Scalable: Es la base de cualquier sistema, económico incluido. Otra obviedad.
- Secure: Las tripas de Libra están construidas sobre los raíles del Blockchain. Ergo, essecure… que no tiene por qué significar que también es security.
Lo que de verdad importa
Más allá de la campaña de marketing, lo cierto es que Libra sí pone sobre la mesa una serie de cosas que, sin ser novedad, en su conjunto se me plantean como mínimo interesantes.
La primera tiene que ver con ese «Stable» del que hablábamos antes, y que podemos consultar a nivel técnico en el white paper (EN).
Libra es una moneda que pertenecería al tipo «stablecoin», es decir, una moneda que mantiene su valor gracias a que su valor está ligado a monedas u otros bienes fíat, como puede ser el euro, el dólar o títulos gubernamentales de países estables (como Alemania).
Esto por supuesto no asegura que el precio de Libra sea exactamente el mismo a lo largo del tiempo, pero sin lugar a dudas su variabilidad no estará ni de lejos tan acentuada como hemos visto que ocurre con otras criptodivisas tan conocidas como el Bitcoin o el Ethereum, cuyo valor, como ya he explicado en alguna otra ocasión, viene dado por el valor que cuesta mantener toda su infraestructura de transacciones (un valor subyacente, no absoluto).
El valor de Libra, por tanto, varía en relación a la variación de esas monedas y títulos que antes mencionamos, y puesto que históricamente (incluso con las crisis que hemos pasado) éstas variaban poco, se espera que a Libra le pase exactamente lo mismo.
Además, el dinero de la reserva procederá de dos fuentes:
- Los inversores en el token Libra Investment Token, que serán los miembros fundadores con una cantidad mínima de 10 millones de euros (ya hay al parecer 1.000 millones de inversión), dependiendo del tipo de empresa que sean (ONGs no pagan, por ejemplo).
- El propio dinero fíat convertido por los usuarios.
Y aquí viene otro tema interesante, y es que no es posible ser nodo de esta red a no ser que pasemos por caja. Es más, el mantenimiento de esos nodos se cobrará (en principio parece que será Facebook o la aplicación de turno quien asumirá ese coste, pero más adelante quizás sea el usuario). Una manera, de hecho, de incentivar a que haya más «miembros fundadores», ya que a fin de cuentas cobrarán un fee por todas las transacciones que se realicen en sus nodos.
Esto junto con la propia inversión que pretende hacer Libra en activos de bajo riesgo (ya sabes, que si títulos, que si valores asociados a bienes materiales…) hace que para algunas empresas además de poder estar interesadas en aparecer en la foto de Libra (y de paso, asegurarse que gestionan aunque sea una parte de esa ya no tan descentralizada red de blockchain), pueda ser interesante por pura inversión (meten aquí una pasta inicial a cambio de obtener periódicamente un ROI de las transacciones y de los dividendos obtenidos por las inversiones de Libra).
Hablamos, por tanto, de una red descentralizada… a medias. No hay un banco central que dictamine la política monetaria, pero tampoco una suerte de ICO que genere el contrato monetario por la suma democrática. El futuro de Libra está asociado al futuro de esa Reserva monetaria y de titularidad que tiene tras de si, y por ende, subjetivado tanto por los bancos centrales de cada organismo, como por los propios miembros que han puesto dinero para crear la red.
Además, y esto sí me parece un acierto, el algoritmo de consenso (la forma que se tiene en un sistema descentralizado de validar una transacción) viene dado por una prueba de participación (Proof of stake (EN), o PoS, y que viene a ser algo parecido a lo que ocurre en el accionariado de una empresa (un miembro, un voto)) y no por una prueba de trabajo (Proof of Work (EN), o PoW, basado en el trabajo que realice cada minero (a más trabajo, más peso tiene su votación)) como en bitcoin, que entre otras cosas, ha demostrado ser muchísimo más eficiente energéticamente hablando.
¿Y cuáles son esos miembros fundadores, te preguntarás?
Pues están la mayoría de potenciales interesados que se te podrían venir a la cabeza: Mastercard, PayPal, Coinbase, eBay, Uber, Lyft, Vodafone, VISA, Stripe, Spotify… Y Facebook.
Porque aquí está la guinda del pastel. Facebook es quien crea la criptodivisa. Pero ojo, que ellos son un elemento más de la cadena. De hecho la sede de Libra estará en Ginebra (por eso de evadir legalmente impuestos, ya sabes :D), y para evitar suspicacias, FB ha asegurado que ellos ni pinchan ni cortan en el futuro del proyecto. Al menos no más que el resto de miembros fundadores.
Es aquí el punto que me hace rechinar los dientes. Porque como cabría esperar Libra acabará llegando como la moneda principal en todo el ecosistema Facebook (es decir, Facebook, WhatsApp, Instagram, Messenger…). Sin lugar a dudas una ventana que ya quisiera cualquier otra criptodivisa del mundo.
Lo que hará que probablemente muchísima gente en el mundo, de pronto, empiece a utilizar una moneda virtual para sus transacciones diarias.
Una manera de democratizar una alternativa global y algo más descentralizada a la figura de una moneda tradicional, generalmente asociada a una zona geográfica y sin lugar a dudas supeditada a los intereses de un gobierno en específico.
Pero a cambio, tenemos que quizás la criptomoneda reinante en unos años es una que ha cogido la base que le interesaba del paradigma de moneda virtual, desterrando aquello que los socios fundadores no veían tan interesante.
Que detrás esté Facebook me pone los pelos como escarpias. ¿Una empresa que ha demostrado por activa y por pasiva que la privacidad de sus millones de usuarios les da exactamente igual, será una de las fundadoras de esa prometedora nueva manera de gestionar la economía mundial?
En fin, que saques tus propias conclusiones.
La idea sin lugar a dudas es buena. Pero no tanto como me gustaría, y mucho menos por la mochila histórica que trae justamente quienes la han parido.
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