Uno de los principales temores en la aparición de las redes sociales, era el hecho de no poder controlar tu imagen personal, y la aparente impunidad ante insultos o vejaciones por parte de un usuario anónimo.
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Los tiempos van cambiando, y las políticas de privacidad y el desarrollo de la web 2.0 han hecho posible un cambio a mejor en este aspecto, reduciendo el margen de actuación de los llamados Trolls. En esta infografía que veis sobre estas palabras, hecha por la misma Facebook, saca a relucir la importancia que ha tomado este tema, y que estamos ante un sistema mucho más elaborado y que por tanto contempla más posibles casos que los que aparentemente hace.
En cualquier red social que se precie, tenemos a nuestra disposición un botón para denunciar un abuso de la índole que sea sobre una foto, comentario, mensaje privado o lo que sea. Según diferentes parámetros, como el tipo de mensaje, su modo de difusión, el alcance mediático o el carácter del mismo, la política de la empresa gestiona eficazmente el problema, respondiendo con la máxima brevedad posible una contestación al demandante y una sanción si es oportuna al demandado.
Sorprendente es por tanto que lo que en principio es un mero click a aceptar un pequeño formulario de queja, pasa por tal cantidad de condicionantes y repercute en la realidad.
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