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¿Intimidad o exposición digital?
Me ha gustado mucho la pieza que estos días publicaba Carl Miller para la BBC (EN).
Básicamente a este periodista se le ocurrió la brillante (aunque cada vez más trillada) idea de pedir los datos que tenían de él a alrededor de 80 empresas, de las cuales 20 respondieron, enviándole la nada despreciable cifra de 7.000 páginas con toda su información.
Y ahí entra la investigación, ya que durante unas cuantas semanas se puso a analizar y unificar todo ese basto contenido, identificando tres tipologíass de datos:
- La primera son los datos proporcionados por él mismo. Es decir, los datos típicos de primer nivel (nombre, apellidos, teléfono, email, dirección postal…).
- La segunda son los datos generados utilizando los servicios o productos de cada empresa (user experience).
- Finalmente, la más interesante era la formada por todos los datos creados a partir de los datos de los dos conjuntos anteriores: modelos, categorías en donde se le enmarcaba de una forma u otra…
Y señala algunos datos cuanto menos curiosos, como es el de la probabilidad de estar interesado en la jardinería o en concursos… Pero también algunos claramente erróneos (estaba por ejemplo clasificado como alguien poco interesado en la lectura a pesar de ser autor de un libro) y otros cuanto menos llamativos como el de «mujeres intentando concebir».
Por supuesto le dedica unas cuantas palabras a todas aquellas empresas que no le facilitaron los datos, haciéndolo muy difícil o directamente evitando responder con triquiñuelas técnicas o logísticas. Y también sobre el formato de envío de toda esa documentación, que por supuesto era de todo menos cómodo de consumir.
Y todo esto me ha recordado que en apenas unos años, y pese a que parece que aún estamos en pañales, la industria está poco a poco madurando con esto de gestionar adecuadamente el tratamiento de datos.
Que iniciativas como la de los PIMs europeos esperemos que acaben siendo la norma y no la excepción.
Y que pese a todos los avances en cuanto a machine learning, estos sistemas fallan más que una escopeta de feria.
No tienes más que ir a tu cuenta de Facebook, al apartado de Configuración > Anuncios, y clicar en Tus Intereses para darte cuenta que incluso una de las compañías que se espera sea líder en esto de generar tipologías de usuarios y tendencias de búsqueda arroja resultados cuanto menos absurdos:
Por ejemplo a un servidor hasta hace poco le aparecía como principal interés el Fútbol. ¡A mi, que la última vez que he visto un partido ha sido seguramente con mi abuelo cuando tenía 15 años!
Lo he revisado ahora y entre algunos que sí eran correctos aparecían cosas como «novelas románticas» (WTF!) o «Battlefield (Serie)», que ni sabía que existía.
Un ejercicio que me da, aunque sea, un poco de tranquilidad.
Ya he explicado en su día que frente a todo este entramado de hipersegmentación lo que mejor podemos hacer es generar información tergiversada.
Mi navegador busca automáticamente y de forma periódica en mi cuenta de Google búsquedas aleatorias para romper esa burbuja de filtros, y a esto lo uno con mi insistencia a tener en redes sociales un sistema de ordenamiento puramente cronológico (frente al algorítmico actual) y a mostrar más interés (interacciones) en perfiles muy diversos (y contrarios) a mi forma de pensar (política, religión…), que además me sirven para entender el mundo en el que vivimos, aunque pueda llegar a resultar molesto en algunos momentos.
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