Como muchos sabéis, esta semana he estado por FICOD presentando SocialBrains, un nuevo proyecto que nacía este mismo martes (públicamente) y en el que llevamos meses volcando esfuerzos.


quedarse en blanco

La puesta de largo, como todo en esta vida, no estuvo exenta de problemas. Desde esos stakeholders que te fallan en el último momento, pasando por la necesidad de volver a rehacer la web nuevamente en un fin de semana, hasta el fallo de quedarnos sin tarjetas por un error de la imprenta, que solucionamos por otro pedido exprés que acabó llegando más tarde.

Pero en lo que respecta a mi persona, tuve la mala suerte de vivir aquello que tantas otras veces había oído (e incluso visto) en otros profesionales. Subirte a un escenario, empezar a hablar, y súbitamente, quedarte en blanco.

Y cuando digo quedarme en blanco lo digo con todas las de la ley. Que el cerebro deja de funcionar y te encuentras delante de medio centenar de personas sin tener ni idea de lo que tenías que decir. Intentas seguir por otro lado, enlazando con algo de más adelante, y nada, que las palabras se han esfumado.

¡Qué sensación de desasosiego! ¿Qué hacer en ese caso?

Salvado por la magistral actuación de Alfonso, me siento en la silla nuevamente, derrotado ¡Maldita sea! Que vale que la tensión de esa última semana pesa. Que el viaje de cuatro horas en autobús duele, así como el haberlo preparado esa misma mañana, después de sacar adelante el trabajo diario. Pero aun así… ¡Qué impotencia!

Que te pasa eso dando una charla en clase y oye, pues te tomas un descanso y ya vuelves luego, ¿pero en una presentación?


Acaba el martirio y la gente se me acerca. Supongo que mi cara sería la de un espectro, tanto que hay algunos que hasta me abrazan.

  • Que tranquilo hombre, que eso a todos nos ha pasado,
  • Que es algo habitual,
  • Que hasta te hace «parecer» (esto me ha encantado :)) más humano,

Pero no hay consuelo que valga. Perdón, y mil veces perdón. Siento que ya no solo me he fallado a mí mismo, sino a mis compañeros, que afortunadamente tienen más maña y experiencia que yo, y sacan todo adelante.

Pasan las horas y le sigo dando vueltas. Me recompongo poco a poco, que a fin de cuentas tengo que atender a los que se acercan al stand. Algunos estaban en la presentación, y paradójicamente eso sirve para romper el hielo. It’s something.

Y yo erre que erre, que hasta que llego a casa no me quedo a gusto.

Me pongo la presentación nuevamente, y miro a ver si era fallo por falta de preparación ¡Qué me aspen si no me salió a la primera! Sin ningún problema. Frase tras frase, una detrás de otra.

Me conecto a internet (si es que en algún momento puedo considerar que estoy desconectado), y me pongo a buscar.

Me viene a la mente un caso reciente. El de Michael Bay en la presentación de Samsung. De un director de cine, que mire usted si no estará acostumbrado a hablar en público.


 

¡Cómo te entiendo ahora, Michael! Si estuvieras aquí te abrazaba…

Recuerdo esa frase que me dijo el gran Paco Barranco poco después de pasar ese mal rato.

El cerebro funciona siempre menos cuando tienes que hablar en público.

¡Qué gran verdad! ¡Cuánto aprende uno a tu lado!

De ahí llego a la página de Chris Witt (EN), y me quedo con lo de pedir ayuda al público. Si al menos tú no puedes continuar, que te echen un capote. A fin de cuentas, y como dice el bueno de Chris, el público lo que quiere es que salgas victorioso.

Que toda experiencia te enriquece. Y todavía más la de los malos tragos.


¿Me volverá a pasar? Pues quién sabe, esperemos que no :S. Pero en todo caso iré con la lección aprendida.

 

¿Alguna vez os ha pasado? ¿Alguna recomendación que deba conocer?

La vida sería muy aburrida si todo nos saliera bien, ¿verdad?