La he vuelto a liar.
Soy un maniático de la limpieza digital, y sufro cuando el Síndrome de Diógenes se materializa en estos mundos virtuales.
En todos mis dispositivos la papelera de reciclaje debe estar siempre vacía, y en el escritorio, o bien vacío, o bien con los elementos que voy a necesitar sí o sí esta semana (normalmente, y en el caso del portátil desde el que trabajo a diario, únicamente las imágenes de cabecera de los futuros post).
La carpeta de descargas es para justo eso: descargas. Y en el momento en el que esa descarga pasa a ser un fichero tiene que ir a la carpeta oportuna, o por contra, a la papelera.
Así, el fin de semana estaba tranquilamente haciendo limpieza en “mi servidor multimedia barra iMac”, que tan buenos ratos me ha hecho pasar, despejando un poco ese disco duro de 500GBs casi colapsado por capítulos de series y películas que sé que nunca voy a volver cuando, sin quererlo, le debí dar a la carpeta incorrecta. Una en la que tengo una de esas series “de cuando Fraga era joven” que no quería eliminar.
Y no quería porque hoy en día, inclusive buscando por torrents, no hay tu tía para encontrarla (es española, para más inri).
Botón derecho en el grupo de carpetas, Enviar a la papelera, y acto y seguido, puntero del ratón en la papelera, botón derecho, Vaciar Papelera. ¡Como si se fuera a acabar el mundo por haber dejado a mi cerebro valorar la situación unos segundos, oye! De hecho para mi que el de arriba ya algo le olía mal porque fue hacerlo e instintivamente llevarme manos a la cabeza.
¿¡Qué he hecho!?
Superado el susto inicial, el sentido común volvió a tomar control de mi cuerpo, y recordando lo aprendido en su día sobre el almacenamiento y recuperación de archivos en soportes físicos, me dispuse a hacer lo propio.
Cómo recuperar documentos borrados accidentalmente
Disk Drill es quizás de las herramientas más conocidas especializadas en sistemas operativos MacOS (aunque tiene al parecer también versión para Windows y es compatible con Android e iOS), y como nunca la había probado, le di a descargar.
La herramienta ofrece muchos más servicios. Que si limpieza de Mac, que si buscador de duplicados, que si la creación de un disco de recuperación, que si copias de seguridad, que si protección de disco… pero la gallina de los huevos de oro es esa enfocada a recuperar archivos eliminados de antemano, presumiblemente por manazas como quien escribe estas palabras.
Y el proceso es el esperable.
- Le das a que haga una búsqueda completa o enfocada en carpetas, formatos de archivo o demás segmentación. En mi caso podría haberlo segmentado por carpeta (no sabría decir si los archivos de esta serie estaban en .avi o en .mp4), pero le di a todo. Casi media hora se tiró el pobre iMac (del 2007 es esta joya) para encontrar la nada desdeñable cifra de 124.108 archivos, unos 17,3GBs de documentos que, de una u otra manera, estaban por ahí ocultos.
- Como acababa de borrarlos, lo más probable es que todavía estuvieran enteritos (mucha mala suerte tenía que tener para que justo la instalación de DiskDrill se hubiera hecho encima de alguno de los capítulos de esta serie), así que buscando por Archivos encontrados y bajando en la ruta hacia la carpeta que tengo como base para el sistema multimedia Plex, ahí estaban. Todos toditos todos: aquellos que en efecto quería eliminar, y aquella otra carpeta con la que se me había ido el dedo.
- La herramienta, por cierto, cuenta con un visor que reproduce tanto imágenes como documentos de texto, vídeo y audio. Y para los técnicos, también cuenta con un editor hexadeciminal. Todo esto disponible en la versión gratuita. Presupuse que una cosa era abrir una imagen y otra un vídeo en mp4, pero no, el editor me permitía ver cada capítulo de la serie sin ningún problema desde la propia interfaz de Disk Drill. Un /clap para los desarrolladores.
- Seleccioné la carpeta que me interesaba, le di a recuperar, y aquí viene el hándicap. Disk Drill te recupera en su versión gratuita aquellos documentos y carpetas que previamente hayas marcado como protegidos. Es decir, que presuponiendo que ya tuviera instalada la herramienta, hubiera podido hacerlo con la versión de prueba. Pero para recuperar aquellos otros que no estuvieran cubiertos, o que se hubieran borrado antes de la instalación de la herramienta (como era el caso), hay que pasar por caja. 89 dólares presuponiendo que no seamos estudiantes, trabajadores de una ONG o miembros del gobierno (¡WTF!), o que no vengamos de probar otra herramienta de la competencia (hay que esperar una aprobación que puede tardar entre 1 y 12 horas después de que completemos el formulario, y recibiremos entonces un descuento de entre el 20 y el 50%). Me puse en contacto con ellos y en cuestión de media mañana (un sábado, ojo) ya me habían enviado una licencia PRO a cambio de compartir la peripecia en esta santa casa. Yo encantado, qué quiere que le diga.
Resultado: La carpeta vuelve a estar en su lugar, mi querida serie sigue siendo visible en Plex (otra cosa es que algún día la vuelva a ver), y al menos por ahora voy a mantener el software instalado.
Lección aprendida, jefe
No soy muy amigo de los limpiadores de ficheros. Bien es verdad que quitan mucha basura que se ha quedado por ahí perdida, y que gracias a ello presumiblemente el sistema de archivos carga más rápido (lo que se va a acabar notando en el día a día), pero también tengo la impresión de que a la larga, si se abusa mucho de ellos, el borrado de todas esas librerías y demás archivos que quizás sean o no de verdad temporales acaba por ser contraproducente.
En todo caso, desde que formatee este ordenador hace como dos años no le había pasado ningún sistema de limpieza, así que ya que tenía instalada la herramienta, le di un buen meneo. Eso sí, acostumbrado a otras como CCleaner, que más o menos te informan de qué es importante y qué no en el sistema, en ésta no he encontrado apenas información. Básicamente te muestra todas las carpetas para que decidas qué quieres quitar, filtrándote algunos extra en un apartado distinto.
Tiene, no obstante, un sistema de almacenamiento de sesiones que permite recuperar trabajos a medio hacer, y que quizás sea interesante para alguien que quiera realizar por ejemplo una búsqueda en un momento dado y aplicar los cambios oportunos cuando vuelva a estar disponible.
Y existe además una versión enfocada a profesionales (peritos, auditorías…), pero no me meto en comparativa con la competencia porque sinceramente en este sector soy un mero padawan.
Por lo demás, un servicio de recuperación/clonado de documentos semejantes a los que en su día probé para Windows, enfocado más en la recuperación que en la clonación, todo sea dicho.
Así que ya sabe: si en algún momento está en la misma situación que un servidor (maldita memoria muscular…), que sepa que Disk Drill es una alternativa a tener en cuenta. Como casi todo lo que hay para MacOS, de pago a no ser que hayas hecho los deberes previamente.
A mi al menos no me vuelve a pasar. Al menos en esta máquina. De eso creo que estoy seguro :).