Política

Me va a permitir que por una vez en el año hable de política, pero es que creo que si hay un día en el que debería estar permitido, este debería ser sin duda el de la mañana siguiente de unas elecciones como las europeas de ayer.


bipartidismo

La foto que queda después de la jornada es bien clara. Un 54% de abstención de voto (a falta de nuevas infografías, la que uso para el artículo está sacada alrededor de las 23:00 de ayer, cuando aún no se había contabilizado todo), la pérdida palpable de poder del bipartidismo (de dos partidos, pasamos a hablar de cuatro, o cinco, si me apuras) y el surgimiento de uno entre los grandes (incluso quedando tercero en Madrid frente a una ya consolidada IU) que hace apenas cuatro meses ni existía.

Y después de consultarlo con la almohada, me quedo con la copla de que buena parte de esta situación se la debemos a la democratización del social media.

Democratización que viene apoyada por la implantación de un modesto botón de Yo he votado (ES) en Facebook (que al igual que con el Me Gusta, sirve de presión social, por eso del activismo aparentado y la gratuidad del mismo).

Democratización que obtenemos cuando cualquier persona tiene a su disposición un espacio en el que plasmar sus inquietudes y sentirse respaldado por los suyos. Una decisión (la del voto) que pasa a ser pública, y que anima a aquellos que no pensaban disfrutar del mismo.

Democratización en forma de verdad objetiva, y no lo que nos ofrecen los medios tradicionales (el caso de elpais (ES) es para mear y no echar gota). La libertad de acceder uno mismo a los datos y contrastarlos, sin tener que recurrir a intermediarios, a medios de comunicación, pagados por el lobby político.

Democratización que viene dada por el poder que el pueblo siempre ha ostentado, y que ahora parece que está al alcance en el tercer entorno. El saber que el voto de ese (aún pequeño) porcentaje de indignados ha servido para democratizar un sistema político que es de todo menos democrático.


De ofrecer una alternativa que el equipo de PODEMOS, con Pablo Iglesias al frente (pelea perdida de antemano al posicionamiento web de nuestros nombres para un servidor :P), ha sabido explotar hasta la saciedad (se me antoja un aparente complejo de Mesías que chirría de lejos, y que a la vista del resultado ha funcionado a la perfección), recopilando la mayor parte de esos preciados votos y alzándose como claros vencedores. Han sabido comunicar, como decía el compañero Manuel Ángel García (ES), algo que quizás sea más complicado para un partido “con carga histórica”.

Porque no se lleve a engaño. Hashtag como #SiPodemos, #PPSOE o #NoLesVotes han supuesto la diferencia. También las movilizaciones, y el malestar general, pero bien catalizados por el aspecto social del tercer entorno. Una ola que nace de la sociedad, que recibe el apoyo (o la indiferencia) de algún que otro colectivo, y que se vuelve viral, para transformar la realidad, para llegar a hacer algo que hasta hace poco parecía imposible.

El PP tendrá más escaños, y el PPSOE sigue como segunda fuerza, pero bien saben que algo está cambiando. Y ya es tarde para solucionarlo.