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Al año tengo tres artículos que de una u otra manera se repiten. Uno de ellos suele caer por finales de Diciembre, por eso de desearle buenas fiestas y un comienzo como se merece. Otro a mediados de Mayo, que coincide con las fechas en las que empecé esta aventura. Y un tercero que suele caer entre finales de Agosto y principios de Septiembre, según se tornen esos días.

Más o menos por estas fechas, desde hace tres años (por aquí el primero, por aquí el segundo, por aquí el tercero), me ha dado por pararme y pensar un poco hacia donde va este proyecto.

Un artículo de reflexión que sobre todo me encanta volver a disfrutar años después, viendo a la misma vez cómo ha cambiado mi idea inicial y lo mucho que sigo empecinado en hacer lo mismo.

Sobre la línea editorial

Estoy a puntito de llegar a los 1.500 artículos publicados en esta santa casa. Si a esto le uniera los artículos que llevo escritos en SocialBrains (ES/dos a la semana), en el CIGTR (EN/antiguamente a diario, últimamente de forma puntual) y en la intranet de mecenas (ES/entre uno y tres semanales), más alguna colaboración extra que puede consultar en la sección de Archivo de esta web, previsiblemente pasaré de los 2.500.

Y eso que ahora intento tomarme las cosas con filosofía, pasando de los típicos datos que le quitan el sueño a la mayoría de bloggers (ya tengo bastante con perder el sueño con los datos que me toca analizar en el curro, jaja), respetando de vez en cuando los fines de semana, e incluso permitiéndome el lujazo de disfrutar de algún viaje totalmente desconectado.

Para alguien como un servidor, con una constancia y dedicación tan exhaustiva a aquello que se me pone entre ceja y ceja que tranquilamente podría haber acabado en una habitación acolchada con una camisa de fuerza, es todo un logro :).

Ha sido, como de hecho lo fue el año pasado, un año muy pero que muy prolífico, y no únicamente en cuanto a análisis tecnológicos escritos se refiere, sino también a eso de encontrarse a gusto con uno mismo, con lo que le da de comer, sabiendo decir que no a oportunidades profesionales que hasta el momento consideraba un sueño.


También veo que he seguido con varias series de artículos, en un intento por estructurar de forma organizativa el contenido de la página. #MundoHacker, en la que intento resumir de manera práctica las medidas de ataque y defensa en el mundo digital, parece que se ha vuelto un must de la web. Los Especiales son otro ejemplo para dar salida a temas que quizás por tamaño no se prestaran a un artículo más en el blog. Y por último, la nueva incursión de #EnProfundidad, cuyo primer exponente ha sido la review del mindwave (aunque he aprovechado para agregar todos aquellos artículos que hasta ahora estaba dividiendo en dos partes), y que de nuevo, vienen con la idea de romper la estructura habitual allí donde me encuentre con artículos que por su profundidad requieren de ello.

He dejado de lado, sin embargo, algunas series en standby, como la de #Sec2Min, en formato audiovisual, con guías prácticas de configuración de la privacidad y seguridad de servicios y dispositivos, y la de #AskToPablo, donde respondía en formato artículo a una pregunta que algún miembro me soltaba por RRSS o email. La primera serie de hecho está recogida como posible recompensa si llegamos a casi triplicar la recaudación que mensualmente obtenemos de la campaña de crowdfunding, y hasta cierto punto, la segunda la estoy cubriendo de manera descentralizada (alguien me sugiere un tema y yo lo preparo y publico).

Y es que comentaba en el anterior artículo que por aquel entonces había vuelto a caer en la diabólica espiral destructiva eso de escribir artículos de larga extensión, y cómo preveía que esto se mantendría como mínimo un buen tiempo.

¡Qué razón tenía ese Pablo de 27 añitos cuasi recién cumplidos! Ains… Para esos artículos a los que me gusta llamar afectuosamente “mostrar la puntita” ya tengo el blog de SocialBrains y, si me apura, la intranet de mecenas.

Quien viene aquí es para aguantarme los chorros profundos y maquiavélicamente sembrados de enlaces que entiendo ya deben ser seña de quien escribe.

Es más, recuerdo con cariño cómo el señor Olmeda, que en su día tuve la suerte de trabajar con él, y que ahora se codea con el resto de directivos de una gran empresa, tubo a bien decirme en su momento que le bastaba en su RSS leer el título para saber, sin incertidumbre de ningún tipo, que quien estaba detrás era un servidor.

Esa misma seña a la que Mireya, actual mecenas de la Comunidad, analizó, sacándome los colores, años atrás, y criticando mi empeño por seguir tratando al lector de usted cuando ni soy argentino ni vivo en el siglo XX.


Y mi respuesta sigue siendo la misma. Hago lo que hago, y lo hago de la forma en que lo hago, porque creo que usted se merece, como mínimo, que ponga este empeño en lo que hago.

Que si voy a dedicarle una a dos horas a escribir algo en la red, sea porque de verdad creo que tengo algo que aportar al ya de por sí hiperbólico universo de contenido que nos rodea. Que esos artículos de más de 1200 palabras (y últimamente, de bastante más) que me empeño en escribir aporten de verdad algo diferencial a quien tiene la osadía de consumirlos. Y que si todavía está tan rematadamente loco como un servidor para haberse quedado con hambre, encuentre entre esas palabras suficientes hipervínculos para saciar su sed de conocimiento.

Al menos hasta el día siguiente, donde entraré de nuevo en su cabeza para plantar unas semillitas, que espero florezcan de forma distinta a cómo han florecido en mi, para que quizás, con suerte, el día de mañana (o justo después de leer el artículo), una de ellas brote como crítica y me haga plantearme mis principios nuevamente.

Que al menos en esta santa casa su opinión es tan importante como la mía. Y que tengo una comunidad que no me merezco, con incluso algún que otro troll respetuoso al que se le acaba cogiendo cariño :).

Sigo, no obstante, hablando de tecnología y de seguridad, convenientemente adobada con mi profesionalidad como analista y mi subjetividad como ciudadano europeo amante de los bits, pero me cuesta todavía hoy por hoy considerar que esto es algo más que un mero blog personal de una persona con muchas preguntas aún por responder.

Y es ese placer culpable, esa limitación ideológica, la que mantiene dentro de mi el cosquilleo necesario como para que cada mañana me levente unas horas antes y me ponga a escribir. No creo que pudiera entender esto como un trabajo, y aunque ello me cierre las puertas de lo políticamente correcto en la sociedad, me gusta pensar que puedo seguir siendo quien soy y haciendo lo que hago, mejorando en lo que puedo, sin volverme “uno más” del ciberespacio.

Del desarrollo a los datos

En el anterior artículo me sorprendía a uno mismo siendo consciente de lo poco que había avanzado a nivel de desarrollo y diseño en los últimos meses, y cómo eso me había permitido centrarme en lo que de verdad me importa: la información.


Esto, aplicado al resto de mi carrera, es otra de esas decisiones que un buen día decides tomar y de la que por ahora no puedo estar más que agradecido.

He ido retocando cosillas de esta página, y me he metido en berenjenales curiosos últimamente, pero lo cierto es que cada vez intento estar menos pegado al mundillo del diseño y desarrollo, y más al de la analítica.

Lo que de nuevo, deja más tiempo para generar contenido. Y además, me permite enfrentarme desde la óptica tecnológica (con la magia de la estadística y las matemáticas discretas) a prácticamente cualquier noticia de actualidad.

Aún así, temo que no suelo traer mucho de ese contenido basado en datos por estos lares, y quizás sea hora de que empiece hacerlo. La mayoría de acercamientos quedan reflejados a nivel interno, o salen a la luz pero bajo el paraguas de algunas de las empresas que me contratan.

Todo se andará, no obstante :).

De monetización… a Comunidad

Tenía pensado preparar este verano aquel temita de las donaciones que hemos debatido largo y tendido por la Comunidad, pero al final, con la mudanza y demás, ha sido imposible.

Por aquel entonces ya se estaba cuajando la idea, que acabaría por materializarse en Noviembre de ese mismo año como beta, y que cumplía recientemente su noveno mes.

Resulta verdaderamente gratificante ver que un proyecto de este calibre puede salir adelante sin esperar vivir de ello, y sobre todo, sin tener que bajarse los pantalones.

Que haya un porcentaje de miembros de la Comunidad que haya querido apoyar financieramente el proyecto, a sabiendas de que lo recaudado se re-invierte de diferentes formas en el mismo, es sencilla y llanamente increíble, y me hace pensar que soy todo un afortunado.

El que últimamente hayamos podido ayudar con parte de ese dinero a familias cuyos hijos no tienen ni siquiera un plato que llevarse a la boca en el comedor del colegio, lo es aún más, y espero que el día de mañana podamos cuanto menos seguir colaborando con iniciativas como esta.

Esa Comunidad con la que me carteo cada semana, con los que tan buenas migas he hecho, y ese aún pequeño grupo de mecenas a los que día tras día agradezco su apoyo, son actualmente uno de los mayores incentivos para seguir con esto y dar cada vez más de mí.

Al menos mientras el resto de engranajes de mi vida sigan girando coordinados, ya sabe. He incluso (espero) si alguno de ellos se oxida más de la cuenta.

Y con todo esto, me despido un año más (aunque el Lunes vuelva a estar por estos lares).

Solo pido que mi Yo del futuro vuelva a leer esto y no pueda evitar que se le escape una sonrisa al darse cuenta de que aquí comenzó todo, y de que en este entonces todavía no era(mos) conscientes de lo que quedaba por llegar.

Le pediría que aprovechara el artículo para criticarme, para sugerirme cambios que ve oportunos, para hacerme llegar ideas de futuros artículos. Para todo lo que se le ocurra. Porque el objetivo de este post es precisamente empaparme con el feedback que me pueda dar.

Así que por aquí le espero. ¿Se anima?