Cuando un compañero (¡Gracias Montu!) me recomendó que le echara un vistazo a los productos de Hexxa, desconocía lo que me iba a encontrar. Una empresa española que estaba apostando por sacar al mercado devices realmente curiosos, con un acabado más que aceptable, y focalizados en el mundo del deporte y la seguridad.
¿Qué más se podía pedir?
Me puse en contacto con ellos, y en cuestión de unas semanas ya tenía por casa el Hexxa Atenea (ES), un smartwatch que quizás no haya acaparado portadas en los principales medios especializados, pero que sin lugar a duda apunta maneras.
Llevo con él cerca de dos meses, viaje a Silicon Valley incluido, y estas han sido las impresiones, con sus puntos fuertes y sus débiles, con su usabilidad y sobre todo, con esa flexibilidad que ofrece y que merece un apartado propio.
Empecemos.
Índice de contenido
Apuesta por la versatilidad
Lo primero que se encuentra alguien cuando recibe el producto es un reloj que podríamos considerar grande, quizás más enfocado a una muñeca de hombre.
No es algo que me desagrade, sinceramente. Siempre he sido de relojes con bastante diámetro, pero sí es verdad que el ancho de la pulsera quizás eche para atrás a más de uno.
Tiene un motivo de ser, que explicaré a continuación, y aunque la sensación es agradable (hablamos de una pulsera de goma con el cierre habitual de un reloj, que se ha comportado la mar de bien incluso en sesiones pasadas por agua y/o sudor), creo que es un punto a considerar.
Por lo demás, el diseño puede gustar más o menos, pero pasa desapercibido, cosa que como ya comenté en más de una ocasión, me parece crítica a la hora de decantarme por uno u otro wearable.
Ahora bien, toca encenderlo, y aquí empiezan las diferencias.
Estamos ante un smartwatch con Android 4.4. No Android Wear, Android a secas, con todo lo que ello conlleva.
En el Hexxa Atenea podemos instalar aplicaciones directamente de la Play Store (de hecho, ya viene con algunas como Runastic, Spotify, Endomondo,…). Tenemos para ello 4Gbs de almacenamiento (y 512Mb de RAM, por si se lo pregunta), ya que el reloj funciona asociado a un smartphone, o en solitario.
Este punto me parece crítico para entender el valor que puede ofrecer un wearable, y que cobra verdadera razón de ser para aquellos perfiles que requieren de un dispositivo que no resulte molesto a la hora de realizar sus labores, y/o buscan un wearable que ofrezca conectividad en sus jornadas, sean de trabajo o de deporte.
Un Android convenientemente modificado, con una interfaz basada en gestos. Algo a lo que ya estamos acostumbrados en el entorno wearable (desplazamiento a la derecha para abrir notificaciones, desplazamiento a la izquierda para abrir reproductor, sensor cardíaco y podómetro, pulsación centrar para abrir aplicaciones, pulsación larga para cambiar el diseño del reloj,…), y que ofrece todo lo que puede ofrecer un smartphone con Android, eso sí, en una pantalla de reloj.
Decía que se podía utilizar de dos formas. Asociado o no a otro terminal.
En el primer caso (el uso habitual de un smartwatch), la asociación se hace mediante la aplicación «Reloj Ayudante», disponible en el market de iOS y Android, y que se encarga de ponerse en contacto con aquellos dispositivos bluetooth que hemos fijado con anterioridad para el envío de notificaciones.
Para alguien que venía de utilizar un Moto360, la verdad es que la experiencia en este sentido ha sido semejante, y únicamente he encontrado diferencias en la limitación que tiene esta app para mostrar contenido nativo, como pueden ser los SMS o Hangouts (solo verás la notificación, pero no se pueden abrir desde el smartwatch).
El apartado de conectividad es verdaderamente increíble. Hexxa Atenea cuenta con lector de frecuencia cardíaca, como comentaba, protección IP65 (es decir, que soporta salpicaduras y es resistente al polvo), y una muy nutrida serie de protocolos de comunicación, entre los que señalaría micrófono y altavoz, WiFi, Bluetooth 4.0, GPS (perfecto para runners) y hasta conectividad 3G.
Para poder utilizar el reloj de forma autónoma, basta tener una micro-SIM (la del teléfono, por ejemplo) e instalársela al reloj, destornillando cuatro diminutos tornillos que tiene la tapa posterior.
Pasamos entonces de tener un smartwatch convencional a un smartwatch autónomo, capaz de leer y enviar SMS, realizar y recibir llamadas (con muy buenos resultados, curiosamente, aunque sigo sin encontrarme a gusto hablándole a un reloj por la calle) y en definitiva, cualquier acción que podamos realizar hoy en día con un móvil.
Eso sí, como cabría esperar, y por mucho que hayan adaptado la interfaz, en una pantalla de estas dimensiones se vuelve incómodo ver una película, ya ni hablemos utilizar un teclado…
Termino este apartado hablando de otro aspecto importantísimo: la batería, que ofrece una autonomía esperable cuando utilizamos el smartwatch asociado al smartphone (un día, día y medio, según uso), y que a mi forma de ver, se queda algo corta cuando lo usamos de manera autónoma, llegando por los pelos a la noche (al menos en mi caso, y eso que no soy de tener muchas notificaciones activas).
Cuenta con una base de carga propia, aunque ésta se conecta a su vez a la corriente por un micro-USB convencional.
Sistema de pagos Contactless y Chip RFID
El Hexxa Atenea todavía se guarda dos as en la manga, que fueron además la principal razón que me animara a probar el producto.
Junto a él viene una tarjeta de MasterCard con la que podemos realizar pagos Contactless.
A falta de que lleguen y se estandaricen las propuestas de Apple, Samsung o Google con los pagos físicos, lo cierto es que haber apostado por MasterCard es todo un acierto, ya que te aseguras que en cualquier TPV va a funcionar.
Esa tarjeta está, como puede ver, oculta dentro de la pulsera, y es el motivo que le comentaba de que ésta sea tan ancha.
Un mal menor que habrá que aceptar si queremos disfrutar de esta comodidad, como lo es también la posibilidad de asociar el Chip RFID con nuestra identidad en el control de acceso de una instalación, como puede ser la oficina de trabajo o (como en mi caso) el gimnasio.
Un añadido más que evita tener que llevar otra cosa encima (en mi centro deportivo esto se traduce en una pulsera), y que de nuevo, podría llegar a ser un plus para aquellos que habitualmente tienen que pasar un control de este tipo.
Resumiendo
Un producto que se sale de lo que habitualmente encontramos en el sector de smartwatches, y que seguramente tenga una serie de perfiles verdaderamente interesados en hacerse con uno de ellos.
Puntos positivos
- Versatilidad: El que pueda funcionar como smartwatch asociado o autónomo es un puntazo. El que hayan resuelto de forma tan elegante las dos tipologías de uso, un /clap mayúsculo (me parece dificilísimo).
- Pagos Contactless y RFID: Ha sido una experiencia enriquecedora ver que un desarrollo español haya sabido resolver de manera tan magistral estos dos usos. Y es que una vez te habitúas, resulta complicado vivir sin ello.
Puntos negativos
- Diseño: Es la parte más negativa que se me ocurre. El reloj es grande y podríamos considerarlo pesado. Dos hándicaps que seguramente cierren el mercado únicamente a hombres, y que puede limitar a aquellos que lo quieren usar con dispositivo de conectividad deportiva.
¿Alguna duda que no haya resuelto?
Edit unas horas más tarde: Casualmente me entero ahora que Hexxa acaba de liberar una actualización de software (ES), que básicamente corrige algunos problemas en la autonomía del terminal y ofrece la posibilidad de mantener el 3G activo mientras la pantalla está apagada. Bienvenida sea :).
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Realizar este tipo de artículos me lleva varias horas, y en algunos casos, gastos extra que habitualmente suplo de mi bolsillo, o gracias a esa comunidad de patronos que me apoyan realizando donaciones puntuales o periódicas.
Si le gustaría ver más de estos tutoriales y análisis por aquí. Si el contenido que realizo le sirve en su día a día, piense si merece la pena invitarme a lo que vale un café, aunque sea digitalmente.
No, no tengo, aun, un Smartguai de esos, y el primer punto que me tira pa tras es la duración de la batería, lógicamente, el precio es la segunda, cuando me ponga uno en la pulsera, seguro que es para siempre, así que con calma.
Por otra parte, decir que Smart es sinónimo de más inseguridad resulta paradójico. El problema es que la base de la seguridad aun es muy joven, no hay conciencia en los desarrolladores de hardware, software o integraciones. Cada vez que añadimos un juguete a nuestro entorno es más difícil sacarlo, dependemos de juguetes maravillosos que hacen cosas sorprendentes, pero no sabemos vivir sin ellos (esto lo decía el jefe de una tribu que intenta mantenerse al margen de nuestra sociedad)
Si no toman todos conciencia de esto, estamos a merced del azar, de que no seamos el objetivo de nadie, por que no tendremos forma de protegernos. Fijo que estamos en los albores del apocalipsis zombi! XDDDD
El cambio de un reloj tradicional a un smartwatch es cuanto menos impactante, y precisamente por el motivo que comentas (la batería).
En efecto, pasamos de un dispositivo que o bien nunca tiene que volver a «cargarse», o esto se hace cada uno o dos años, a otro que lo hace casi cada día…
Ahora bien, aquí entra cada uno eligiendo si prefiere tener un reloj para lo que Dios lo ha creado (ajajaj), o quiere tener otras cosas. Cosas seguramente innecesarias, oye, pero que para los que nos va la marcha agradecemos :).
Yo soy de los que «me va la marcha» pero el cambio es grande, yo mi reloj no le cambio la pila cada año, ni muchísimo menos, 3-4 años si no más. También quiero tener otras cosas, siempre me han ido todo tipo de cachibaches, pero si me van a dar más trabajo que beneficio aplico el principio de esperar y ver.
Nunca hay tanta prisa como nos parece, llevo más de 40 años sin un smartwatch (sea lo que sea eso de smart) así que creo que podré ser capaz de sobrevivir un poco más a tener uno de esos
Y te aseguro que vas a poder seguir viviendo sin smartwatch, jajaj. Es un producto que se compra por capricho, o para algunas tipologías de uso muy específicas (como podía ser ese runner del que hablaba en el artículo).
Sacándolo de eso, por supuesto, no es algo necesario.