Si me llegas a preguntar hace unos años por dónde veía el futuro de la movilidad, esa respuesta pasaba sí o sí por la convergencia entre escritorio y móvil.
Unos sistemas operativos que mantuviesen la mayor parte de funcionalidades del escritorio, pero que se pudieran consumir en movilidad de una manera más que eficiente.
Y hablo, por supuesto, de hardware (potencia, autonomía…), pero también de usabilidad.
Hasta cierto punto es verdad que Windows 10 nos ofrece eso. Es más, un servidor tiene como dispositivo principal un Lenovo Yoga (ES/enlazo a la versión actual, que la mía no está ya a la venta) que tan pronto puedes utilizarlo como un portátil al uso (como trabajaba hasta ahora en viajes), como conectarlo a un monitor para usarlo como si fuera una torre PC (lo que hago cuando trabajo desde la oficina) y, por supuesto, disfrutar de contenido en modo tablet.
Un sistema operativo que se adapta a las particularidades de cada uno de estos tres escenarios, y que pese a todo lo que voy a decir por estos lares, sigue siendo de lejos la mejor manera que he encontrado de ser más productivo en mi trabajo.
¿Cuál es el problema?
Pues principalmente tres:
- La autonomía: Este es un problema endémico en todo el hardware de altas prestaciones. La batería con el paso del tiempo pierde eficiencia, y aunque en su día, cuando lo compré, es cierto que llegó a darme hasta 8 horas de uso profesional (navegador web más programas de edición de código), a día de hoy es incapaz de superar las dos-tres horas. Insuficiente, por tanto, para la mayoría del trabajo fuera de la oficina, teniendo entonces que depender de un enchufe.
- El modo tablet: Hay que hacer sacrificios, y en este caso el sacrificio viene del lado de la movilidad. Estamos ante un convertible desde la óptica de un portátil, por lo que su uso como tablet, sobre todo si vamos a tener que sujertarlo entre las manos, se antoja un tanto pesado y ancho (el teclado, que es un teclado completo, queda pegado detrás del dispositivo).
- El precio: Hablamos de un dispositivo que ronda(ba) los 1.200 euros en el mercado. Es un gran producto, pero destinado como cabría esperar a ese porcentaje de usuarios con la coletilla PRO. Ni de lejos para el usuario medio de tecnología.
En estas me encontraba, con la idea de quizás para navidades cambiarlo por un modelo actual, cuando Apple sacó al mercado el que bajo mi humilde opinión es, de lejos, el mejor iPad hasta la fecha.
En un cambio de estrategia de negocio que se me antoja realmente interesante.
Vamos a hablar del iPad de 7ª Generación (o iPad 2019). Vamos a hablar de la primera tablet que puede ser usada realmente para trabajar.
Índice de contenido
El mercado de ordenadores de bajo precio tiene un nuevo competidor
Hasta este año los iPad han sido, sin lugar a dudas, las mejores tablets del mercado.
Y ojo, que soy el primero que defiende las posibilidades que tiene Android en smartphones. Pero es cierto que en tablets iOS ha demostrado por activa y por pasiva no tener competencia directa.
La cuestión, eso sí, es que hasta la salida de iPadOS, el nuevo iOS enfocado a iPads, estos dispositivos eran puramente eso: una muy buena tablet.
Que ya sé que todos conocemos casos en el sector de empresarios y periodistas de tecnología que aseguran llevar años haciendo su trabajo a la perfección con un iPad. Y no me cabe duda de que para alguien como mi madre, cuyas necesidades tecnológicas son más bien escasas, un iPad de la vieja escuela podría servirle.
Pero a poco que tuvieras un trabajo un poco más dependiente del software profesional (diseñadores, programadores, arquitectos, animadores…) la cosa ya se complicaba.
Hablamos, por tanto, de hacer sacrificios (esto lo puedo hacer de esta manera, para hacer esto otro dependo de una serie de Atajos, esto otro que necesito hacer de muy vez en cuando lo tendré que hacer en el ordenador…), a cambio por supuesto de ganar en movilidad y para algunas labores en particular incluso en eficiencia.
Porque aquí no vamos a comparar la experiencia de trabajo con un portátil convertible de gama alta como es mi Lenovo Yoga (+1.000 euros) frente al iPad con iPadOS (500 euros con Smart Keyboard incluido, 370 sin él), sino la experiencia que tendría con un Windows (o Linux, que MacOS a este precio no tenemos nada) de gama de entrada frente al iPad.
Que con un producto de 300 euros largos tienes una experiencia de uso que va fluidísima. Dime qué HP, qué Lenovo, qué portátil de 300-400 euros te da esta misma experiencia…
Ya te digo yo que ninguno.
Y esto, amigos, es lo que marca la diferencia.
¿Qué ha cambiado con el nuevo iPad e iPadOS para que ahora ya pueda ser una opción?
Si nos basamos únicamente en las especificaciones técnicas, realmente poco.
El nuevo iPad es a nivel de hardware una mera actualización del iPad del año pasado. De las 9,7 pulgadas pasamos a las 10,2. Punto.
Frente a su hermano mayor (iPad Air de 3ª) las diferencias se acortan, ganando el Air en diagonal de pantalla apenas 0,3 pulgadas (prácticamente no seremos capaces de notar la diferencia), mejor calidad de pantalla (tecnología laminada y True Tone, que de nuevo habría que ponerlos juntos para notar alguna diferencia) y en potencia (del A10 del iPad al procesador A12 del Air). A cambio, eso sí, 200 euros más que, sinceramente, creo que no los vale.
De hecho son tan parecidos en dimensiones (1 milímetro más ancho el iPad, y de igual tamaño) que los complementos del iPad Air de 3ª son totalmente compatibles con los del iPad de 7ª.
Es más, yo me he hecho con una funda para el iPad (ES) a muy buen precio que venía marcada como funda para el iPad Air de 3ª. El único pero es que por el diseño que tiene tapa ligeramente el círculo de la cámara trasera, pero a nivel de foto/vídeo sobra decir que no tiene impacto alguno (no superpone la diagonal del sensor, que es lo que jodería la imagen).
Donde hay de verdad cambio es en el apartado de conectividad y software, ya que aquí Apple ha decidido actualizar la gama de entrada de iPad para transformarlos en el dispositivo más interesante que tienen en el momento.
Por varias cosas, de hecho.
Compatibilidad con Smart Keyboard
Es decir, con el teclado oficial de Apple (y algunos de terceros). Un teclado/funda que es caro (170 euretes, pero a poco que busques puedes llegar a encontrarlo por 120 euros (ES)), pero que sin lugar a dudas ofrece una serie de prestaciones que lo hace imbatible frente al resto de teclados de otros fabricantes:
- Se carga automáticamente cuando lo conectamos: ergo nada de tener que cargar aparte el teclado (de hecho no tienes manera de hacerlo) como ocurre con la mayoría.
- Se conecta mediante enganche magnético: la principal novedad frente el iPad del año pasado. Éste sí cuenta con el llamado Smart Connector, que son esos 3 puntitos colocados en uno de los laterales del iPad.
- Es plug and play: no hay que hacer nada más que conectarlo para que funcione (nada de tener que parearlo mediante bluetooth o cosas de esas), y además adapta la interfaz mostrando o ocultando el teclado según entienda que lo tenemos colocado como teclado o si éste está puesto en modo expositor.
- 3 en 1: La experiencia de uso es sencillamente brillante. Mediante magnetismo se acopla en esas tres posiciones que tiene. Para el uso del iPad como si fuera un portátil, muy útil además para escribir con él sentados y apoyado en las piernas, para su uso como expositor para consumir contenido, y como funda delantera (la trasera, eso sí, quedará descubierta). Como único pero le pondría que si lo tenemos en la mano, el teclado tapa la cámara trasera. Pero vaya, ¿cuántas veces vas a sacar fotos con un iPad?
- Experiencia de escritura muy bien conseguida: Da unas sensaciones a la hora de escribir (recorrido figurado de las teclas) que si bien no son comparables a las que obtenemos con un teclado grande, sin lugar a dudas cumple.
Es, de facto, la diferencia entre tener un dispositivo únicamente para consumir contenido (el uso que principalmente le damos a una tablet) y el tener otro dispositivo que además puede servirnos para trabajar.
Compatibilidad con almacenamiento externo y gestión de archivos
iPadOS ofrece lo que muchos llevamos años pidiéndole a iOS. Que de una maldita vez Apple permitiera conectar a estos dispositivos un disco duro externo, y sobre todo, nos ofreciera un gestor de archivos realmente funcional, no apaños como la aplicación de Fotos y la de Archivos que había hasta el momento.
Con iPadOS ahora ya es posible hacer estas dos cosas, lo que abre la veda a que podamos trabajar con archivos subidos a nubes y/o en local mediante la conexión de un disco duro, pudiendo copiar y pegar archivos, crear nuevos y abrirlos con diferentes aplicaciones… sin estar encasillados a la gestión de archivos que tenga cada aplicación.
Hasta cuatro aplicaciones abiertas en multitarea REAL
Hasta la llegada de iPadOS ya era posible tener dos aplicaciones abiertas (más un reproductor de vídeo) en paralelo. Pero con matices, ya que una de ellas realmente no estaba operando en multitarea real, sino que tocaba activarla cada vez que quisiéramos utilizarla.
Ahora ya tenemos una multitarea real que nos va a permitir trabajar de forma cómoda con dos aplicaciones, y tener disponible una tercera e incluso más mediante el uso de tres funcionalidades.
- Split View: Básicamente esta es la multitarea que ofrece el iPad, pudiendo tener abiertas dos aplicaciones (o incluso dos ventanas de la misma aplicación con algunas aplicaciones en particular) que funcionan en multitarea real. Perfecto para, por ejemplo, editar código mientras tienes el navegador abierto, o tener dos navegadores para poder trabajar en uno y consultar información en otro. Esto habilita por tanto el trabajo con herramientas de producción sin tener que depender de estar continuamente deslizándonos entre aplicaciones.
- Slide Over: Esto sí es nuevo. Podemos dejar fijadas una serie de aplicaciones que se abrirán por encima de la aplicación que estemos usando (o aplicaciones si estamos utilizando Split View) como si de una pantalla de iPhone se tratase, pudiendo pasar de una a otra mediante un deslizamiento en la parte inferior del Slide Over. Y sacar el Slide Over u ocultarlo deslizando desde el margen de la pantalla hacia el interior. Muy útil, por ejemplo, para revisar el correo o una aplicación de mensajería como puede ser Telegram o Slack mientras trabajamos.
- PiP: En algunas aplicaciones de consumo de contenido, como puede ser Netflix o el navegador (curiosamente la única manera por ahora de ver Youtube en PiP es entrando desde safari), es posible dejar abierto un reproductor de vídeo en pequeño en una de las esquinas. Y esto nuevamente es compatible con Split View, por lo que en la práctica podríamos tener dos aplicaciones abiertas más un reproductor de vídeo (tres).
El colmo de los colmos es que por poder podemos tener cuatro aplicaciones a la vez (dos en Split View, más la visible en Slide Over mientras reproducimos un vídeo en PiP). Y todo funcionando a la perfección con el hardware del iPad, ojo.
La realidad es que en mi día a día lo habitual es que tenga casi siempre abiertas dos aplicaciones en Split View (dos navegadores desde donde trabajo, o un navegador y un editor de código) mientras ocasionalmente veo algo de Netflix (PiP) y reviso muy de vez en cuando correo o mensajería (Slide Over).
El precio
Vuelvo a ser pesado con esto, pero es que hay que dejarlo claro.
Hasta la llegada del iPad 2019 el primer iPad con soporte para teclado smart que teníamos en el mercado era el iPad Air de 3ª generación, que ronda los 500 euros. 500 euros más los 120/170 del teclado, ya nos metemos en unos 700, y por este precio en el mercado de convertibles y/o portátiles con Windows 10 ya tenemos alguna que otra cosa que perderá en movilidad pero sin lugar a dudas barre a iPadOS en cuanto a software.
Con el iPad de 7ª generación es la primera vez que tenemos un dispositivo competente para el trabajo por debajo de los 500 euros. Y en esa gama de precio la competencia que pueda haber con Windows 10 (ya ni hablemos de Android) es bastante limitada.
¿Se puede trabajar entonces desde un iPad? Mi experiencia
La respuesta rápida es que sí. La menos rápida es que depende de muchos factores, y en todo caso sigue siendo mejor hacerlo desde un sistema operativo de escritorio.
Tenía desde 2012 el iPad Mini de primera generación (de hecho ¡la review del iPad Mini fue el primer vídeo que subí a mi canal de Youtube!), y tras la presentación de los nuevos iPad acabé por decidirme por el modelo más económico (ES/32 GBs de almacenamiento, sin tarjeta SIM), máxime a sabiendas de que trabajo compartiendo conexión con el tethering del móvil (no pienso pagar otro contrato SIM solo para el iPad), y que además con 32 GBs tengo de sobra, ya que casi todos los documentos de trabajo los tengo subidos a Dropbox y Google Drive, y si en algún momento necesito algo extra puedo conectarle, como vimos, un disco duro externo.
Hay que tener en cuenta que para mi el iPad es un dispositivo secundario. En casa sigo y voy a seguir trabajando con el portátil, pero quería algo que me permitiese ir mucho más cómodo a reuniones y salidas de trabajo sin tener que llevarme la mochila de viaje con el Lenovo y su cable de carga.
Y bajo esta premisa, sabiendo además que en mi trabajo de consultor de Presencia y Reputación online la mayor parte del tiempo lo paso trabajando desde el navegador, desde la suite Office, en videollamadas y ocasionalmente bajo entornos de desarrollo web, prácticamente todo lo puedo hacer desde el iPad.
No tan rápido como lo haría desde un Windows conectado a esa pantalla ultrapanorámica, ese teclado mecánico, y ese ratón vertical. Pero oye, llevando conmigo un dispositivo que con teclado apenas pesa 1kg.
Y que además me sirve en el día a día de segunda pantalla para, por ejemplo, tener algún documental o serie puesta cuando tengo que hacer trabajo más rutinario, o consultar rápidamente alguna cosa en particular sin quitar las páginas que tengo abiertas en el escritorio.
¿Cómo ha sido la adaptación?
Si de verdad esperaba que el iPad me cubriera mis potenciales necesidades cuando estoy fuera de casa, necesitaba encontrar alguna herramienta que me permitiera conectarme de una manera cómoda a SSHs y FTPs, y además editar código (HTML5 y PHP principalmente).
Y esto lo he encontrado con Textastic (ES), una aplicación de pago (unos 11 euros) que sinceramente vale cada céntimo que me han cobrado. Ya no solo porque solo con ella ya puedo hacer todo a nivel de conectividad con servidores remotos (conectarme a servidores externos, gestionar archivos en local y sincronizarlos) sino porque no he echado de menos nada a nivel de estructura y maquetación de código. Y eso ya es decir mucho.
También, y para hacer pruebas con webs, me he encontrado con MIHTool, un navegador para iOS/iPadOS que tiene la particularidad de ofrecernos las mismas herramientas de desarrollo que podríamos tener en un navegador de escritorio, y hacerlo de paso de forma gratuita (hay una versión de pago que quizás tarde o temprano acabe comprando).
Es cierto que es bastante lento, y que falla más de la cuenta. A fin de cuentas para ofrecer esta funcionalidad tiene que cargar la página en un servidor externo y luego enviarnos esas pantallas. Pero cumple. Para solventar algunos fallos de diseño o algún script que esté jugándonos una mala pasada mientras estoy fuera.
No puedo pedir más.
El resto de herramientas son las esperables (Skype, Telegram, suite office, apps de edicción fotográfica, gestores de tareas…).
Estaba bastante ilusionado con la noticia de que en iPadOS Safari había decidido ya por fin ofrecer directamente el user-agent de escritorio. Lo que significa que por defecto se nos mostrarían las páginas tal cual las vemos en un ordenador, y no la versión normalmente capada para móviles.
La cuestión es que por ahora esto solo lo tiene Safari, y yo para trabajar utilizo Chrome… que no lo tiene activado por defecto, pero que lleva ya años ofreciendo la opción de cambiarlo para cada pestaña.
¿Otro punto que echo de menos? Que pese a que Safari ya permite utilizar split view con su navegador, Chrome no. Por lo que normalmente utilizo el Split View teniendo una pestaña de Chrome, que es donde trabajo, y una de Safari, que es donde consulto.
Supongo que será cuestión de tiempo (Apple tiene que permitir a navegadores de terceros utilizar estas dos funcionalidades, ya que en iOS/iPadOS todos los navegadores tienen obligatoriamente de base el core de Safari).
Termino con otro tema que me ha sorprendido, y es que me he visto forzado a utilizar las apps de redes sociales y la de Google Ads para gestionar las cuentas de mis clientes, ya que el navegador, cuando pasa un tiempo prudencial en desuso, te vuelve a forzar a reconectar la cuenta. Ergo, volver a activar el doble factor de autenticación en todas ellas.
Eso y que de nuevo por limitaciones de Apple no es posible tener varias cuentas de Chrome en funcionamiento. O bien solo utilizamos una, o bien estamos continuamente cerrando sesión y volviendo a abrir otra, siendo esto último muy pesado, y obligándome por tanto a gestionar algunos recursos de clientes de una manera distinta.
Supongo que todavía hoy en día no tenemos la misma experiencia de navegación de escritorio que sí tenemos en sistemas operativos tradicionales.
No es algo que sea estrictamente molesto. A fin de cuentas si tengo que subir algo de un cliente o publicar en RRSS un artículo de este blog, en vez de hacerlo desde cada pestaña del navegador, me toca copiar y pegar en cada aplicación. Y ahí los nuevos gestos ayudan bastante:
- Pellizco con tres dedos para copiar
- Doble pellizco con tres dedos para cortar
- Pellizco “hacia fuera” con tres dedos para pegar.
En fin, como decía incluso para alguien que trabaja en temas técnicos iPadOS es ya un dispositivo aceptable para un uso medianamente profesional.
Ni mucho menos a la altura de la productividad que da un sistema operativo de escritorio, pero para salidas de uno día o dos días y reuniones con clientes me sirve.
Ahora bien, donde le veo el verdadero atractivo es para todos aquellos que necesitan un “ordenador”, pero sobre todo para consumir contenido y consultar de vez en cuando información.
Es decir, para el grueso de la sociedad (pongo siempre a mi madre de ejemplo, pero es que es así) un producto como el iPad, con o incluso sin el teclado, puede ser la opción más adecuada para suplir sus necesidades tecnológicas en el hogar y fuera de él.
¿Y su papel como dispositivo de entretenimiento?
Aquí no hay crítica alguna. Las aplicaciones en iPadOS vuelan, y esto unido a una autonomía de unas 10 horas de uso real, hacen del iPad una de las mejores herramientas para el disfrute.
Mención especial, por cierto, para los juegos. Tanto el Hearthstone como el Auto Chess son una verdadera delicia poder disfrutarlos en un dispositivo con esta diagonal de pantalla y que pesa tan poco.
El servicio de videojuegos de Apple, Apple Arcade, al cual le dediqué una pieza en particular hace poco, es otro de esos puntos que presumiblemente van a marcar un antes y un después en la industria del juego móvil, al ofrecer toda la potencia del iPad en unos títulos que para poder estar en ese restringido catálogo no pueden tener micro-transacciones. Ergo, juegos basados en lo que de verdad debería importar, que es la experiencia y no las mecánicas de desequilibrio para fomentar las compras in-app.
Ojito a la industria de las consolas tradicionales, porque un iPad puede atraer mucho más al gamer casual y además ofrecerle un dispositivo que sirve para muchas más cosas.
Es cierto que una Switch tiene hoy por hoy muchísimo más catálogo de juegos, y cuenta con obras muchísimo más complejas y de mayor calidad.
Pero es solo cuestión que una parte crítica de la industria indie vaya, como está pasando poco a poco, considerando iOS/iPadOS un ecosistema de juego y un nicho de mercado de verdad importante, para que de pronto además de una tablet y una herramienta de trabajo tengamos una videoconsola portátil.
Un iPad al que, por cierto, ya se le puede conectar mandos profesionales como el de la XBox.
Y si no, tiempo al tiempo…
Conclusiones
Un dispositivo con un sistema operativo capadísimo, lo que para colmo minimiza hasta el extremo la posibilidad de que alguien sin conocimientos muy avanzados en informática (niños, adultos) toque algo que no debe o de que el sistema se infecte con algún malware.
Un dispositivo con una experiencia de usuario realmente buena, y que históricamente (ya veremos si el A10 no nos deja tirados antes de lo esperable) ha tenido un ciclo de vida muy alto (el iPad Mini de 2012 seguía funcionando genial incluso pese a que llevaba unos años sin recibir actualizaciones y ya no podía instalar algunas apps como Netflix que tiran de APIs más modernas).
No es comparable a un convertible como los Surface de Microsoft, por supuestísimo. Pero vale de media unos 300-400 euros menos…
iPadOS tampoco puede competir en prestaciones con MacOS, Linux y Windows10. Pero está cada vez más cerca, y en dispositivos de bajo coste como es este nuevo iPad la experiencia de uso es sencillamente superior.
Puntos fuertes
- Multitarea REAL: Por fin podemos trabajar con dos o tres aplicaciones a la vez.
- Precio: Lo que ofrece por el precio que tiene lo posiciona como una alternativa a considerar frente a los dispositivos de escritorio.
Puntos débiles
- Software: Estamos cerca, pero si queremos de verdad considerar iPadOS un sistema operativo para trabajar, le falta aún contar con software empresarial que aproveche toda la potencial del dispositivo.
No puedo más que recomendarlo.
Con la versión básica (ES/32GBs y sin soporte a tarjeta SIM) y el teclado Smart (ES/enlace en el que te ahorras 50 euros sobre el precio base) yo al menos tengo más que suficiente.
No veo además la necesidad de pagar más del doble por la versión PRO.
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Revisa mi setup de trabajo, viaje y juego (ES).
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