Tenía muchas granas de probar el nuevo buque insignia de la Californiana. Al menos sobre el papel la propuesta parecía simple y llanamente brillante, y al menos en lo que respecta a hardware sin lugar a duda no me ha defraudado.

Pero el hardware, por sí solo, no es suficiente.

Empecemos por el principio.

Un poco de contexto

La cosa es que llevo tiempo dándole vueltas a la idea de cambiar mi querido iPad Mini de primera generación (sí, el de primera generación), habida cuenta de que tiene el pobrecito 6 años ya, y que por supuesto no se actualiza desde iOS 9.3.5, lo que hace que algunas aplicaciones, entre las que lamentablemente está Netflix, sean incompatibles.

Youtube y Twitch, que es lo que más consumo en este dispositivo, sigue funcionando. Pero claro, funciona a medio pulmón, y teniendo en cuenta que en casa el iPad es casi una extensión de mi brazo (si estoy haciendo cualquier cosa que no requiera pensar, lo más normal es que tenga el iPad por algún lado reproduciendo vídeos o streaming), es algo que sin llegar a quitarme el sueño, me molesta.

Y he intentado pasarme a Android, pero no me cabe duda alguna que en tablets (y en smartwatches, ya que estamos), la propuesta de Google sigue estando muy pero que muy por detrás.


Lo intenté en su día con una BQ de estas de entrada, y qué va. Lo he intentado hace unos meses con una de Samsung de gama media, y aunque la cosa se acerca, sigo negándome a cargar la tablet cada día. No sé qué demonios ha hecho Apple con el iPad que es capaz de incluso reproduciendo vídeo, aguantarme tranquilamente tres o cuatro jornadas. En reposo directamente casi no gasta (diría que en toda una noche como mucho habrá gastado un 1 o 2% de batería), mientras que al menos lo que he probado en Android sí lo hace, y por regla general a lo bestia (10-15%).

La otra alternativa, por supuesto, es un convertible. Mi Lenovo Yoga 710 (ES/enlazo al 720, que mi modelo ya no se vende) bien puede utilizarse como tablet. El problema es que se me antoja ya demasiado grande para disfrutar de él tirado en el sofá o para colocarlo por cualquier esquina mientras hago las labores de casa. Y que no deja de ser mi ordenador de trabajo, por lo que habitualmente está conectado a la pantalla ultrapanorámica y al resto de periféricos de mi escritorio. Al quitarlo de ahí, luego tendría que volver a colocarlo, redimensionar otra vez las ventanas… Nada del otro mundo, vaya, pero prefiero un dispositivo dedicado única y exclusivamente a esta labor.

Meto esta cuña aquí para que seas consciente de que ni mucho menos soy un fanboy de Android. En smartphones, como ya he dicho en más de una ocasión, sigo prefiriéndolos. En escritorio he trabajado tanto con MacOS como con Windows, aunque ahora es cierto que por flexibilidad me he pasado casi por completo a Windows 10. Lo que no quita que considere el Watch prácticamente el único smartwatch realmente atractivo que existe hoy en día, y al iPad la reina y señora del mercado de las tablets.

Pero lo que he visto en el iPad Pro no me ha gustado ni un pelo.

Como diría Jack el Destripador, vayamos por partes :).

Hardware: Todo lo que quieras y más

Estos días he estado probándolo de la mano de un compañero que se lo ha agenciado, y lo cierto es que basta tenerlo delante para darse cuenta.


Tanto por estética (Apple siempre mima este apartado, así que tampoco es novedad), como por prestaciones, a nivel de hardware es simplemente increíble. Lo que Apple ha conseguido hacer con el A12x Bionic a nivel de procesamiento (lógico y gráfico) es de quitarse el sombrero. Lo tienes en la mano y ante cualquier pequeño gesto la interfaz responde inmediatamente. No hay lag, y no lo hay a un nivel que creo nadie hemos visto jamás en electrónica de consumo.

Además, por fin los de Cupertino han hecho de tripas corazón, quitándole ese esperpento de conector propietario que es el lightning y poniéndole uno estándar como es el USB de tipo C, del cual hablaré con más calma luego. Mira que les ha costado, oye…

Que tenga FaceID ni me va ni me viene. Ya dije que como sistema de identificación se me antoja peor que el clásico de huella dactilar, y en tablets, que tan pronto usamos en vertical como en horizontal, todavía le veo menos sentido. Pero es la apuesta de Apple desde que lo presentase el año pasado, así que habrá que pasar por el aro.

El Apple Pencil, para variar, brillante… al menos para quien lo vaya a usar (no es mi caso). Y el Smart Keyboard Folio, para el mínimo grosor que tiene, se hace hasta cómodo escribir en él. Algo que también consigue Microsoft con sus surfaces, por cierto.

Lo dejan muy claro los chicos en la página de producto (ES). Las comparaciones ya no son con el resto de tablets del mercado (no hay comparación), sino con los ordenadores. Hasta en cinco veces que yo haya visto. En potencia, en hardware, el iPad Pro ya está al nivel de la mayoría de convertibles Windows, y en algunos casos hasta por encima.

Pero…


Sistema operativo y aplicaciones: Seguimos con lo mismo de siempre

Pese a que ya hay una suerte de multitarea en iOS 12, pese a que en efecto podemos tener hasta tres aplicaciones (con algunas limitaciones, ojo) abiertas, iOS 12 sigue siendo un sistema operativo enfocado a movilidad.

Y esto, amigo mío, sigue siendo sinónimo de incompatibilidad a nivel productivo.

Estos días he estado leyendo muchas reviews, y la mayoría de periodistas pecan de considerar que su trabajo es el trabajo tipo de la mayoría de profesionales del sector.

En mi caso, está claro que podría escribir en la página casi como lo hago desde mi convertible con Windows 10. Pero por más que lo intente, no puedo programar al mismo nivel. Pese a que probablemente a nivel de gráfico el iPad Pro sea incluso más potente que mi ordenador (no dudo ni un ápice al considerar que con el iPad Pro seguramente reduciría los tiempos de conversión de formato hasta en dos o tres veces), no puedo editar vídeo al mismo nivel. Por mucho que nos vendan que es el dispositivo perfecto para jugar, no hay ecosistema serio de juegos como ocurre en PC más allá de algún port y alguna exclusividad temporal.

Y esto se debe a que tanto el sistema operativo como el ecosistema de aplicaciones no están preparados para ofrecer lo que realmente necesita un usuario PRO.

Empezando por el dichoso sandoboxing de iOS, que tan bien nos viene a nivel de seguridad.

Vale que ahora ya tenemos USB tipo C para conectarle lo que quiera, pero es que iOS 12 sigue sin tener soporte para discos. Ergo, adiós a trabajar como trabaja el 99% de los profesionales del diseño, la fotografía y el audiovisual.

Lo único que podemos conectarle es una SD, y vale, podríamos comprarnos algún disco con SD para engañar al sistema y que se piense que está ante una cámara, pero aun así:

¿Por qué demonios solo voy a poder sacar fotografías y vídeo de ese SD? ¿Y si quiero trabajar con documentos, por ejemplo?

Es más, ¿por qué para editar una imagen con Photoshop (una de las pocas aplicaciones más o menos decentes para el mundo profesional que tiene la App Store) tengo que descargarla en el Carrrete, y luego compartirla con la aplicación? No tiene sentido que todo mi trabajo tenga que pasar por la app de Carrete, donde a lo mejor solo quiero tener fotos personales.

Ahora es cuando saldrá alguien y me dirá que en efecto es posible creando un automatismo que nos permita portar al Carrete, del Carrete a la aplicación de turno, y eliminar lo del Carrete. Pero es que entonces:

  1. Estoy suponiendo que el usuario tiene nociones avanzadas de automatización de tareas: Cosa que el grueso de profesionales no debería ni tan siquiera tener que saber.
  2. Estoy imponiéndole más trabajo: La idea de comprar un dispositivo es que éste me simplifique la vida, no me la complique. Para colmo, con algo que claramente es una limitación impuesta por el sistema operativo.

Seguimos con el teclado, porque nuevamente vuelve a venir sin touchpad.

Que sí, que lo solucionaran seguramente teclados de terceros (¿Hola Logitech?), pero ¿hasta qué nivel será capaz una compañía de terceros, a sabiendas que iOS sigue sin ofrecer soporte nativo a punteros?

Y por otro lado, ¿tenemos nuevamente que esperar a que sean terceros quienes solucionen las limitaciones del sistema operativo?

La conclusión a la que llegan la mayoría de periodistas estos días es que hablamos de problemas que seguramente solucionarán en iOS 13. Una nueva versión de la que falta aún ¿9 meses?

Y es que ni siquiera es algo seguro. Un servidor quiere pensar que en efecto iOS 13 vendrá ya con soporte a discos externos, pero ¿y si no llega? ¿Y si el soporte a punteros tampoco llega?

Y aunque seamos optimistas y en efecto todo esto llegase, ¿qué hay del ecosistema de apps?

Porque al menos a mi sigue sin cubrirme el trabajo diario:

No puedo programar al mismo nivel que con herramientas profesionales como Sublime Text o Code. Para hacer cosas de sysadmin ya ni hablemos, que estoy muy pero que muy limitado (dependería de muchísimos shortcodes y recetas para automatizar tareas). El resto lo puedo hacer, pero no al mismo nivel de productividad (seleccionar texto, por ejemplo, se vuelve una angustia al tener que quitar los dedos del teclado e intentar apuntar correctamente en el trozo de texto que queremos seleccionar).

Conclusiones

Seguimos igual que hace tres años. 

El iPad Pro es por hardware lo que entiendo que debería ser la computación del futuro (¿Para cuando ese dichoso MacOS en arquitecturas ARM?). Pero sigue estando muy cojo en sistema operativo y aplicaciones profesionales.

Y ahí está el problema. No podemos esperar que un usuario compre un producto porque potencialmente será “el producto”. hoy en día no estamos al nivel de software que requiere para exprimir como se esperaría un procesador tan potente.

Justo lo que en teoría nos está vendiendo con la coletilla de PRO.

  • Para el grueso de usuarios que, como un servidor, buscarían una tablet en la que consumir contenido y si acaso producir algo, sin lugar a duda el iPad o el iPad Mini de 4ª generación siguen siendo la mejor opción. Nos ahorramos como mínimo unos 300 euros.
  • La duda que me queda es si realmente el iPad Pro es para profesionales, más allá de aquellos cuyo trabajo es puramente de ofimática. El Pencil y la potencia gráfica debería estar enfocada a diseñadores y animadores, pero es que incluso para éstos, las herramientas disponibles se me antojan aún muy pobres respecto a lo que ya tenemos en MacOS y Windows…

Y el que valga en 700 y 1200 dólares/euros, tampoco ayuda.

Lo mismo estas navidades acabo retirando mi iPad Mini. Pero sobre todo después de probar el nuevo iPad Pro, tengo claro que éste no va a ser mi dispositivo.

Ojalá de aquí a unos años pueda decir lo contrario.

Puntos positivos

  • USB de tipo C: Por fin podremos conectar cámaras y demás dispositivos utilizando el estándar de la industria.
  • Potencia y experiencia de usuario: El hardware simplemente es brillante. El procesador más potente del mercado, que rivaliza ya incluso con las arquitecturas de escritorio, lo que le da al iPad Pro una experiencia de usuario terriblemente fluida.

Puntos negativos

  • Potencia sin ecosistema: El software sigue siendo insuficiente. Tanto iOS 12 como el ecosistema de aplicaciones no están ni de lejos al nivel del hardware.
  • Caro para usarlo solo como tablet: Para el usuario de a pie, no tiene sentido pagar lo que vale teniendo el iPad y el iPad Mini a menos de la mitad de precio.
  • ¿Es realmente para profesionales? Quitando aquellos que dependan únicamente de la ofimática, o aquellos que se peleen con automatismos hasta un nivel casi enfermizo, tengo mis serias dudas de que sirva realmente para trabajar tan siquiera a lo que te ofrece hoy en día un macbook o un convertible.

El iPad Pro (ES) tiene un precio de partida de 879 euros (unos 780 dólares en EEUU).

El iPad (ES) de este año ronda los 300 euros con alguna oferta por Amazon. Menos de la mitad.

El iPad Mini 4 (ES) ronda los 370 euros.

Me es imposible recomendar el iPad Pro nuevo a casi ninguna tipología de usuario.

¿Me he dejado algo? Por aquí me tienes para resolver cualquier duda.

 

________

Si te gustaría ver más de estos análisis por aquí. Si el contenido que realizo te sirve en tu día a día, piénsate si merece la pena invitarme a lo que vale un café, aunque sea digitalmente.

hazme patrono pabloyglesias