Te voy a contar una curiosidad de mi trabajo.
De vez en cuando, normalmente algún sábado o domingo, y siempre y cuando haya trabajo mecánico que podamos hacer «sin pensar mucho» (ya sabes, cosas como escribir artículos o realizar informes para clientes como que no entran, pero lo mismo hacer los mantenimientos de una web o recopilar datos para posteriormente realizar un análisis reputacional, sí), tanto a Èlia como a un servidor nos gusta trabajar desde el sofá de casa mientras vemos una serie.
O, si hace bueno, hacerlo en la mesa del porche.
Ambos somos unos afortunados, ya que trabajamos desde casa, pero cada uno con su propio despacho y bastante bien equipado para cada una de nuestras labores.
Pero oye, de vez en cuando, cambiar de aires, aunque sea dentro de casa, se agradece.
La cuestión es que, por razones obvias, no es lo mismo trabajar desde mi despacho, con una silla gaming, una pantalla ultrapanorámica, un teclado mecánico y un ratón vertical, todo colocado exactamente a la distancia y altura adecuada para estar erguido, que hacerlo en un sofá o en la típica mesa de jardín.
Empiezas a coger malas posturas, a torcerte a uno u otro lado, y al final de la tarde acabas más doblado que el jorobado de Notredame.
Algo que seguramente muchos habréis experimentado con el teletrabajo forzoso tras el confinamiento de 2020. Para todos esos trabajadores de oficina que, de la noche a la mañana, tuvieron que cambiar su silla IKEA en la oficina por la silla de la cocina, y su mesa de trabajo por la mesa del salón…
Tanto si estás en mi situación (quieres algo que te saque de algún apuro de vez en cuando), como si estás en la segunda (necesitas algo para trabajar a diario y que cueste lo mínimo posible), una mesa plegable como la que he acabado comprándome, puede ser la solución.
En mi caso, me decanté, tras mirar un rato, por una que tenía soporte para el ratón (yo lo utilizo, pero es opcional y de hecho tienes que montarlo cada vez que montes la mesa, ya que no es posible plegarla con el respaldo puesto), y que además, al contar con dos brazos de tres ejes, me aseguraba que iba a poder adaptarla a la altura que prácticamente me de la gana.
Es más, en la imagen superior puedes ver cómo incluso puedo utilizarla de mesa, apoyando sus patas en el suelo, y estando yo sentado en el sofá.
Hay que decir, por supuesto, que esto en ningún caso debería sustituir la figura de una mesa normal. Se puede trabajar perfectamente desde ella en solitario, pero su uso principal es para adaptar la altura y el ángulo del dispositivo a nuestra posición, de forma que sea más cómodo realizar nuestras labores que simplemente colocando el portátil encima de una mesa.
Como su propio nombre indica, lo chulo de estas mesas es que son plegables, y cerradas ocupan «menos y ná». Que es otro tema a tener en cuenta cuando el uso que le vas a dar no es diario.
Un servidor, por ejemplo, ha dejado la mesa plegable dentro de un cajón de una de las cómodas que tenemos en el salón, ya que como explicaba anteriormente, es donde la voy a utilizar casi siempre.
Para colocarla a la altura y ángulo que desees, basta con darle en los botones esos azules que ves en cada brazo, y moverlo hacia la posición que desees. El sistema está montado para tener posiciones fijas cada pocos grados, de forma que una vez la tienes en la posición que deseas, lo suyo es moverla ligeramente hacia delante o hacia atrás para que suene el click que te alerta de que la posición se ha fijado.
Repitiendo lo mismo con el otro brazo, ya tienes la mesa montada, y puesto que en la base para colocar el portátil cuenta con un borde redondeado y dos protectores extra (opcionales de colocar, y sinceramente, al menos para las dimensiones de mi portátil, innecesarios), puedes perfectamente ladear el dispositivo hasta el punto en el que te sea más cómodo escribir.
Hay que decir que es lo suficientemente robusta como para aguantar el trabajo con un portátil. Por supuesto, está diseñada para esto, no para tallar piedra, así que si piensas ponerle encima 10 kilos, como que puede ser que el plástico de los brazos acabe cediendo.
En fin, que por el precio que tiene, me ha parecido una gran salida justo para el uso que le quería dar, e incluso pensando en alguien que tiene que dedicar una temporada a trabajar desde una zona que no cuenta con el mueble ofimático adecuado.
Una de esas recomendaciones de productos low-cost que al menos a mi me ha servido.