rss revival


Hubo un tiempo en que Internet estaba estructurado bajo criterios puramente cronológicos.

Desde foros, pasando por los propios buscadores, y como no, por blogs como éste. El caso es que la información se mostraba al usuario de forma cronológica (lo último aparece lo primero), sin dar mayor importancia a un contenido frente a otro, y conformando así un sistema informativo que era puramente objetivo.

¿Pero qué pasa? Que cada vez hay más estímulos a los que hacer caso, y por tanto, en un sistema cronológico corremos mayor riesgo de perdernos aquella información que al parecer es crítica para seguir respirando (nótese la ironía).

Eso, y que la tecnología ha ido poco a poco ofreciendo acercamientos más algorítimos, como fue en principio la sociabilidad digital (vamos a posicionar primero aquello que ha recibido mayor interacción por parte de la comunidad, sinónimo, supuestamente, de que es más interesante), y poco a poco la valoración subjetiva de la calidad (posicionaremos primero aquello que está más enlazado, ya que se supone que a más enlaces mejor será el contenido, o posicionaremos primero aquello que cuenta con X keywords, ya que se entiende entonces que eso está hablando con mayor profundidad de un tema específico).

La idea era y es eminentemente buena, pero tiene un hándicap de muy difícil solución:

El tiempo es una variable incuestionable. La algoritmia no.

Salvando que seas el administrador del servicio y modifiques el día y/o hora de publicación de ese contenido, no hay forma humana de tergiversar un ordenamiento cronológico. Eso mismo que hace que este sistema sea puramente objetivo lo hace también casi inmune a posibles tergiversaciones externas.


Sin embargo, todo sistema de recomendación algorítmico es vulerable a posibles tergiversaciones:

  • Si se basa en criterios sociales, basta con inflar artificialmente las interacciones sociales.
  • Si se basa en criterios estructurales, basta con generar contenido artificialmente cargado de aquellos elementos (keywords, contenido gráfico, titulares pretenciosos…) que sabemos puntúan positivamente.
  • En definitiva, sabiendo qué criterios se tienen en cuenta, basta con encontrar la manera de amañarlos y con ello posicionar artificialmente dicho contenido por delante de aquellos que no han hecho tanto los deberes.

De ahí viene mi apresión natural al SEO (quien lo diría, estando un servidor en el equipo SM del mayor evento de SEO de España (ES)) en todas sus vertientes. Entiendo su necesidad, y por supuesto lo aplico en aquellos proyectos profesionales y de clientes que así lo precisan. Pero en según qué derroteros, como puede ser en marca personal, soy muy reacio a llevarlo hasta los extremos que habitualmente lo llevan la gente del sector.

El SEO no deja de ser un conjunto de técnicas enfocadas a engañar a los sistemas de recomendación algorítmicos, con la idea de que posicionen nuestro contenido artificialmente por delante de otros contenidos. No porque en efecto sea mejor (que ojo, la idea es que lo sea), sino porque nosotros sabemos qué criterios tiene en cuenta dicho algoritmo, y por tanto hacemos uso de mecánicas para inflar dichos criterios en nuestro interés.

Lo que a bajo nivel es hoy en día hasta necesario (hay tanta competencia y el usuario toma su decisión a un simple golpe de click y escasas décimas de segundo, que es obligatorio como mínimo tener en cuenta dichos criterios), pero el problema viene cuando la base de tu negocio se sustenta en la optimización del contenido en base a los criterios de dichos algoritmos. No en base a aportar más a la comunidad, sino en base a esos criterios.

Escribir para algoritmos, no para personas

Es ahí donde surge ese hándicap que comentaba anteriormente.

Cuando esos algoritmos, que han sido tergiversados (no siempre con fines maliciosos) por terceros para posicionar contenido, son usados de forma masiva por el grueso de la sociedad para informarse, pasamos a un escenario de revolución estéril que ya definí hace la friolera de cinco añazos:

De curadores de contenido, pasamos a algoritmos de curación. Con este cambio, se intenta paliar la previsible subjetivización del hombre, relegando el compromiso en una máquina. Y aquí es donde aparece la primera mentira.


Ese algoritmo no deja de estar escrito por un hombre, por lo que sus criterios iniciales, que ofrecen por tanto ese paradigma relevante que tanto se ansía, está tan condicionado como lo que obtiene la figura del curador.

Nos hemos cargado al medio, pero obtenemos lo mismo que antes.[…]

Esa es la conclusión a la que puedo llegar. Pasamos de un mundo analógico (periódicos y revistas regidos por medios y puramente pasivos) a un tercer entorno que ofrece diversidad, proactividad a cambio de dedicación (sistemas puramente cronológicos), para volver a un nuevo espacio de periódicos y revistas regidos por medios y puramente pasivos.

Hemos dado una vuelta de 360º para llegar al mismo punto en el que estábamos hace un siglo, con la hegemonía informativa en mano de unas pocas manos. Solo que ahora, para colmo, esto se hace presuponiendo una falaz objetividad en el consumo de información.

  • De ahí que lo que veamos en Facebook no sea lo que está ocurriendo en nuestro mundo, sino esa pequeña parcela de toda la realidad que Facebook, en base a nuestro profiling, ha considerado que a nosotros, que tenemos una ideología política, religiosa y social específica, nos interesa.
  • De ahí que lo que veamos cuando hacemos una búsqueda en Google no sea lo que está ocurriendo en la actualidad, sino esa pequeña parcela de toda la actualidad que Google, en base a nuestro profiling, ha considerado que a nosotros, que tenemos una ideología política, religiosa y social específica, nos interesa.

Y podría seguir así con todos y cada uno de los servicios que utilizamos en nuestro día a día. Y como los periodistas antes de ser periodistas son ciudadanos, y como ciudadanos que son, están también influenciados por dichos sistemas algorítmicos, la información de los medios pasa nuevamente a estar segmentada.

Unas burbujas de filtro que están sistemáticamente tapándonos los ojos de la realidad. Mostrándonos solamente lo que entienden que nos interesa, a sabiendas que eso hace que pasemos más tiempo en sus sistemas, y por tanto, aumentando las arcas de la compañía que tenga detrás.

Con un contenido que se ha posicionado ahí no solo en base a su supuesta calidad, sino en base al inflado de los criterios que dicho algoritmo considera a la hora de valorar el contenido.


De nuevo recalco, no es un complot masivo de unos pocos hombres en la sombra. Es una evolución sistematizada, descentralizada y heterogénea, en base a lo que el usuario pedía (no quiero perderme nada “importante”), y debida a las limitaciones esperables de esta primera etapa de algoritmia pseudo-inteligente.

¿Y si volvemos a los sistemas cronológicos?

Es anecdótico, pero quizás la solución al impacto real que han tenido los bulos y las fake news en estos últimos años, alzando partidos y presidentes que parecen de chiste, plantando la semilla de guerras comerciales, ideológicas y hasta militares dentro y fuera de nuestras fronteras, sea volver a dar mayor importancia a aquello que no tiene margen de tergiversación posible: el tiempo.

En RRSS

Que recuperemos la distribución informativa cronológica, como un servidor lleva años defendiendo y aplicando en todos aquellos servicios que así me lo permiten.

En Facebook es posible hacerlo desde la barra izquierda del timeline, pinchando en los tres puntos de Últimas noticias, y seleccionando “Más recientes”. No es que con ello vayamos a evitar la segmentación esperable de Facebook, pero gracias a ello, de pronto, empezaremos a ver actualizaciones de personas que lo mismo llevamos muchísimo sin ver, habida cuenta de que por la razón que sea FB ha considerado que su contenido no nos interesa.

twitter ordenamiento En Twitter es posible hacer lo mismo desde el apartado de Configuración y Privacidad > Cuenta > Contenido, desactivando la opción de Mostrar primero los mejores tweets. Y sí, nos perderemos algún que otro hilo interesante, pero a cambio seremos un poco menos vulnerables a contenido que se ha posicionado artificialmente en los primeros puestos.

En nuestra dieta informativa

Algo que ya me habrás visto defender en más de una ocasión. Dejar de informarse en derroteros asistidos por algoritmos de recomendación, y volver a una tecnología que sigue siendo hoy en día la mejor manera de estar bien informado: el RSS.

Ya hice en su momento un tutorial paso por paso de cómo hacer uso de gestores de sindicación, así que no voy a repetirme. Pero para que quede claro, hablamos de unos sistemas capaces de obtener la información de muchas fuentes, ordenarla si queremos por categorías (por ejemplo, Tecnología, Actualidad, Política…) y mostrárnoslas en una misma interfaz sin adornos de ningún tipo bajo un estricto orden cronológico.

Lo último que aparezca ahí es lo último que se ha publicado. Y da igual que quien lo haya publicado sea Pepito o el maldito presidente de los EEUU. Y da igual si Pepito apenas ha tenido interacciones y/o hace uso de técnicas de tergiversación de algoritmos SEO y el maldito presidente de los EEUU sí lo hace, porque el contenido estará al mismo nivel.

De ahí que me haya gustado mucho la pieza que publicaban recientemente varios periodistas de Xataka a la hora de defender el RSS (ES) como una buena manera para que estos profesionales estén bien informados.

Algo crítico, considerando que a fin de cuentas la mayoría de ciudadanos se informan no desde las fuentes originales (lo que deberíamos hacer, y que con un sistema de gestión de información como el que explico por aquí vamos a poder diseñar), sino en base a lo que terceros, como un periodista, o un servidor, dicen.

Obligarnos a consumir información que nos gusta, pero sobre todo, información de fuentes que no están para nada alineadas con nuestros ideales. Es importantísimo enfrentarnos a las opiniones de gente que no opina como nosotros. Es, de hecho, la única manera de labrarnos una opinión crítica.

El petróleo del siglo XXI es la información. Y por tanto, aquellos que seamos capaces de seleccionar bien la información, de sacar valor a dicho contenido, lideraremos el futuro de la sociedad.

banner curso presencia digital fundamentos

Es tan sencillo de entender como complicado de llevar a cabo. No porque su implementación sea difícil, que no lo es, sino porque alrededor tuya nadie se preocupa de esto, viviendo felices en su ignorancia, y consumiendo información tergiversada que a nivel global está destruyendo la democracia.

 

________

Puedes ver más artículos de esta serie en #MundoHacker, donde tratamos en varios tutoriales las medidas para atacar y/o defenderse en el mundo digital.

Y si el contenido que realizo te sirve en su día a día, piensa si te merece la pena invitarme a lo que vale un café, aunque sea digitalmente.

hazme patrono pabloyglesias