Intento, en la medida de lo posible, acudir a fuentes directas y/o generalistas en esa labor diaria de consumo de información.
Por ello, no suelo darle demasiada importancia al contenido que me encuentro en páginas como 9To5Mac que, como cualquier otro medio fanboy especializado en una marca en particular, suele tener una visión ligeramente adulterada de la realidad del mercado.
Pero en este caso tenía guardado un artículo (EN/por aquí el enlace, aunque ya le digo que, siguiendo la línea habitual de esta web, aporta poco más que la noticia) que hacía mención a un tema que me pareció interesante tratar en profundidad por estos lares.
El caso es que en el diseño de la nueva tienda de Londres los de Cupertino han puesto toda la carne en el asador para romper que el histórico papel de los cables de seguridad acoplados en los terminales de muestra. Ya sabe, ese aparatoso cable que normalemente colocan en la esquina posterior e inferior derecha para evitar que algún “descuidado” se le olvide que en vez de dejar dispositivo en la mesa, lo lleva en su bolsillo :).
Quien haya estado en una Apple Store sabrá tan bien como un servidor que los chicos de Apple saben hacer las cosas como deben hacerse. Espacios diáfanos, trabajadores que conocen el producto que venden, a quienes les han cosido una sonrisa y un “Sí, señor” en la cara, y que (lo mejor) no te atosigan, con conectividad asegurada (y abierta, ¡ojo!) de buena calidad, y la libertad (casi) de poder trastear con los chismes el tiempo que quieras y en la profundidad que se te ocurra.
Tanto como para que a algunos nos cueste no pararnos por sus mesas de vez en cuando, mientras la parienta está mirando ropa en el centro comercial de turno, o simplemente como pasatiempo para “ver qué se cuece” con los nuevos dispositivos. Y como no, también con sus nuevos accesorios (ES).
Y en ese afán por crear un espacio lo más cómodo y cercano para ese potencial cliente, por limar al máximo las asperezas inherentes en cualquier relación comercial (que recordemos, es el objetivo final), parece que los cables de seguridad son el siguiente punto en la lista de elementos que hay que eliminar.
Pero claro, sin ser gilipollas, que picaresca la tenemos en cualquier sitio.
Y es aquí donde entra el tema del que quería hablarle hoy.
¿Cómo eliminar una medida de seguridad física en favor de una digital?
La propuesta de Apple al respecto me ocasiona, como explicaré a continuación, sentimientos contradictorios.
Al parecer, han decidido “diseñar un nuevo sistema operativo”, que es lo mismo que decir que han cogido iOS, le han quitado todo lo que no quieren que probemos en una tienda, y le han metido unos controles de seguridad extra, que permite, entre otras cosas, que el terminal se bloquee de inmediato cuando se sale del recinto con él, y se ponga a gritar a los cuatro vientos (la típica notificación molesta de Find My Phone) que ha sido robado.
Además, sobra decir que el bloqueo se hace vía iCloud, así que olvidarse ladrones de poder utilizarlo bypaseando el bloqueo con un reinicio forzado. Y junto a ello, controles que al parecer ya tenían implementados, como es lo de evitar que un usuario cambie la cuenta, modifique una nueva contraseña de bloqueo (hay que tener mala leche) o le cambie la imagen de fondo (esta sí que la “he visto” hacer, G.G), o que por defecto, cada vez que el terminal se apaga (entiendo que lo tendrán programado para que esto ocurra cada noche), elimine todo historial multimedia y de navegación que hayamos dejado los esporádicos clientes.
Y decía que algo así me lleva a plantearme cosas positivas y negativas, por las siguientes razones.
La primera y más obvia es que agradezco la obsesión casi clínica que tienen los de Apple por mejorar la experiencia de usuario inclusive antes de que ese usuario sea cliente. Eliminamos una medida de seguridad molesta por otra que opera a expensas del usuario, y que para colmo, es invisible a este. Justo lo que llevamos tiempo defendiendo. Que el producto ya no solo debe entrar por los ojos, sino que debe probarse a un nivel de comodidad lo más alto posible, sin criminalizar por defecto al comprador.
Pongo en negrita esto último porque me parece crítico. Y no lo enmarco en un div con padding 2em y border: 10px black porque estamos en el 2016.
Es algo de lo que tienen que aprender el resto de fabricantes, y, si me apura, el resto de negocios. Sin excepción.
No hay cosa que más me joda que para entrar a un supermercado me pidan que deje mi mochila en una estantería en la que además tengo que depositar una moneda de 50 céntimos o un euro, con la pérdida de tiempo que ello ocasiona. Que me obliguen a meter mi bolsa dentro de otra bolsa herméticamente cerrada.
¿Estamos locos? ¡Que soy el cliente! Si ya me tratas de delincuente antes tan siquiera de que entre en el local, lo que consigues es lo esperable. Que llegue el día en el que decida dejar de comprar en el establecimiento físico para hacerlo en la empresa de turno digital, con la que al menos no me tengo que ver las caras.
La segunda cuestión ya no es tan halagüeña, y es que, dentro de mi siempre maquiavélico doblepensar, me pregunto si en ese afán de crear una versión de iOS/OS X específica que resalte las bondades de su ecosistema en los terminales de prueba, no se habrán ido un poco de la mano quitando funcionalidades secundarias para que, en efecto, la experiencia final sea ligeramente superior a la que realmente ofrece el dispositivo.
Que si nos ponemos a quitar elementos a una herramienta digital lo que obtenemos es un mockup que va a las mil maravillas (cuántas presentaciones en hackathones habré hecho ya con mockups perfectos…), habida cuenta de que ha sido diseñado para un uso muy específico y limitado. Pero no representa el funcionamiento habitual que tendrá el dispositivo una vez comprado. Y eso, en mi casa, tiene un nombre.
Porque esa es otra. Me pregunto qué falta hace crear un sistema operativo “pseudonuevo” cuando esas mismas medidas de seguridad ya están implementadas en los dispositivos de venta final.
Que a lo sumo, habrá que cambiarle una serie de propiedades a la cuenta de iCloud de la tienda para que gestione el bloqueo al nivel que esperan, y se programen esos reseteos periódicos que al parecer hasta ahora los estaban haciendo a mano los trabajadores (0.O).
Pero oye, que ellos son los expertos y ellos sabrán. Por mi parte, la próxima vez que en alguno de los Stores vea los dispositivos sin cables de seguridad, no podré evitar fruncir ligeramente el ceño.
Soy un mal pensado, lo sé. Pero torres más altas han caído, y aunque creo que a la manzanita no le hace falta alguna llevar a cabo estrategias de este tipo, como decía, la picaresca está a la orden del día.
En los dos sentidos, de hecho…
La seguridad es una prioridad en estos tiempos. A mi me gusta Android, y he visto como ha evolucionado en ese sentido. Me parece en la versión Lollipop (5.0) incluyo un procedimiento novedoso de seguridad.
Antes cuando vendias un móvil Android (o robabas) y estaba protegido por contraseña, bastaba con hacer un hard reset para volver a usarlo. Una vez hecho eso, el dispositivo quedaba como nuevo. Claro ya existían opciones de rastreo y bloqueo gestionado desde la cuenta de Google.
Pero ahora , previendo que muchos usuarios no sabrán usarlas, se incluyó la protección contra hard reset. Es decir si tomo un Android protegido y le hago hard reset, al reiniciar me pide la contraseña de la cuenta de Google asociada al dispositivo. Es decir que hard reset ya no me permite burlar la seguridad de Google (algo parecido ha hecho Windows 10, pero aún se puede burlar la protección de Microsoft desde el BIOS con el modo Legacy).
Eso es algo bueno para evitar robos, malo para los usuarios inexpertos que venden su cel sin haber hecho ellos mismo el reset desde el sistema(aunque lo lógico sería que lo hicieran). Así que si te venden un cel robado o que el dueño no hizo el debido reset, lo más probable es que no lo puedas usar. Así ha avanzado la seguridad en estos tiempos.