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dni identificacion

La seguridad en la mirada

En 2015 publicábamos una pieza en la que veníamos a demostrar lo absurdo que es el que una persona se identifique en servicios tan críticos como pueden ser los de la Administración Pública, o nuestra entidad bancaria, mediante una firma.

La firma como sistema de identificación es una herramienta arcaica, que para colmo no demuestra nada.

¿Que por qué? Pues porque con el paso del tiempo, nuestra rúbrica evoluciona. Y puesto que se trata de algo manual, es literalmente imposible certificar su validez sin aceptar una tasa de error considerable.

Es más, por si no lo sabes, firma viene del latín firmare, que no es más que «afirmar». Es decir, que en su día se creó no como un sistema de identificación, sino como una constatación de que lo que tenemos delante lo aceptábamos.


Como curiosidad, decirte que ni los propios romanos la utilizaban. En su época firmare hacía mención a una especie de rito en el que la persona encargada de «firmar» un documento lo sostenía delante suyo mientras lo leía en voz alta frente al resto de presentes.

Historias aparte, lo cierto es que con la llegada de los sistemas de identificación digital basados en la inherencia biológica, la identificación fotográfica cada vez gana más adeptos.

Y fíjate que ya no hablo solo como sistema para desbloquear nuestros dispositivos (ya expliqué en su día por qué este sistema me parece peor que otros como el de la huella dactilar), sino que inconscientemente los utilizamos en nuestro día a día para realizar cualquier trámite, cuando ya no directamente mediante supuesto sistema seguro para, por ejemplo, abrir cuentas bancarias en remoto.

Sin embargo, y pese a lo que cree la mayor parte de la sociedad, este sistema, tan súmamente habitual en nuestro día a día (es más, de hecho es el que usa cualquier policía para identificarnos) tiene una tasa de error considerablemente alta. Concretamente, y según este estudio de la Universidad de Luisiana (EN), hablamos de un error relativo de entre el 10 y el 20%… en condiciones ideales de replicabilidad.

Entre 1 y 2 identificaciones fraudulentas cada 10 pruebas.

Y si a esto le unes efectos externos (poca luminosidad, una cola de espera con otros potenciales interesados, cansancio del operario que debe identificar, gafas o mascarillas…) el error aumenta drásticamente, hasta el punto de que la mayor parte de estos intentos de usurpación de identidad (alguien te roba el DNI y durante semanas o incluso meses contrata y compra productos y servicios a tu nombre), como avisan frecuentemente desde la Agencia Española de Protección de Datos (ES), acaban siendo exitosos.

Investigando sobre ello llego al trabajo del psicólog Guido Corradi, que lleva tiempo detrás de desmitificar este sistema como sistema de identidad, y que llegaba a las siguientes conclusiones (EN):


“Tenemos pruebas experimentales de que a) somos malos reconociendo fotos y caras; b) creemos que no lo somos; c) la práctica habitual (aduaneros, bancos, etc) empeora nuestro reconocimiento”.

Justo a las mismas a las que llega el estudio anterior… y este otro estudio (EN) de la misma universidad:

Se analizó el desempeño de tres grupos: 800 notarios colegiados, 70 empleados de la caja del banco y 35 estudiantes universitarios. El plan era comprobar qué efectos podía tener la veteranía. Spoiler: ninguno, o mejor dicho, ninguno bueno.

La mayor correlación de éxito no la obtuvieron los que tenían más experiencia, al revés: la única correlación relevante que se produjo en todas las pruebas fue que, cuanto más joven fuese el sujeto encuestado, mayor porcentaje de éxito, según los investigadores tal vez porque la disminución cognitiva sí sea un factor determinante ante esta tarea.

Y en estas estamos, por cierto.

De ahí que desde esta humilde morada seamos muy pesados con eso de que el DNI escaneado no hay que enviárselo a poder ser a nadie.

A tu madre y a tu pareja a lo sumo. Y si puedes evitarlo, mejor que mejor.


Ya que una vez que tu documento de identidad (o cualquier otro documento, todo sea dicho) acaba colgado de Internet, estás expuesto a que cualquiera con las ganas y la mala uva suficiente te pueda joder literalmente la vida.

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