Nuevos métodos

Recientemente he estado en constante acercamiento con sistemas tecnológicos que podríamos definir como complejos. Desde ecosistemas sociales auto organizables, pasando por la supuesta inteligencia artificial hasta el valor de los sistemas multiagentes. Una suerte de complejidad heredada de la naturaleza, y cuyo máximo exponente lo podemos observar en la figura de una colmena de abejas o hormigas.


complejidad

Estos pequeños seres manifiestan el paradigma de la complejidad en cada una de sus acciones. Por separado, son sistemas terriblemente simples, hasta el punto de que una sola (o un grupo reducido de ellas) son incapaces de sobrevivir por sí mismas. Sin embargo, es juntarse miles para que aún sin contar con un sistema central de control adquieran capacidades únicas que les permite sobrevivir.

En tecnología ocurre también esto. Es un sector profundamente dependiente del mercado, de la economía, y con el nivel de interacción actual, empiezan a darse ejemplos de la impredecibilidad de un sistema complejo:

  • Sistemas compuestos por miles de agentes.
  • Interacciones no lineales, sin patrón alguno.
  • Sistemas abiertos a nuevos agentes y con intercambios no concluyentes.

La foto final es un sistema difícilmente previsible, donde pequeños grupos pueden (o no) desencadenar grandes cambios. Donde a veces el cambio se produce por un conjunto disperso de acontecimientos sin ninguna relación entre ellos. Donde una misma acción en un sistema paralelo puedo arrojar resultados totalmente distintos.

Y todo ello genera un crisma de flexibilidad que resulta mucho más complicado de seguir que los cambios en un sistema compuesto.

Así es como vemos que a cada paso, se abre una brecha entre las personas que son capaces de mantenerse en la cresta de la ola tecnológica y los que no. Así es como observamos los movimientos erráticos de grandes empresas, cuya perspectiva parece sencilla desde fuera, y que resulta tan imprevisible desde dentro. Así es como surgen pequeñas startups que pese a focalizar recursos en un producto que quizás no sea el mejor ni el más disruptivo, acaban por alzarse por encima de compañías ya consolidadas.

Vivir una situación tan caótica es una verdadera oportunidad y un ejercicio para mantenernos con vida. El indagar entre toda esa red de comunicación que ha supuesto internet. El disfrutar de aquellos movimientos sociales periféricos que acaban por absorber a toda esa organización. El descubrir día tras día lo equivocados que podemos llegar a estar con las previsiones a medio largo plazo, es un regalo que la naturaleza nos ha brindado, y una prueba de fuego diaria para todos los que de alguna manera estamos navegando en sus aguas.