Escribo esto el sábado de tarde, y por tanto, soy aún ajeno a los resultados de las votaciones de mañana que seguramente el Lunes (cuando publique este artículo) ya sabremos, pero para la temática que quiero tratar sinceramente el resultado es indistinto.
Es más, como dejaré claro, las ideas de esta pieza beben del sistema electoral, pero sus resultados podrían ser aplicados en muchos otros entornos, como puede ser la gestión de comunidades de un foro o un videojuego, de una escalera de vecinos o de una empresa basada en el principio de la holocracia.
Sobre lo que me gustaría que debatiéramos es precisamente de cómo, a priori, el sistema de votación democrática que tenemos no parece ser tan democrático a poco que rasquemos la superficie, y se vuelve verdaderamente complejo de afrontar si nos empeñamos en que así sea.
Cada voto debe valer lo mismo
Creo que todos los que estamos por aquí somos de esta opinión, ¿verdad? En la democracia más pura, cada voto debería valer exactamente lo mismo, de manera que los resultados simpaticen con los intereses de la mayoría.
Ahora, vamos a analizar lo que ha ocurrido en el referendum de Reino Unido sobre el Brexit:
Sí, como bien me señaló algún que otro compañero en el hilo de debate que tenemos montado en Facebook (no comparto, que como cabría esperar, es un hilo privado), los datos no son reales, en tanto en cuanto se obtienen de encuestas nacionales “cocinadas” (EN), al ser el voto eminentemente privado.
Unas encuestas que pueden (o no) estar subjetivadas a intereses partidistas, habida cuenta de que podemos segmentar una encuesta para que los resultados, aún siendo puramente objetivos (sin trampear los datos), obtengamos exactamente lo que queríamos obtener.
Que todas las encuestas estén de una u otra manera “cocinadas”, no obstante, no tiene porqué ser negativo, y como bien explicaba Manuel Ángel (@ma_garcia) por el hilo, es hasta positivo.
A poco que entendamos de datos, seremos conscientes de que la mejor manera para que analizando un pequeño segmento podamos extrapolarlo a una realidad “lo más real posible” es precisamente aplicando una serie de metodologías de optimización y eficiencia que afectan tanto a este tipo de encuestas, como a sectores mucho más habituales en esta santa casa como puede ser el de la inteligencia artificial y la contextualidad tecnológica.
Pero vayamos al grano. Presuponiendo que en efecto éste cocinado se ha hecho con toda la buena intención del mundo (es decir, siendo lo más neutral posible), y que gracias a él, los datos de intención de voto de los ingleses coinciden lo suficiente con los votos que realmente habían metido en la urna la semana pasada, tenemos que el voto de los mayores de 50 años ha sido crítico a la hora de decir SÍ a la salida de la UE, pese a que los menores de 50 hayan votado claramente el NO.
Ya ni hablemos del impacto que tiene el voto según la educación (EN/gráfico del Financial Times), que luego me tildan de radical :D.
¿Es democrático esto? Sí, siempre y cuando entendamos que cada voto debe valer lo mismo.
Pero, ¿es democrático si consideramos el voto no como individuo, sino como colectivo generacional?
Porque hay un hecho inefable, y es que en la amplia mayoría de países desarrollados, el voto de las personas mayores, en su conjunto, acaba pesando más. No porque el voto no cueste lo mismo a nivel individual, sino porque nuestros países cuentan (afortunadamente) con una esperanza de vida (ES) que favorece el voto de estos ciudadanos, en detrimento del resto de generaciones.
La situación en España es semejante pero con algunos matices.
Aquí tenemos dos gráficas “cocinadas” por Kiko Llaneras, de El Español (ES), a raíz de los datos hechos públicos por el CIS (el organismo más neutral) de cara a las elecciones del 20D.
Según esto, creo que queda claro que tanto el PP como el PSOE tienen el voto de los mayores, mientras que Podemos y C’s el de los jóvenes. Además, Podemos y C’s obtienen el voto de los más pudientes (o siendo justos, de los hogares donde entra más dinero indistintamente del número de integrantes), en detrimento de los anteriores.
Según éste, el PP y el PSOE obtiene el voto del trabajador doméstico y el jubilado, mientras que CIU lo hace de los administrativos y Podemos de los estudiantes y de los obreros cualificados.
Por cierto, curioso que el grupo de empresarios, ejecutivos, alto funcionario y trabajo por cuenta ajena esté empatado con el PP y Podemos, ¿verdad?
De nuevo, no comparto la gráfica referente a estudios, que luego me tildan de radical :P.
Con estos datos se pueden obtener una perspectiva bastante realista, a sabiendas que en España, como país desarrollado, el voto de los mayores de 50 años (muchos de ellos jubilados o preocupados por su jubilación) pesa más, y que, motivo de la situación actual y del sistema de voto cuyas matemáticas ya hemos explicado en profundidad hace unos meses, el voto de cada ciudadano vale más o menos según dónde viva, favoreciendo los pequeños núcleos (con un mayor porcentaje de personas mayores).
Es decir, que en nuestro afán de crear un sistema democrático justo que recoja el voto por igual de cada ciudadano, hemos creado un sistema que favorece a una serie de colectivos en detrimento del resto, con todo lo que ello supone.
¿Qué alternativas tenemos?
Aquí empieza lo bueno.
Ayer el canal #WHYMAPS publicaba un vídeo explicativo que le animo a ver. Son 28 minutos, sí, pero de verdad, merece muchísimo el tiempo invertido.
Ver en Youtube (ES)
¿Ya está de vuelta? Continuemos.
Por el hilo han ido proponiendo diferentes medidas, y me gustaría que utilizara este espacio para ver si entre todos somos capaces de formular un sistema más equilibrado. Sistema que en efecto podemos aplicar en política, pero que seguramente podamos también trasladar al resto de escenarios, sean puramente tecnológicos o simplemente organizacionales:
- Variables mínimas y máximas excluyentes: Básicamente, aplicado al voto en política, se basa en la premisa de que al igual que existe una edad mínima para votar, debería haber una máxima. Por supuesto, a poco que rasquemos nos damos cuenta de lo injusto que es la medida, más a sabiendas que la opinión de los mayores, siempre y cuando estén en plenas facultades, es como mínimo tan importante como la del resto de generaciones, pero puede resultar interesante en según qué entornos (¿un sistema de karma para posicionar contenido relevante que excluya las consultas anónimas y aquellas provenientes de moderadores, por ejemplo?).
- El sistema en dos fases de Estados Unidos: Donde quienes realmente votan son los colegios (un ente supuestamente neutral), previa consulta a los miembros (ciudadanos, en este caso), y sesgando (positivamente, se espera) posibles colectivos favorecidos por su impacto en las urnas. Claro está, el principal hándicap es que hay que delegar el voto en terceros, que podrían usarlo convenientemente para sus intereses.
- Reparto generacional: ¿Qué hay de un sistema en el que cada miembro tenga su voto, pero cuyo resultado final dependa del número de miembros de cada colectivo? El mayor problema que le veo es en dónde ponemos la criba. En el caso de las elecciones, las edades podrían ser una de ellas, pero entonces obviaríamos también otros criterios que quizás (no me he puesto a analizarlo en profundidad) pudieran tener un impacto igual de perjudicial que el que tenemos hoy en día (por ejemplo, gente en edad de trabajar mayoritaria frente a jóvenes y jubilados, se me ocurre).
Hablar sobre esto me parece importantísimo no solo a la hora de prefijar un sistema electoral más democrático, sino a la hora de organizarnos como sociedad. A la hora de implantar herramientas de autogestión colectiva que ofrezcan las suficientes garantías para que quizás, en el día de mañana, la figura del político no sea necesaria.
¿Se le ocurre alguna alternativa más? ¿Cuál cree que sería la más justa? Al igual que hicimos en anteriores, el artículo solo es una mera aproximación para entrar en materia, y depende de todos nosotros con nuestras opiniones que esto sirva de algo.
¿Qué difícil es ser democrático, verdad? A ver si al final nos vamos a encontrar con ese mismo entorno al que mi Yo futuro tuvo que enfrentarse en el relato distópico sobre La Sociedad Descentralizada…
¿Se anima?
Edit a día 26 de Junio del 2016: Acaban de publicar el vídeo de #WHYMAPS, que enlazo en el artículo puesto que precisamente habla de este mismo tema.
Lo de que cada voto cuente lo mismo es, a priori, algo deseable. Sin embargo, no se puede pasar por alto el motivos por los que se decidió el sistema como está, que es la representatividad territorial. (Si tuviéramos un senado que no fuera un organismo inoperante deberían ocuparse de eso… pero la realidad es que no tenemos eso. Qué coño… ¡si ni siquiera tenemos verdadera independencia del poder judicial!)
En su momento dediqué una serie de entradas (las de “Alternativas a la democracia” (ES)) a tratar este tema. Hay opciones bastante interesantes, como la de “democracia líquida” que, por lo que te conozco, imagino que te interesarán. 😉
Y estos días he conocido gracias a Silvio Broca (¿os seguís en G+?) otro modelo muy interesante: la lotocracia (ES).
No nos queda nada muchacho… 🙂
Y tanto que nos queda Luis. Me guardo los enlaces para echarles un ojo con más calma cuando saque tiempo. Mil gracias.
De la democracia líquida ya estaba enterado, y en efecto, simpatizo bastante con la propuesta. Lo que sí que nunca había oído es lo de la lotocracia. Cómo me gusta descubrir nuevas propuestas :).
Por Facebook un conocido proponía un formato a medio camino entre el de variables mínimas y máximas (edad mínima superior/personas mayores con enfermedades que pudieran mermar el raciocinio exlcuídas) y un sistema d’Hont (como el actual) pero en el que cada voto valga lo mismo indistintamente de la Comunidad en la que estemos.
Entiendo que para lograr esto el número de escaños debe ser mayor (en caso contrario, se produce el problema que tenemos hoy en día con las circunscripciones), lo que como comentaban en el vídeo enlazado en este mismo artículo, hace que el sistema sea algo más justo a cambio de ser más complejo de abarcar (y por tanto, desalentar algo más la participación).
La influencia de D’Hont es más limitada de lo que normalmente se atribuye. El tema de las circunscripciones, no lo es. Es lo que hace que IU desapareciera del mapa del voto útil y los regionalismos/nacionalismos fueran claves para formar gobiernos centrales. No deja de ser paradójico que el sistema que, en principio, más beneficiaba al bipartidismo centralista los haya obligado (siempre que no ha habido mayorías absolutas) a buscar el apoyo de los que quieren todo lo contrario… Polvos, lodos, advenimientos…
Así es. Cambiar la Ley d’Hont repercute quizás en el movimiento de unos escasos escaños (pon dos o tres a lo sumo). En cambio, aumentando el número de escaños se minimiza el cotejamiento, y por ende, cambia radicalmente el reparto. Y las circunscripciones son seguramente la manera más sencilla de cambiarlo.
Pero claro, con 137 escaños del partido mayoritario, pues como comprenderás, no va a salir un cambio a un sistema más justo. No interesa a los partidos mayoritarios, que son los únicos con capacidad de cambiarlo.
También por Facebook (enlace privado y enlace compartido públicamente en la página (ES)) me señalan algo que debería ser base en cualquier sistema de voto: La educación.
Nos falta (y me incluyo, faltaría más) cultura y conocimiento sobre la gestión política (de nuevo, sea a nivel social, sea a nivel tecnológico o puramente estadístico). Que en efecto, tener que simplificar hasta el absurdo (un solo voto cada cuatro años) la complejidad de un tema como éste, y para colmo hacerlo en base a las propuestas
mentirasque dice cada partido, es todo un despropósito.Totalmente de acuerdo. Es lo que comento en uno de los posts que te he mandado (Alternativas a la democracia III): “Quizá la mayor farsa de nuestro sistema es la creencia, totalmente extendida y profundamente arraigada de que este sistema nuestro, con sus imperfecciones, nos hace libres porque nos permite elegir.
Y no es así. Una persona no es libre porque pueda elegir. Una persona es libre porque sabe en qué basarse para elegir. Sin la visión, el conocimiento, la comprensión de las consecuencias e implicaciones de sus acciones… ¿qué valor pueden tener sus decisiones?”
Touchè!
En una democracia todos somos iguales, y es por eso, un voto anónimo y secreto por persona.
Y pensar que alguien es mejor o peor que otra persona, cuando ejerce esa acción, es del todo cuestionable.
Tanto como opinar sobre la imagen de la publicación, donde vemos dos personas bien marcada su diferencia de edad y bien marcada el medio de comunicación que está utilizando. Donde se podría interpretar tantas cosas, pero tantas…, como por ejemplo, el chico joven está jugando y el hombre mayor se está informando. Incluso el mayor está viendo los deportes y el joven se está formando…, tantas cosas…
Un mundo distópico se basa en el utópico pero desde su contrario punto de ver las cosas. Pero no existe en ese mundo que describes, ni contra quién se lucha, ni por qué, y menos qué se quiere conseguir y hasta dónde se estaría dispuesto a llegar para conseguirlo.
Y eso es un gran problema para entender esa realidad. Saludos
Así es. Por ello no considero que sea correcto limitar, al menos en cuanto a elecciones de un país, el voto discriminatoriamente. Sí en cambio puede ser interesante para algunos escenarios como el que comentaba: un foro, por ejemplo, que posicione por encima el contenido mejor valorado, discriminando quizás el voto anónimo o de usuarios nuevos (por su facilidad a la hora de perturbar el propio sistema) y el de los propios creadores del sistema (para evitar que éstos sean capaces de pervertir el buen funcionamiento del mismo hacia sus propios intereses).
Otra cosa muy distinta es intentar sacar inteligencia de los datos, y darse cuenta que en líneas generales (que de nuevo, ni representa todo el pastel, ni a cada individuo por separado) hay colectivos específicos que por su peso en la comunidad acaban por dirigir el voto hacia uno u otro lado.
Lo veíamos recientemente con el trolleo (ES) que hicieron al nombre de ese buque inglés al que la comunidad de ForoCoches quiso poner un nombre de un conocido almirante español que les dio cera en su día. Está claro que la encuesta se hizo con toda la buena fe del mundo, pero no era justa, al ser susceptible de manipulación externa.
Y hablamos de esto precisamente hace unas semanas, a colación de cómo buena parte de los proyectos de software libre no eran, en realidad, democráticos.
En un sistema democrático básico (cada voto vale lo mismo) te enfrentas a escenarios semejantes, y conviene por tanto preguntarse qué podríamos hacer para mejorar el sistema y que además de democrático fuera justo. Un problema que ya te adelanto es difícil de resolver.
Estas realizando las mismas preguntas, que se hicieron en su momento los creadores de la democracia. Y se están planteando las mismas soluciones que llevaron a su destrucción, y por consiguiente, a otra fórmula de gobierno.
Todavía no entiendo lo de relacionar software libre con democracia. En un país democrático un ciudadano puede estar disconforme de su gobierno, pero no tiene la libertad de crearse uno propio, y tiene que aceptar la voluntad de la mayoría.
En el software libre, esa libertad también está sustentada a su interpretación, y es por eso que se originó el open source. Saludos.
Creo que una buena reforma de la ley electoral pasaría por 1 ciudadano 1 voto y un sistema a dos vueltas como en Francia, pienso sinceramente que sería lo más justo y lo más estable.
El problema en ese caso es que para ello habría que reformar la Constitución (La ley d’Hont apenas afecta, y lo que verdad hace que el voto no valga el mismo es lo de las circunscripciones), y ya sabes los problemas que hay cuando se quiere meter mano a la Constitución.
Que yo sepa, solo se ha hecho dos veces, y fue por obligaciones Europeas.
A eso únele que los partidos mayoritarios (los que podrían pedirlo) no les interesa, y tienes el caldo de cultivo perfecto para que todo siga tal cual…
Pues no es porque sea mi idea jajaja, se le habrá ocurrido a mucha gente pero la propuesta que hago podría contentar por un lado a los nuevos partidos 1 ciudadano 1 voto y por otro lado a los partidos de siempre doble vuelta, si ceden todos y hay voluntad se puede hacer y contentar más o menos a todos.
Buenos días Pablo,
Primero de todo, soy catalán aunque no por ello independentista, aunque mi idea democrática acabe llevando a un punto en el que otras personas puedan acusarme de ello.
Creo que se ha demostrado que los gobiernos centrales en Estados tan grandes pierden la perspectiva de las necesidades de pequeñas regiones, favoreciendo el crecimiento de ciertas zonas, normalmente donde está situada la sede del gobierno, en detrimento de muchas otras.
Creo que deberían existir órganos de gobierno con capacidad de decisión en regiones pequeñas, ojo no hablo de comunidades autónomas. Estas regiones podrían colaborar entre ellas (ejemplo corredor del mediterráneo, sin necesidad de pasar por Madrid) y fomentar la empresa de la región para mejorar el comercio de proximidad.
Por ejemplo la comunidad de Madrid podría tener 5 regiones, una seria Madrid mismo (ayuntamiento de Madrid con las competencias) y 4 regiones más por ejemplo Norte, Sur, Este y Oeste.
Que luego exista un gobierno central con muchas menos competencias, creo que sería lo ideal.
Esta propuesta solucionaría algún problema que comentáis.
Saludos
Buen aporte David. Habría que estudiar si esto no generaría mayor complejidad a un sistema político español ya de por sí demasiado extenso. También se me ocurre que parte de esa gestión de la que hablas podría hacerse a nivel de Ayuntamiento, sin necesidad de crear distintos niveles de gobierno.
en todo caso, me parece un tema bastante curioso en el que indagar.
En algunos casos esta labor la podrían llevar los ayuntamientos, especialmente en grandes ciudades, pero en regiones más pequeñas debería ser un órgano que aglutinara zonas más extensas que tengan las mismas problemáticas.
Estas regiones eliminarían las autonomías y las diputaciones, ya que dejarían de tener sentido.
Lógicamente es algo utópico ya que cualquier cambio significativo en el sistema democrático es imposible.
Consiguiendo una ley de transparencia operativa y suficientemente “transparente” creo que mucho ganariamos.
Aunque los gobiernos que tenemos se dedican a generar riqueza en Madrid y que el resto de España sirva como geriátrico de Europa, lástima que podamos perder los clientes del Reino Unido.