Leía estos días el artículo de Javi, uno de los habituales de esta página, respecto a su reflexión sobre el valor del software libre en cuanto a la gestión de la privacidad (ES).
Y en líneas generales, como le comentaba, estoy de acuerdo en que la postura de empresas como Canonical y Ubuntu arroja a priori mayor control de la privacidad de cara al usuario.
Sí, es una empresa, y sí, vive de ello, pero su producto puede ser auditado por cualquier persona que esté interesada en hacerlo, y hasta donde tengo constancia, cualquier tipo de envío de información es opcional (aunque pueda venir por defecto activado).
Al final lo que tienes es una plataforma abierta, auditable y donde el nivel de privacidad lo dicta el usuario, no la empresa que está detrás.
¿Que no te importa que analice el historial de búsquedas para mejorar la experiencia? Pues adelante, deja marcado ese checkbox y Canonical se encargará de ello.
¿Que no te importan que comparta información con Amazon con el objetivo de proponerte servicios y productos de esta plataforma? Si eres cliente habitual de los americanos, es una buena alternativa.
Pero eres tú quien al final tiene el control, y es la comunidad quien al final está en la potestad de revisar el código y asegurarse que no hay puertas traseras.
La compleja red del software libre
Hasta aquí todo correcto. El problema surge cuando parte de esos elementos que componen el sistema ya no son tan abiertos como se espera. O cuando parte de esa comunidad tiene intereses que van más allá del negocio esperable (todos tenemos que vivir de algo). O cuando en un entorno tan descentralizado como el tecnológico, alguna de las patas externas y propietarias necesarias para el buen funcionamiento de la plataforma no llega a acuerdos de cooperación.
Ahí es cuando surgen las discrepancias, y empiezan los problemas.
Quizás ese Ubuntu que tan libre nos hace, es incapaz de funcionar correctamente en mi dispositivo. No porque Ubuntu esté mal diseñado, sino porque la política alrededor del proyecto no ha conseguido los acuerdos adecuados para acceder al driver que quizás necesite mi tarjeta gráfica, o mis altavoces.
Quizás las continuas actualizaciones de ese Ubuntu que tanto me gusta, y que son terriblemente necesarias para el buen funcionamiento de todo ese tejido tecnológico, arrojen incompatibilidades con otros programas o servicios que utilizo a diario, y que quizás también sean desarrollados bajo el amparo del software libre.
Y lo que me encuentro al final es que ese software que tan feliz me hace, que tan seguro consigue que esté, sabedor que la privacidad depende única y exclusivamente de mis decisiones, me complica la vida en el día a día.
Son pequeñas cosas, que quizás para alguien como un servidor son hasta divertidas, pero el tener que recurrir a la línea de comandos cada cierto tiempo, el tener que buscar por los foros de internet a alguien que le haya pasado lo mismo que a un servidor, al final puede que me canse.
No porque me esté volviendo viejo y comodón (que quizás también), sino porque al final lo que quiero es que sea yo quien controle la tecnología, y no ella a mí.
Y esos pequeños fallos me obligan a dejar de lado mis labores diarias y dedicar parte del tiempo libre (y no tan libre) a darles solución. Parte de mi tiempo a hacer que las cosas que ya funcionaban como yo quería vuelvan a funciona así.
Que sí, que precisamente esa facilidad de Ubuntu hace que volver a instalarlo de cero sea, a veces, lo más cómodo. Pero es media hora perdida, y quizás otra media hora en recuperar todo el trabajo, convenientemente alojado en la nube o en alguna copia de seguridad previa.
Y entonces…
Y entonces, me encuentro con OS X. Uno de los sistemas más cerrados del mercado. En OS X no puedo hacer casi nada, pero ¡sorpresa!, en ese pequeño reducto de control absoluto por parte de Apple, todo funciona.
Hardware y software funcionando a la perfección, y donde el usuario es justamente eso, un mero usuario.
No tengo el control de casi nada, pero me pongo a trabajar con la seguridad de que lo que he hecho está ahí, y que mañana seguirá estando. Y sin tener que depender de copias alojadas en la nube, con los riesgos que ello entraña.
Y me voy a windows, y entonces veo que aunque tengo bastante más libertad, todo suele funcionar bastante bien. Ni de lejos la libertad y control que tenía en Ubuntu, pero siempre hay alguien que ha creado justo eso que querías hacer y que por la idiosincracia de un sistema propietario, presumiblemente te iba a llevar mucho tiempo.
Y puedo hacer las cosas como dios manda (como Apple te obliga hacer), o como yo quiera, sabedor que quizás me cargue algo. Es mi decisión, por tanto, pero el sistema me ayuda e informa sobre las consecuencias.
Y si me voy a Android/ChromeOS, puedo estar seguro que mi información está constantemente siendo catagorizada y almacenada, que ese híbrido entre software libre y software propietario de Google bien se encarga de amasar mientras más datos del usuario posibles mejor. Pero que en todo caso esa información se quedará en sus murallas, enfocada a hacerme cada vez más dependiente de sus servicios, porque el negocio depende ello.
Y el tejido tecnológico alrededor de todas estas plataformas funciona por defecto, no al contrario.
Delego por tanto control en las tareas más de bajo nivel, a cambio de mayor tranquilidad en el día a día. Pierdo privacidad a cambio de usabilidad, para bien y para mal.
Y son empresas privadas, y trafican, a su manera, con mis datos. Pero por ahora me aseguran que solo lo hacen de puertas para adentro.
Cuestión de confianza, sin duda. No puedo tener la certeza de que no tengan puertas traseras para que el gobierno de turno pueda monitorizarme. Tampoco puedo tener la certaza de que en efecto, ese iCloud no está guardando una copia de mis fotos o mis archivos aunque le he dicho que no lo haga, o de que los tentáculos de Bing no llegan en verdad más allá del navegador. Ni siquiera que ese móvil que está conmigo hasta mientras duermo no tiene activado el ambient location permanentemente, tenga o no activo el GPS, le haya permitido o no que triangule mi posición mediante la cobertura de datos y el WIFI.
Pero sí puedo estar seguro de algo: De que del buen o mal control de mis datos dependen las finanzas de estas compañías. Es su valor más valioso, valga la redundancia.
Y si al final se demuestra que tienen puertas traseras, y si de verdad su seguridad está en entredicho, la presión del mercado los atormentará (lo que se traduce en menos billetes al final del día, cosa que no les suele gustar a los inversores). Y si al final en efecto comparten mis datos con terceros, estarían compartiendo parte de su recurso más valioso con la competencia.
Algo que a ninguna compañía le interesa.
Un día muy largo, donde circula la noticia por la redes que la compañía Red Hat colaborará con Samsung en el desarrollo de un Smartphone, lo que sería una gran noticia para el opensource y el software libre. No puedo dejar de pensar, la buena competencia que surgirá entre ambas compañías (Canonical y Red Hat) que repercutirá en toda la comunidad, pues están siendo apoyadas por empresas fabricantes de hardware.
Te olvidas de mencionar las razones que hacen que las grandes compañías fabricantes de servidores, apuesten por Ubuntu, porque no olvidemos que nuestros datos se almacenarán en esos servidores, luego sería interesante conocer esas razones.
Sobre hardware y actualizaciones…, creo que sería muy largo de comentar. Aunque creo, que cada persona tiene su opinión sobre su propia experiencia. Saludos
Y eso es lo bonito Javi, que cada uno tengamos donde elegir. Porque a más opciones, más competencia y más control por parte del cliente/usuario.
En efecto, es una gran noticia. Todo lo que sea la irrupción de un nuevo competidor es bienvenida. Así habrá más dónde elegir. Saludos!
Muchos extremistas del software libre dirían que Ubuntu atenta contra la privacidad, principalmente por el tema de Amazon. Sin embargo, es manejable. Otros dirían que cada día consume más recursos (claro, si usas un equipo, digamos obsoleto, resulta lento). La gran ventaja de GNU/Linux es que siempre encuentras alguna distribución que se ajusta a tus necesidades, exigencias o paranoia sobre privacidad. Si sabes y quieres tienes control sobre todo o casi todo. Sobre compatibilidad, generalmente con Ubuntu no encuentro problemas en la mayoría de equipos. Y si no, tienes una gran variedad de distribuciones para escoger. Sobre OS X, por principio no me gustan las “black box” donde nada sabes sobre como funciona y casi nada puedes tocar. Y Windows es Windows. Con sus ventajas y desgracias, por una cosa o la otra, además de estar en casi todas partes, tenemos que convivir con el. Me pregunto, sobre los cambios en Microsoft y el nuevo Windows 10, en este nuevo esquema de “casi gratis” hasta donde más quedará comprometida la privacidad por la necesidad de generar ingresos. Un saludo Pablo.
Sobre tu pregunta, y en principio, te diré que el negocio de Apple y Microsoft hoy en día no atenta contra la privacidad del usuario. Apple vive de vender dispositivos con unos márgenes de beneficios muuuy altos. Y Microsoft ha pasado de monetizar la venta del software, a monetizar la suscripción al software, que se extrapola a un Windows10 gratuito, y unas suites como Office365 que serán vía suscripción. Descontando que también quieren meterse en el sector del hardware, aunque les queda aún mucho camino por recorrer.
Y tienes razón. La principal ventaja de GNU/Linux es la libertad de elección. ¿Que no te gusta Ubuntu? Pues te metes otra distro, pero a nivel de compatibilidad, y como bien dices, Ubuntu suele ser la que mejores resultados da, descontando que su acuerdo con Amazon puede ser “gestionado” por el usuario (bien inhabilitando su software, bien desmarcando las casillas adecuadas).
Muchas gracias!
Buenos días,
Este artículo parte con un error de base, que se puede ver en la frase: “Y si al final se demuestra que tienen puertas traseras, y si de verdad su seguridad está en entredicho, la presión del mercado los atormentará”. Ese final hace tiempo que llegó, como demostró la documentación desvelada por Edward Snowden: MacOS y Windows TIENEN puertas traseras. No estamos a la espera de ninguna noticia sorprendente; ya está constatado y documentado. Comentas, Pablo, que quieres ser capaz de controlar la tecnología, y no que la tecnología te controle a ti, y, sin embargo, remites para ello a la utilización de sistemas operativos que ya está demostrado que son controlados por otros; yo me dedico a la administración de sistemas Windows, y soy plenamente consciente de que el verdadero superusuario es Microsoft, no yo, ni mi empresa. Y, respecto a lo de que la presión del mercado los atormentará, hay que tener en cuenta que el mercado está formado, en su mayoría, por gente que piensa que los ordenadores funcionan por causas mágicas, y que, por ende, no son capaces de entender cómo el uso de uno u otro sistema puede afectar a su privacidad y seguridad (la mayoría no sabe lo que es un sistema operativo; mi trabajo incluye la formación de usuarios, y puedo dar fe de esto), si no hay nadie metido dentro de la caja del ordenador mirando físicamente lo que ocurre, y, por lo tanto, no se va a producir, a corto plazo, ninguna situación de presión de mercado. Y el problema es que, cuando, con el avance de los tiempos, el usuario medio ya tenga la formación necesaria para percibir esto, es posible que ya se haya producido en la sociedad un efecto de habituación.
Por otro lado, yo soy usuario de GNU/Linux, no de Ubuntu, que no es santo de mi devoción, pero sí manejo otras varias distribuciones, algunas basadas en la propia Ubuntu, y no tengo ni la más remota idea de a qué te refieres con lo de las actualizaciones de seguridad que te descargas y hacen que dejen de funcionarte cosas en el ordenador. Normalmente manejo equipos con OpenSUSE, y esos conflictos que comentas me pasaban de vez en cuando, cuando utilizaba una versión rolling release (Tumbleweed), que ya advertía de ello de antemano, pero no recuerdo que me haya pasado con versiones estábles. Y muchos familiares y amigos le he metido Linux Mint LTS, les he enseñado a dar al icono de las actualizaciones, y no he vuelto a saber de ellos hasta muchos años más tarde. Es posible que tu caso se deba a alguna incompatibilidad concreta de hardware (algún tema de soporte de controladores), o que sean fallos de Ubuntu, pero ya te digo que no es normal con versiones estables.
Un saludo.
Ten en cuenta Bauglir que parte de mi trabajo sigue siendo el desarrollo bajo tecnologías web, la mayoría bebiendo de entornos y frameworks que suelen tener la manía de estar en continua evolución, y en algunos casos, en beta permanente.
Así, no era raro que cuando trabajaba sobre GNU/Linux, una actualización del sistema diera incompatibilidades con el entorno de desarrollo, y por ende, tuviera que volver a una copia antigua.
Eso habitualmente no me pasa en OS X y Windows (habitualmente, digo). Por supuesto, tengo claro que no soy usuario modelo, y que para las necesidades del grueso de la sociedad, salvados los posibles impedimentos que se puedan encontrar en la instalación inicial, la mayoría de distros se adaptan la mar de bien al uso diario.
Y me ha gustado que reflexiones sobre este tema, porque quizás he pecado de no explicarme con propiedad.
En efecto, cuando me refiero a control, puedo hablar de control del propio sistema o de los datos que manejo con él. Ni el software libre ni el software propietario me da garantías absolutas en ninguno de los dos casos, pero con el software libre al menos tengo mayor control del sistema, y quiero pensar que la presión de esa comunidad entregada al proyecto asegura, hasta cierto punto, el segundo punto.
Otra cosa bien distinta es si gracias a ese control más o menos exhaustivo pierdo usabilidad, y ahí engancharía con los “pequeños” problemas que al final hacen que pueda confiar en que en mi iMac estarán los datos más o menos privados, y que si algo es crítico, prefiera hacerlo en este y no en Ubuntu, o incluso en Windows.
El software de estos sistemas está muy optimizado precisamente porque detrás tienen a unas corporaciones muy grandes, con muchísimos recursos. Y sí, pierdo control del sistema, como bien señalas (y en el caso de OS X, mucho), pero no intuyo tanta pérdida de control de los datos como sí ocurre en un ecosistema como el de Google. Estas compañías tienen un modelo de negocio en el que el dato como tal no es traficable. ¿Pueden tener puertas traseras? Las han tenido, y las tendrán, pero bien están atentos a jugar, aunque sea políticamente, para poder minimizar ese riesgo.
Riesgo, que por cierto, está presente en Linux, por muy abierto que sea y por muchísimos ojos que tengamos puestos en su código.
Muchas gracias Bauglir.
Hola a todos.
Con el que más de acuerdo estoy es con Bauglir. Llevo muchos años usando casi exclusivamente sistemas operativos de código abierto sin ser, ni un experto en software, ni hardware. Siempre he pecado de ir a usar un hardware de tercera fila, lo que, en la mayoría de las veces, me ha dado problemas de compatibilidad con las plataformas que usaba. Curiosamente no era causadas por la base electrónica que usaba el circuito de turno, sino que era causada por el firmware (propietario) que explotaba esa base. Todo se hace para Windows o para Mac. No hay más que ver las cajas que llevan el producto, donde lo más importante es asegurar al público que es compatible con esas plataformas. Es como si hicieran un coche donde solo encaja bien un motor Windows o Mac OS. Si no entrase de primeras, los ingenieros del coche ya se encargarán de limar las aristas que impidan que ese motor encaje correctamente, aun en detrimento del rendimiento del motor o favoreciéndolo si la sintonía tecnológico-empresarial es buena entre ambas compañías…
Otra pata de esta mesa es la de la educación, educación, educación y más educación… La mayoría de la gente piensa, como bien dice Bauglir que, la tecnología en general, y la computación en particular es yuyu, magia negra o blanca, según las situaciones. Que los virus y malwares son espíritus perversos creados por mentes más perversas aun. Una expresión que siempre me ha hecho mucha gracia relacionada con la usumática es la que dicen muchos cuando algo no va bien: El ordenador no anda… ¡Cohones! ¡Claro que no anda, no tiene ni piernas para andar, ni motivos para querer moverse!
Ayer, sin ir más lejos, tuve en casa una incidencia con Libre Office relacionada con los mensajes que advierten de que los formatos que libremente puedes elegir para guardar la información que has metido durante horas de arduo trabajo, trabajo de verdad, intelectual, creativo. Dichos mensajes, debido al desconocimiento, en parte del idioma en el que por defecto nos salen (to fix), el Inglés y, en parte por no entender el alcance y las consecuencias de elegir una u otra opción, causaron en el usuario de turno una gran confusión que llevo a elegir un camino que le condujo a perder, toda esa información.
Esto, en un entorno más controlado y de opciones más delimitadas, en el que otros ya han tomado las decisiones por tí, usuario inculto, no pasa, y, si pasa, las consecuencias suelen ser más contenidas, cosa que, al usuario le da una mayor sensación de control sobre lo que hace con el ordenador…
Saludos
Realmente todo esto ha sido curioso e interesante, por una parte queremos el mayor nivel de personalización pero por el otro queremos trabajar rápidamente con la mejor usabilidad posibles, ciertamente, todas las empresas recopilan cada paso que damos -every second- la pregunta es ¿para que todo esto? si igual siguen sin enterarse cuando ese grupo en WhatsApp triangula su ataque terrorista o un menor de 13 años esta viendo Porno o descargando Mortal Kombat en su Android… Es decir, de una forma u otra parecieran colocar uno tras otro archivos en una biblioteca abandonada e inútil, ya que parecen tomar sólo aquello relevante para el gobierno de turno o para sus intereses económicos, además de que se vuelven molestos para los usuarios con sus constantes Ads para los que usamos miles de extensiones en exploradores y Smartphones ¿entonces? ¿finalmente que estamos haciendo nosotros/ellos?
Fíjate Alexandra, tratas un tema que precisamente ha tratado un servidor por aquí varias. La última, este mismo lunes, a partir del atentado en Paris.
La cuestión es que no sirve de nada controlar la red. No porque la red tiene que ser abierta y demás tonterías. Sino porque si se controla una parte, se usará otra. Siempre habrá alternativas.
¿Qué pasa entonces cuando se tejen sistemas como el de la NSA, o salen adelante esperpentos legislativos como los que quieren impulsar ahora en medio mundo? Que al final la víctima es el ciudadano. No con ello se da caza a más terroristas. Pero gracias a ello se controla el voto de un país, o se tiene mantiene un estado de control que solo beneficia al gobierno.
Sin embargo (y hablando de software libre) en mi país Venezuela se están repartiendo un sistema tecnológico (mini laps/tablets) para los estudiantes de Escuelas/Universidades Públicas y ellas poseen un sistema desarrollado aquí llamado Canaima -basado en linux- y el gobierno con su propio sistema ofrece todos los drivers dandole la mayor estabilidad en software libre que he visto.. sin embargo ¡SIN EMBARGO! la gente olvida para que fueron creados y tratan de volarle el sistema y colocarle algún Windows, ahora, la 2da generación de estas mismas tienen un sistema de seguridad tan violento que una persona conocida le quito el sistema y al tratar de instalar el nuevo fue llamado a su celular al ser rastreada la localización de la “canaimita” que estaba siendo… ¿ultrajada? a lo que la persona botó el celular y entregó la canaimita a su dueño viendo toda su vida ante sus ojos e imaginándose declarando para el CICPC -policía criminalística de Venezuela- y bien ¿podría entrar un software tan “bebé” como el CANAIMA en esta lucha del software libre vs privado?
Madre mía. Si fíjate lo que se está penalizando ahí Alexandra.
Se penaliza la investigación. El que una persona dedique su tiempo a encontrar la manera de hackear un sistema.
Eso, al final, es conocimiento, y precisamente eso debería valorarse en un programa educativo como este.
Un software libre es realmente una inmensa ayuda en el mundo tecnológico de nuestros días, ya que de manera gratuita y libre, podemos acceder a plataformas que nos ayudan a realizar tareas específicas, y si comparamos estos, con los software de paga, la diferencia es mínima.
Me llama la atención la parte donde dice que estos software no son tan abiertos como se espera, ya que tienen intereses que van más allá del negocio esperable, es ahí donde vemos las famosas cuentas con usuario normal o usuario Premium. En mi opinión esto no hace menos a un software, ya que detrás de los software de paga hay grandes nombres como Microsoft, Apple, y detrás de los software libres, hay nombres independientes o con presupuestos muy inferiores. Por lo cual, no veo mal que se busque generar ganancias con una herramienta tan útil, tan simple y sencillo, como escoger el software que mas te acomode y cumpla con tus necesidades, sin afectarte.
Que hagan negocio del desarrollo de software me parece perfecto. Es más, creo que debería ser así. A fin de cuentas, y por mucho que te guste hacer algo, si eres bueno deberías poder cobrar por ello.
El apunte iba más hacia otros derroteros. El que aunque tengan detrás empresas de renombre como es el caso de Ubuntu, esa apertura pasa factura en el momento en el que cualquier nuevo cambio arroja problemas al usuario final. No por el propio desarrollo (quizás), sino porque el ecosistema no ha tenido en cuenta ese software, y porque aunque en efecto puede ser auditable por cualquiera, quizás no ha pasado un control específico de la industria.
Pero vamos, el que sea su modelo de negocio me parece perfecto. Si eres bueno en algo deberías poder cobrar por hacerlo.