Eso, o un asombroso compendio de casualidades, que ha llevado a una aplicación más de mensajería instantánea a acaparar las listas de las más descargadas. Y no, afortunadamente, no hablamos de WhatsApp.
Hablamos de Telegram, una app nacida en el seno de los hermanos Durov, creadores de la red social vk, el facebook ruso donde “vale tudo“, desde increíbles rubias que casualmente se enamoran de un extranjero, hasta pornografía o visionado directo de películas piratas.
Y es importante este hecho porque el sino que encierra Telegram es justo el mismo: todo, y a lo grande.
Las opciones de privacidad son para mear y no echar gota. Cifrado de punto a punto en lo que han llamado “Salas Secretas“, y la posibilidad, si se desea, de que el mensaje sea borrado pasado un tiempo tanto en tu dispositivo como en los receptores. Para el resto, un cifrado a considerar (AES-256, RSA 2048), lo que dificulta teóricamente la escucha ajena. Y todo esto gracias al desarrollo de un nuevo protocolo, MTProto (EN), que pinta la mar de bien.
Aplicación casi Open Source, y digo casi porque aunque el cliente lo es, por ahora de puertas para adentro no, aunque ya han anunciado que irán “liberándolo poco a poco” ¿Que qué diablos me importa? Pues mucho, ya no solo por ser un servidor amante de la filosofía de desarrollo abierto a la comunidad, sino por otra de sus principales bazas. hoy en día, tenemos para su descarga aplicaciones en cualquier sistema operativo, sea móvil o escritorio, siendo únicamente las versiones oficiales las de iOS y Android. Se acabó por tanto consultar el móvil cuando estás delante del ordenador. Dar por terminada esa tendencia heredada de Apple de controlar toda la experiencia de usuario. Lo que propone Telegram bebe de la cultura rusa, el “sírvase usted mismo“. Sino te gusta la versión oficial, prueba otras, que tendrán más o menos características y podrán lucir con mayor o menor acierto, pero servir sirven para lo mismo.
El tercer punto, por si aún no le he fidelizado, es su política de expansión. Ni publicidad, ni pago por uso, ni explotación de datos personales, ni robar a nuestras mujeres y esclavizar a nuestros hijos (y ojo, que esto último no lo digo yo (EN)). Una patada en los mismísimos al capitalismo, y porqué no, a la dependencia tecnológica americana. Una aplicación (más bien una plataforma de mensajería) que surge en una era donde la privacidad se empieza a ver como un derecho cada vez más indispensable. La respuesta que todos esperábamos al control americano, en la figura otro (porque Dotcom siempre estará en nuestros corazones :)) de los rebeldes de la causa (la madre rusa). La unificación de lo social y lo efímero que empezaron en su día otros servicios como Snapchat: Un nuevo paradigma en lo que respecta a comunicación. Chats grupales de hasta 200 personas (50 en WhatsApp), la potestad de enviar archivos de hasta 1GB (de CUALQUIER formato) y separación lógica de cliente-servidor. Una apuesta por la cordura, en un panorama donde hacía tiempo que la habíamos perdido.
Todo esto muy bonito para quienes “estamos en el mundillo“, pero por lo general desconocido para “la plebe“. Oh wait! En España está creciendo a un ritmo de casi 200.000 usuarios por día (ES) ¿Cómo demonios puede ser esto? Porque esto sí que me sorprende, que bien que en su día maldecí entre mis círculos la clara inferioridad técnica de WhatsApp y la llegada de Line o Spotbros como una alternativa mucho más acertada, y apenas hubo consideración.
Y ahora me encuentro esto, con gente que me asegura que la aplicación es de Google, con compañeros que les encanta eso de tener un servicio de aviso automático de felicitación cada vez que en algún rincón del mundo es tu santo, volcados con esa nueva app. El boca a boca en un sector que parecía totalmente perdido. 200.000 como un número que previsiblemente vaya amortiguándose, pero que quizás, solo quizás, llegue a tener esa masa crítica que empuje a aquellos que aún no han pagado, a aquellos que van a tener que pagar dentro de poco, abandonar WhatsApp y abogar por algo más abierto y mejor construido.
Y si llegase a ocurrir (planetas alineados, cancioneros populares y tal), podríamos respirar tranquilos mientras el mundo vuelve a girar en la dirección correcta, y decir aquello de “a todo cerdo le llega su San Martín“.
Telegram no me da mucho que fiar. A primera vista parece un fork del Kontalk, alternativa a Whatsapp completamente de codigo abierto y basada en estandares (XMPP/OTR). Puedes leer acerca de la seguridad de risa que implementa Telegram aqui
Hay un hilo abierto en los foros de versvs al respecto.
Gracias por el artículo. Hombre, AES 256 – RSA 2048 tampoco es que se sea de risa. Más si lo comparamos con WhatsApp.
Hay que tener clara una cosa, y es que por mucho que se implemente, se puede vulnerar. Los token se sacan de algún lado, y haciendo ingeniería inversa acabarás por obtenerlos. Respecto a lo de borrar mensajes en todos los terminales implicados, está claro que puede pararse con las herramientas adecuadas, descontando la posibilidad de haber descargado la conversación o el archivo con anterioridad.
Pero en sí que haya asegurado que no contará con un modelo de negocio que involucre al cliente es un buen aliciente (en todo caso, pedirán donaciones si se quedan sin capital).
No va a ser la herramienta de comunicación segura definitiva, pero al menos hable la pequeña posibilidad de destronar a una que para nada se ha preocupado en todo este tiempo de ello (o miento, que en la última actualización han ocultado nuestra foto hasta que agregamos al otro …).
Elegí una mala combinación de palabras. No debería haber dicho que es de risa. Aunque eso no quita para que un cifrado solo orientado a la comunicación cliente-servidor en la época post-NSA no sea capaz de asegurar la confidencialidad de los mensajes.
El cifrado debería de ser de cliente a cliente y el único vector de ataque el comprometer el dispositivo de los usuarios involucrados. No se puede ‘confiar’ ni en los servidores de nadie ni en los sistemas de rutado por muy buena intención que tengan las partes implicadas. Piensa en la NSA, hackers y demás interesados en comprometer los sistemas y lo que ganan rompiendo la confidencialidad de los servidores de Telegram (todas las conversaciones) versus rompiendo la seguridad de mi telefono (mis conversaciones).
En, ya se que parezco un comercial del programa, pero sigo recomendando Kontalk como alternativa de código abierto con soporte XMPP/OTR ( http://wiki.xmpp.org/web/OTR ) que si asegura la confidencialidad cliente-cliente.
Por otro lado quería felicitarte por el blog, que considero muy interesante, ya que estos son mis primeros dos comentarios 🙂