Artículo originalmente publicado en el La U – El diario de Kampussia, periódico de actualidad universitaria líder del sector del cual soy administrador y colaborador esporádico.


 

5 de octubre, por la mañana, y la web de Apple está en mantenimiento ¿Están actualizando sus servicios? No creo, hoy es un día triste y lamentablemente memorable, y los de Cupernito lo saben. Hoy hace exactamente un año del fallecimiento de Steve Jobs.

Se iba uno de sus fundadores, sin duda el más mediático (que no el más alocado). Hace exactamente un año se iba uno de los hombres más creativos de la última década, obsesivo y hasta cierto punto enfermizo por el control más exhaustivo de toda la cadena de producción tecnológica, pero con una mente tan divergente que solo un puñado de genios podrían estar a su altura.

Junto a su amigo del alma Wozniak, crearon en un garaje un imperio que ha llegado a ser la empresa más valiosa de la historia en la actualidad. La necesidad de crear un producto completo, y acercar dos mundos como son el hardware y el software ha demostrado ser la clave de su éxito, desde el primer Apple I (imagen inferior) hasta la explosión móvil de los iPhones, iPods y iPads.

Hoy se cumple un año de su fallecimiento, y un vídeo de apenas 90 segundos da fe del amor incondicional de la compañía al que fue su inspiración durante décadas. Lo acompaña una carta del propio Tim Cook, CEO actual de Apple, y mano derecha de Jobs.


Y es que Steve fue todo un ejemplo a seguir. Perfeccionista y visionario hasta el punto de verse cientos de veces Toy Story buscando que cada fotograma fuera exquisito, obligando a que todo el suelo de cada Apple Store fuera construido con la misma piedra de una cantera de Florencia, que mandó colocar todas las pantallas de los MacBooks en 70º de inclinación, ya que era esta inclinación la perfecta para sugerir al cliente que lo probara al pasar a su lado, que estudió durante meses el diseño de las lavadoras europeas y americanas buscando cuál sería mejor, sin tener aún ninguna de ellas, y que en general, demostró con sus manías y excentricidades que la obstinación llevaba al éxito.

Creo que la mejor forma de rendirle homenaje es volver a ver las emotivas palabras de un hombre (porque no dejaba de ser un ser humano) en la ceremonia de graduación de Stanford en 2005.

 

Gracias por todo Steve.