videojuego hardware

Hubo un tiempo en el que jugar suponía, de facto, tener un dispositivo capaz de mover ese programa en particular, y comprar uno o varios disquetes, CDs o cartuchos que lo contenían, estando el juego diseñado exclusivamente para esa única plataforma.


Y es cierto que, en parte, seguimos heredando estas limitaciones. Pero cada vez con más matices.

El obvio es que con la irrupción de Internet, ya todas las grandes plataformas cuentan con servicios de juegos digitales. Seguimos por tanto anclados en el paradigma de plataforma, pero al menos el formato físico tiene ya una alternativa en forma de juegos digitales.

Pues bien, esta semana, con la Gamescon de fondo, la industria nos ha dejado otra prenda que rompe nuevamente esa histórica relación del hardware con los videojuegos.

¿Que de qué hablo?

Pues de la llegada de Xbox Game Cloud a consolas.

Hablemos de Xbox Game Cloud, PlayStation Now y Stadia

Tanto Microsoft, como Sony y Google han hecho movimientos firmes en pos de esa futura industria del videojuego no dependiente de una plataforma.

Y es algo totalmente lógico, habida cuenta de que, como ya comenté la semana pasada al hilo del sistema de catalogación de títulos que heredamos del pasado, el depender aún de una plataforma y un hardware para correr este contenido, es la excepción que confirma la regla.


El resto de las industrias del entretenimiento (música, cine, literatura) hace años que abandonaron dichas limitaciones, lo que les ha permitido generar sistemas de catalogación más cercanos a lo que define un título, que a los entresijos técnicos de su consumo.

Volviendo al caso de Microsoft, con la llegada de Xbox Game Cloud a las consolas de la compañía, y a sabiendas que este servicio ya opera también desde navegador, y por tanto desde cualquier otro dispositivo que pueda correr un navegador web, la importancia crítica del hardware se difumina.

De pronto, podemos jugar a juegos exclusivos de la nueva generación de consolas de Microsoft… en la anterior generación. O en un móvil, o en una tablet.

Y es más: Con los últimos cambios de Edge para Xbox, que pasa a utilizar el motor de Chromium, es posible hoy en día jugar a títulos de Stadia (es decir, una plataforma diferente) en consolas Microsoft. Y sí, también en cualquier otro navegador Chromium, y por tanto en cualquier otro dispositivo con un navegador de este tipo.

Con cualquier ratón y teclado, o con cualquier mando, sin tener que configurar nada, entras a jugar directamente.

Si hoy en día no es posible hacer lo mismo en una PlayStation o en una Nintendo Switch, ya no es porque el hardware no lo permita (una limitación técnica), sino por intereses puros de negocio (es mi plataforma, y no quiero que terceros hagan negocio en ella sin pasar por caja).

PlayStation Now, el servicio de Sony que viene a hacer la competencia a los dos anteriores, está todavía algunos pasos por detrás en cuanto a integración (requiere utilizar la app del servicio y se recomienda utilizar el mando de PlayStation), pero gana enteros cuando comparamos catálogo retro (cerca de 800 juegos de generaciones pasadas de PS). A cambio, Stadia, y sobre todo Xbox Game Pass, apuestan por traer de día cero los nuevos juegos.


Todo esto abre otro nuevo paradigma, que ya divisamos cuando pudimos probar Stadia, y es que, de pronto, ya no solo es que el hardware no importe, sino que además se simplifica el proceso de disfrutar de títulos enormemente.

Ya no hace falta ir a la tienda por ellos o descargarlos previamente (entras en la interfaz del servicio y le das a jugar), ya no hay apenas tiempos de carga, y lo más importante de todo: las actualizaciones y DLCs se cargan automáticamente, sin tener que previamente implementarlas el usuario.

De alternativas va la cosa

Todo esto, como decía, tiene un corolario que es al que quería llegar.

De pronto las barreras de entrada históricas de la industria del videjuego, se difuminan.

Seguiremos, por supuesto, bastantes años manteniendo el formato físico y esa dependencia del hardware, que recordemos también tiene cosas positivas.

Sin ir más lejos, el juego en la nube requiere sí o sí de una buena conexión estable de red. Algo que, por ejemplo, un servidor, en el pueblo donde vive, no lo tiene.

Lo que hace que pese a que en efecto tengo Stadia y pago el Game Pass Ultimate mensualmente, todo lo que juego sea “a la vieja usanza”: Descargándomelo y jugando en local, o comprando el título en físico si tengo la opción cuando disfruto del catálogo de la Nintendo Switch.


Pero la cuestión es que cada vez más será el consumidor quien decida cómo quiere disfrutar de este contenido:

  1. En físico: A sabiendas de que requiere que tenga un hardware específico, y anclado a una plataforma en particular, pero con la capacidad de ejercer derechos de compra de bienes físicos como los que históricamente hemos tenido.
  2. En digital: A sabiendas de que sigue requiriendo un hardware y una plataforma específica, instantáneo pero con descarga previa del contenido, y con menores derechos a la hora de explotar el contenido (si la plataforma elimina el título, dejas de poder disfrutarlo, y tampoco puedes revenderlo).
  3. En la nube: Cada vez más indiferente del hardware y por tanto de la plataforma, sin necesidad de descargar nada, y supeditado a los limitados derechos de explotación del título (el contenido no es tuyo, y por tanto lo tendrás disponible mientras el servicio lo oferte).

Un entorno muchísimo más accesible, al no dejar atrás a prácticamente ninguna tipología de consumidores.

  • Quienes quieran de vez en cuando disfrutar de un título sin complicaciones, igual que ahora lo hacen con el cine mediante apps como Netflix, usarán la plataforma de turno para jugar un rato. Sin preocuparse de si ese título está o no disponible para el hardware que tienen, o si deben actualizar previamente algo para poder consumirlo.
  • Los más jugones, de hecho, podrán probar los títulos previamente sin descargarlos, y luego decidir si prefieren comprarlos y tenerlos en local, y/o disfrutarlos en cualquier lado, gracias al juego cruzado y las partidas guardadas automáticamente en la nube.
  • Y para los más clásicos (bien sea por convicciones, bien sea por necesidad), seguiremos pudiendo tener en nuestra casa la estantería de los jueguitos, con todas las consolas bien colocadas.

Un cambio de paradigma en el que ganamos todos.


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