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Negocios Seguros
Newsletter 878
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La semana pasada fue el primer DevDay de OpenAI, la antigua organización sin ánimo de lucro reconvertida a una de las empresas con mayor valor potencial del mundo.
Y como era de esperar, hubo grandes movimientos.
Entre ellos, el lanzamiento de ChatGPT Turbo, que viene a ser GPT-4 con esteriodes (más rápido), y, y esto es lo importante, mucho más eficiente.
Importantísimo teniendo en cuenta que la competencia (véase Meta, véase, Google, véase la propia Microsoft, y si me apuras, véase lo que esté montando el gobierno Chino con sus empresas) están poniéndose las pilas para superar al gigante de la inteligencia artificial.
Pero no venía a hablarte de eso, sino de otra noticia que dieron a conocer en el evento.
El lanzamiento de la GPT Store.
De servicio, a ecosistema
Básicamente, estamos ante un marketplace al uso donde cualquiera puede subir sus versiones de ChatGPT especializadas, y venderlas como si de cualquier otra app o servicio se tratase.
«Cualquiera puede crear fácilmente su propio GPT; no se requiere codificación. Puedes hacerlos para ti, sólo para uso interno de tu empresa o para todos. Crear uno es tan fácil como iniciar una conversación, darle instrucciones y conocimientos adicionales, y elegir lo que puede hacer, como buscar en la web, crear imágenes o analizar datos».
Esto, como te decía, marca un antes y un después en el paradigma de los chatbots.
Pasamos así de un mercado basado en el servicio, a uno basado en el ecosistema, intentando replicar el enorme éxito que ha tenido este mismo movimiento en el mundo de las apps móviles.
Es, de facto, exactamente lo mismo que ocurrió hace una década larga, cuando, de pronto, Apple liberó la posibilidad a que terceros crearan servicios dentro de su dispositivo móvil.
Eso sí, para ofrecerlos al populacho, había que pasar por una tienda controlada absolutamente por la compañía. Y eso suponía que de todas las compras, y más tarde también de todas las suscripciones, la manzanita se llevaba un porcentaje.
Hoy en día, década larga más tarde, la parte de servicios de Apple depende casi en exclusiva de esa caja que le entra sin hacer prácticamente nada. La plataforma ya está creada, por lo que únicamente tienen que mantenerla y ver cómo mes tras mes les entran cientos de millones de dólares a cuenta.
Algo que pasa, en menor medida, con Google y con Microsoft. Incluso con Amazon y Meta también.
Pues ahora OpenAI se sube al carro.
Ya que por ahora lidera el sector, lo más inteligente que podían hacer era presentar lo antes posible su propia tienda, y e intentar posicionarla como la manera más rentable de monetizar desarrollos de inteligencia artificial basados en su API.
Con suerte (tienen todas las papeletas para ello, al menos con todo desarrollo que dependa de su API) conseguirán hacerlo, y por tanto, volveremos a contar con un nuevo ecosistema capado, dependiente de forma absolutista de los vaivenes de una única corporación.
Atrás queda por tanto ese ecosistema de herramientas para sistemas operativos de escritorio totalmente abierto (aunque tanto Apple como Microsoft han intentado con sus respectivas tiendas encapsularlo), en el que cualquiera puede instalar lo que le de la gana viniendo de dónde venga.
El futuro de los chatbots parece que pasará por el mismo aro del resto de industrias del software de estos últimos años.
Uno en el que se cede un porcentaje de beneficios a la corporación que supo en su momento abrir el mercado, centralizarlo, y posicionarse como la mejor manera de monetizar desarrollos de IA.
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