Hemos creado un mundo que depende de la tecnología.

La ciencia intenta día tras día encontrar elementos para facilitarnos (o complicarnos, según se mire) nuestra forma de vivir, pero pocos son los que llegan a discernir sus entresijos.

Afortunadamente para todos nosotros,  Mini Labour nos sorprende con un acercamiento al oscuro y simbólico mundo de nuestros gadgets.

Desde que lo sé, ya no puedo conciliar el sueño con fluidez. Os aconsejo que no lo veáis… O quizás sí.