participacion pagada radio

El dicho de quien no corre, vuela, se aplica a la perfección en este caso.

Nuevamente, me encuentro con situaciones que pensé que solo eran posibles en la ciencia ficción.

Al igual que me pasó ya hace unos meses con ese supuesto premio que me dieron (primero a mi, y luego a CyberBrainers) y que para recibirlo debía pagar 6.700€+IVA, me ha ocurrido algo parecido recientemente.

Te voy a hablar de ello en este artículo, pero antes, creo que lo suyo es explicar cómo funciona la industria.

Cómo funcionan las colaboraciones en prensa, radio y televisión

Como bien sabéis los que lleváis tiempo por aquí, por fortuna colaboro bastante con los llamados mass media: prensa, radio y televisión.

Maldita sea, tengo hasta una página en el menú de esta web que aglutina la mayoría (no todas) de las intervenciones que hago. Y en CyberBrainers tenemos otra.

Prácticamente cada semana sale alguna oportunidad de aparecer en algún programa o piden mi opinión en algún tema de actualidad tecnológica.

Lo que quizás no sepas es que por la amplia mayoría de estas colaboraciones, a diferencia de lo que ocurre con las charlas y talleres que también imparto, no cobro nada.

Lo hago porque me gusta mucho hablar de todos estos temas, y porque quiero pensar que ayuda a generar una marca que el día de mañana atraiga a potenciales clientes a trabajar conmigo, o con mi empresa.

Pero no gano ni un mísero euro. Ni yo, ojo, ni prácticamente nadie de los colaboradores puntuales o periódicos en prensa, radio y televisión.

A lo sumo, si la entrevista o el programa se graban en plató, te suelen pagar el taxi de ida y de vuelta. Y si están muy boyantes (o dura mucho el programa) te invitan a comer/beber algo de lo que tengan por allí para el resto de trabajadores. Pero a cambio, a ti te toca preparar toda la documentación necesaria para presentar el reportaje o la crónica (el periodista suele llegar con nociones muy vagas del tema, al no ser experto en ello), y dedicar el tiempo oportuno a realizar la crónica o grabación de turno.

Es decir, que se podría decir que ya no solo es que no cobres, sino que estás «pagando» con tiempo. Le estás solventando una necesidad al periodista y a la programación, a cambio de esa esperable difusión y presencia en medios generalistas que quizás, en el futuro, se transformen en un potencial cliente.

Sobre esto podría contarte mil y un anécdotas. Mira que intento que se vea la marca en casi todo lo que grabo desde mi estudio, y exijo que pongan siempre mi nombre y el nombre de la consultora, pero oye, prácticamente en la mitad de los casos, si no es en más, hay problemas con esto:

  • O bien cortan la imagen para que justo no se vea el cartel de CyberBrainers.
  • O bien se olvidan en el último momento de poner la cartelera con el nombre.
  • O bien ponen mal el nombre (que si Pablo Iglesias, que si Pablo Yglesias, que sí…), o «se olvidan» de poner el de la consultora.

El tema es que al final incluso esa posible presencia digital sale rana, ya que sin tener referencias visuales o textuales, difícilmente alguien que lo vea y le guste lo que estás diciendo va a poder contactar contigo.

Pero bueno, yo aún así, como decía, acepto la mayoría de colaboraciones que me piden. Y me he comido no pocos feos, sobre todo con televisión, donde ya no es la primera vez que preparamos absolutamente todo por mi parte, para luego enterarme de que o el programa se cancela, o peor aún, el programa sale, usan mi documentación, pero justo a mi no me ponen. Lo que, créeme, jode aún más.

Como te decía, me ha pasado de todo en esta industria. Pero lo que te quería contar por aquí es la primera vez que lo veo.

Una radio nacional quiere contar conmigo para un nuevo programa en su cartelera

En este caso en particular, me llamaron hace ya un par de semanas desde una radio muy conocida en España, por ver si me interesaría participar en un programa nuevo que estaban preparando en calidad de CEO de CyberBrainers.

Hablé con la persona encargada, y le pedí que me contara cuál era la idea, pero insistió en que deberíamos hacerlo en una reunión presencial.

Ya, mala cosa. Debía haber caído en ello en ese momento.

Le expliqué, como ya hago siempre en estos casos, que en CyberBrainers todos trabajamos en remoto, y que además para nuevos contactos siempre exigía reunión telemática. O bien vía llamada telefónica, o bien videollamada. Pero que presentarme en el centro de Madrid sin saber nada no era posible.

El susodicho hizo de tripas corazón, y aceptó a que nos reuniéramos por videollamada. Convenimos un día que a mi me venía bien y a la hora que suelo poner estas reuniones (sobre las 13:30, para poder hacerlas mientras camino por el campo), y allí ya me contó la propuesta:

  • Buscaban a una empresa especializada en reputación online, y un responsable capaz de hablar de todos estos temas para un programa periódico.
  • Era por tanto una colaboración periódica (cada semana, cada quince días o cada mes, según disponibilidad), en horario prime time, y que tendría una duración de alrededor de quince minutos (que en radio es bastante).
  • Estaría dirigido por uno de sus presentadores referentes de la cadena, que sería quien dirigiera la sección, y un servidor en este caso estaría por tanto como experto «de la casa» mientras se entrevistaba en cada programa a un directivo de alguna empresa y sector que nos interesase sobre presencia digital y reputación online.

Obviamente, le pregunté cuál sería mi trabajo, además de tener que ir cada vez que se grabase a su estudio en el centro de Madrid, y en esa llamada me enteré que además, tendría que seleccionar a los perfiles a entrevistar, y preparar junto con el presentador la entrevista.

A cambio, eso sí, el medio no solo me daría la difusión oportuna por la propia sección, sino que también añadirían cuñas de radio y banners en su web que redirigieran a la página de CyberBrainers.

Y me insistió mucho de que lo verdaderamente valioso era la posibilidad de traer a entrevistar directivos de grandes empresas para luego, con la excusa, quedarnos a comer con ellos y hacer networking.

Pero vaya, no se habló de dinero en ningún momento.

De hecho, salí de la reunión muy ilusionado, la verdad. Lo hablé con Èlia para ver si podía sumarse al proyecto, y a ambos nos pareció genial, así que le pedí siguiente paso, y este era, cómo no, ir al estudio de radio y hablarlo en persona.

Ahí ya descubrí las verdaderas intenciones de la cadena.

Y de paso, perdí una mañana entera.

Ya no solo no voy a cobrar por el trabajo, sino que encima tengo que pagar por hacerles el programa

Para un servidor, ir a Madrid supone de base perder un mínimo de hora y media de ida y hora y media de vuelta. Y de ahí, para arriba.

El caso es que habíamos quedado a, pon, las 10 de la mañana en el estudio de la cadena de radio, en pleno Barrio de Salamanca. Aviso a la persona encargada de reunirse conmigo una hora antes, y me dice que tiene el día muy ajetreado y que si no me importa que quedemos dos horas más tarde.

Le explico que ya no es posible. Yo ya había salido de casa bastante antes, así que si no puede, no me quedará otra que esperarle en una cafetería cercana. Voy por tanto andando por El Retiro para hacer tiempo y no sentir que llego dos horas antes como un gilipollas a una reunión cuya hora me han cambiado, pero afortunadamente, tras llegar a la cafetería y avisar al susodicho, este «hace de tripas corazón» y baja a reunirse conmigo.

Qué menos, oye…

Ahí me va preguntando sobre el negocio de CyberBrainers. Que si cómo nos va, que si cuál es el ticket medio, que sí bla bla bla. Todo muy turbio. A fin de cuentas, yo esperaba reunirme con el presentador o el encargado de realización para hablar del programa en sí, no con un comercial.

Pero oye, seguimos charlando (el chico era muy majo, al menos), y tras cerca de una hora y media tomando algo en la cafetería, se acaban los temas y subimos para que conozca al equipo y el estudio.

Allí me dan un paseo por los diferentes espacios con los que cuenta la oficina, y conozco por fin al presentador, que sale justo de la pecera cinco minutos para hablar conmigo sobre algunas dudas suyas personales de seguridad y privacidad, y se tiene que volver a meter para seguir con su programa.

Y entonces me llevan a otra sala donde ya me cuentan el tema.

Todo esto puede ser nuestro pagando un módico coste que, a falta de hacer presupuesto, rondará los 1.500€/mes.

Es decir, que en efecto no solo no voy a cobrar (no contaba con ello tampoco), no solo voy a tener que dedicar tiempo y recursos a buscar a los directivos, preparar la entrevista, y perder una mañana cada X semanas para grabar el programa.

Es que tengo que pagar por ello.

Y no poco, precisamente.

El negocio de los mass media (otra vez)

Ya lo dije en el anterior artículo en el que me intentaban hacer pagar 6.700€ a cambio de hacer parecer que habíamos ganado un premio internacional: el negocio de los mass media está podrido.

Obviamente, a estos les he dicho que no, pero me pregunto qué porcentaje de esos supuestos expertos colaboradores de los programas de televisión, radio y las columnas de prensa, no son realmente publi-reportajes pagados. Que cuántos de estos gurús que tienen su espacio para llegar al gran público están ahí simplemente porque han pagado para estar.

No porque sean verdaderos expertos en su temática, ni tengan una empresa o compañía líder del sector, no.

Simple y llanamente porque pagan para tener sus espacios publicitarios, que obviamente no se marcan como tal.

Lo cual, por cierto, al menos en España es ilegal.

Yo ahí lo dejo.

En fin, así es cómo funciona el mundillo de la televisión, la radio y la prensa.

Y luego estamos los gilipollas que, desinteresadamente, les hacemos el trabajo a esos pobres periodistas, que necesitan cerrar programación en tiempo récord, con sueldos mileuristas, y con un nivel de estrés más que considerable…

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