La regulación fue creada como herramienta de control para perpetuar nuestra convivencia como sociedad, y ha demostrado, de hecho, ser profundamente necesaria para la cohesión y cohabitación de los individuos en el grupo.

Sin embargo, conforme el poder de los distintos gobiernos y corporaciones entran en conflicto con los intereses del ciudadano, y del resto de agentes, surgen dudas sobre el alcance que debería tener la regulación.

  • ¿Tiene sentido que determinadas actividades, tales como las de la industria del gambling, o la venta de cromos o cofres en juegos online, estén cada vez más reguladas?
  • ¿Debería la regulación cohibir los derechos y libertades de los ciudadanos en cuestiones tales como la compra de productos o servicios bajo cada vez más sistemas de financiación a plazos, que han demostrado, para un porcentaje significativo de la sociedad, representar un verdadero problema para sus finanzas personales?
  • ¿Estamos, por tanto, ante un ejemplo más de la irrupción de un sistema político paternalista en nuestras vidas, decidiendo qué podemos o no hacer como adultos con nuestro tiempo y dinero? O, por el contrario, ¿este tipo de controles son necesarios para forzarnos a combatir nuestras propias debilidades humanas, obteniendo a cambio una sociedad más garantista?

En este programa del podcast enCLAVE DIGITAL, responderemos a todas estas dudas.

¡Empecemos!

regular gambling bnpl

La regulación del gambling

Y lo hacemos empezando por una industria de tanto recorrido y crecimiento en estas últimas décadas como ha sido la del juego.

En dos vertientes principales, que poco a poco tienen cada vez menores diferencias.

Por un lado, tenemos las numerosas, y cada vez más agresivas, regulaciones que limitan el alcance de la industria del gambling (es decir, sectores como el de los casinos) en la sociedad.

Casos como el español, donde desde hace un par de años, se ha limitado considerablemente la capacidad que tienen los agentes que conforman este tipo de sectores a, por ejemplo, realizar campañas publicitarias en horarios considerados generalistas, o poder patrocinarse, como ocurría hasta el momento, en entornos deportivos (de ahí que estos últimos años ya no haya ningún equipo de fútbol español con logotipos de casas de apuestas o casinos en sus camisetas).

El RD 958/2020 es un complemento de la Ley 13/2011 que fue la que realmente comenzó a legislar el juego online en España y sentó las bases para la creación de la DGOJ. El objetivo principal de esta legislación más reciente es fomentar el juego seguro y responsable entre los usuarios registrados en plataformas de apuestas online legales, para evitar que los usuarios caigan en problemas relacionados con el juego, como la ludopatía.

Y una de las maneras de lograr esta meta es limitando las maneras con las que los operadores de apuestas pueden promocionar sus servicios y productos al público general.

Artículo analizando el Real Decreto de 22 en el blog de PabloYglesias

El objetivo principal de este tipo de regulaciones no es otro que evitar la proliferación del juego entre menores de edad, y limitar, en la medida de lo posible, problemas tan serios como la ludopatía.

De hecho, fue en su día muy criticado cómo algunas de las mayores cadenas de casas de apuestas que operan en nuestro país, «casualmente», abrían locales cada vez más cerca de institutos, y llegaban a dejar publicidad vía flyers en las entradas de estos centros educativos.

Pese a que, por razones obvias, ningún menor debería poder entrar en una casa de apuestas, al igual que ocurre, por ejemplo, con la mayoría de discotecas y el resto de negocios para mayores de edad.

Videojuegos con mecánicas de gambling para todos los públicos

En el otro lado, tenemos la cada vez más difusa línea que separa el gaming (es decir, la industria del videojuego) con el gambling (la industria de los casinos y las casas de apuestas).

Juegos tan masivos como pueden ser los antiguos FIFA (digo antiguo porque por un tema de licencias los nuevos FIFA han pasado a llamarse EA Sports…) llevan años en donde el principal modo de juego no es otro que uno en el que el jugador debe comprar sobres de cartas con la moneda del juego… que puede ser a su vez adquirida con dinero real.

Sobres donde lo que se compra no es un jugador en particular, sino la probabilidad de que te toque o no ese jugador que estabas buscando.

Ya no pagamos por esta arma o por esta carta, sino por una caja de botín o un sobre que contendrá X artículos, teniendo cada artículo tanta probabilidad de salir.

Es decir, que el que paga hoy en día en este tipo de videojuegos no tiene por qué asegurarse conseguir lo que quería.

Pablo F. Iglesias

Este tipo de estrategias han demostrado ser terriblemente eficientes a la hora de generar mayores beneficios para las compañías desarrolladoras.

A fin de cuentas, es mucho más probable que el jugador gaste más dinero cuando no puede comprar esa arma o esa carta en particular, sino que tiene que tener la suerte de que le toque en una caja de botín o un sobre.

Exactamente las mismas mecánicas que en su día dieron sentido a toda la industria de los cromos de beisbol o de fútbol, también ampliamente comprados por menores. El propio sistema se aseguraba de imprimir muy pocas copias de los principales jugadores, de manera que era mucho más difícil que te salieran, y por tanto, esto incentivaba al comprador a gastar más dinero para acabar su colección que si, simplemente, todos los cromos tuvieran la misma probabilidad de salirte.

Y esto es un problema teniendo en cuenta que EA Sports 2024, el último juego de la popular franquicia, y uno de los videojuegos más jugados en países como España, se vende con PEGI 3.

Es decir, que el organismo europeo que regula la edad mínima para jugar a un juego que CLARAMENTE tiene mecánicas de gambling… es de 3 años. El nivel más bajo, con la clasificación de Apto para todo el público.

Exactamente lo mismo que ocurre en Estados Unidos, donde se vende con la clasificación E en el ESRB (su sistema de clasificación por edades), lo que supone que sea considerado para todos los públicos.

El único de todos estos sistemas que parece tomarse un poco más en serio el hecho de que FIFA sea poco más que una ruleta con una interfaz de fútbol por encima es el USK alemán, que ha decidido sacarlo con una clasificación para mayores de 12 años.

¡De 12 años! Ni tan siquiera llega a la categoría de 16, donde suelen encontrarse juegos con algo ya de contenido considerado para adultos.

Tencent Holdings Ltd. lideró una liquidación de 80 mil millones de dólares en algunos de los juegos en línea más importantes de China, después de que la sorpresiva imposición de nuevas restricciones al juego reaviva los temores de que Beijing pudiera estar apuntando nuevamente al gigante sector de Internet del país.

Noticia en Bloomberg (EN)

Mientras occidente parece no decidirse en este sentido, China ha vuelto a imponer mayores controles a las actividades del juego en línea, incluyendo la prohibición de prácticas que incitan a los jugadores a gastar más o pasar más tiempo dentro de la plataforma, e incluso limitando el número máximo de gasto por persona o los incentivos que se pueden ofrecer a estos para que entren de forma continuada (por ejemplo, cada día) al juego.

  • ¿Acaso está la dictadura china siendo demasiado paternalista con sus ciudadanos?
  • O, por el contrario, ¿esto propiciará que en el futuro esas nuevas generaciones no estén tan expuestas a problemas como los de la ludopatía?

Compra ahora, paga más tarde

Del gambling, pasamos a los eCommerce, y al comercio en general, y es que si bien el primero parece estar en la diana de cada vez más gobiernos, con el segundo parece que la cosa, pese a que potencialmente puede ser igual de dañina, no resulta tan interesante.

Hablo especialmente de las mecánicas BNPL (es decir, «Buy Now, Pay Later», o en cristiano, «Compra ahora, paga más tarde»), que poco a poco se están haciendo más habituales en la industria del retail.

Sin ir más lejos, desde hace unos pocos años ya la propia Apple ofrece en muchos países la alternativa de comprar el nuevo iPhone a plazos «sin intereses», o incluso comprarlo mediante una suscripción mensual que te dará acceso, cada año o dos años, a renovarlo entregando el anterior, y una pequeña suma extra de efectivo.

Amazon, por ejemplo, es otro de los gigantes que se ha subido al carro del BNPL, y es que es posible que en alguna de tus últimas compras, sobre todo si se trata de algún producto con un coste relativamente alto, hayas visto que tienes la opción de comprarlo de la manera habitual, o hacerlo mediante una financiación a tres, seis o hasta doce meses sin intereses.

¿Qué tiene todo esto de malo?

Pues un tema del cual ya hablamos por la página, y es que aunque, en efecto, esta forma de compra parece una ventaja clara para el consumidor, entraña, por sí misma, problemas asociados a la escasa (por no decir nula) educación financiera de quienes recurren a ella, y que les dirige hacia cuellos de botella financieros difícilmente salvables.

¿Que a qué me refiero?

Pues que aunque no tengan interés, el verdadero negocio está en los impagos.

Escucha:

Es, a efectos prácticos, un lobo con piel de cordero, ya que la idea pasa por sembrar a todas sus plataformas de servicios de financiación, con la esperanza de que cuando varios pagos se junten (algo que, recalco, acabará pasando con aquellos usuarios sin conocimientos fiscales, que son precisamente el objetivo de las campañas de marketing de estos sistemas, recurran a demasiadas compras utilizando estos sistemas) y el cliente no pueda afrontar los plazos, tenga que pagar un sobrecoste que irá aumentando incrementalmente.

Pablo F. Iglesias

Unos sistemas creados ex profeso para aprovecharse de las personas financieramente más vulnerables, que son las que por un lado requieren más de estos servicios de financiación, y por otro, tienden más a caer con mayor pretensión en el bucle de pagos con demora e intereses cada vez más altos.

Una manera más de incentivar el consumo irresponsable e inmediato. 

Regulación paternalista o necesaria

Llegamos así a la duda que da título a este podcast.

¿Tiene sentido que se regule en contra de estas mecánicas de la industria? O, por el contrario, ¿de hacerlo estamos cohibiendo los intereses y libertades de los ciudadanos?

Si me lo preguntas a mi, tengo claro que todo aquello que está enfocado a menores de edad debería estar convenientemente regulado.

A fin de cuentas, los mismos mecanismos fisiológicos que llevan a un niño a querer compulsivamente hacerse con otro sobre más en ese juego para ver si le acaba saliendo el arma o el personaje que deseaba es exactamente el mismo que lleva a cualquier ludópata a echar una monedita más porque «la máquina ya está a punto de soltar el premio».

Con la salvedad de que un menor no tiene todavía la capacidad y madurez para ser consciente de ello.

Elia lo explicaba muy bien en este ejemplo:

En el diseño actual de un casino se dedica el 80% del espacio a las tragaperras, que son, de lejos, el verdadero negocio de los casinos. Y aquí la ciencia tiene mucho que ver.

Y la biología, claro, donde la dopamina hace su función: activar en el cerebro humano el llamado «sistema de recompensa». Y viene dado por el placer, la motivación y la incertidumbre de lo que va a ocurrir, pero con la esperanza de que lo que ocurra puede ser bueno, excitante. Aunque sea una sensación momentánea, porque, seamos honestos, sabemos que las posibilidades de ganar son tan ínfimas, que nos autoengañamos con la posibilidad de que eso ocurra. Y ese autoengaño es el que nos hace estar enganchados a las lucecitas de las máquinas, a ese sonido «clinc, clinc» que nos permite imaginar ganar…

Elia Guardiola, experta en Marketing Experiencial

Ahora bien, tengo sentimientos encontrados con lo que atañe a los adultos.

Porque, por un lado, y en efecto, estas mecánicas claramente han sido diseñadas para fomentar el consumismo, y en última instancia, dirigir a un porcentaje de la sociedad hacia problemas fiscales, cuando no directamente hacia la ludopatía.

Que se están aprovechando de las limitaciones biológicas de nuestro cerebro para fomentar esa adicción por la compra compulsiva.

Es exactamente el mismo mecanismo fisiológico, por cierto, que lleva a millones de personas a comprar la lotería de Navidad, o echar la bonoloto cada semana. Algo que, fíjate tú, por eso de que quien se lleva el beneficio es el Estado, justo eso no está regulado ni se espera que lo vaya a estar nunca.

Pero por otro lado, todos somos adultos y deberíamos ser garantes de nuestra propia seguridad e integridad fiscal.

Poniéndome en el extremo, quizás a mi no me importe dedicar una parte más que significativa de mis ingresos a «perderlos» en máquinas tragaperras, en cofres de botín en videojuegos, o incluso en compras compulsivas absurdamente financiadas.

La madurez debería ser eso. El que cada uno de nosotros decida, siempre y cuando no afecte negativamente al resto, qué hacer con nuestros propios recursos, sin que tenga que venir un órgano regulatorio nacional a dictaminar qué puedo hacer o no con los ingresos de los que dispongo, y que tanto trabajo me ha costado llegar a obtener.

¿Qué eso me lleva a la bancarrota?

Pues mira, ese es el juego. Quizás tengamos que equivocarnos para aprender, y trasladar esto a las nuevas generaciones.

Una de cal, y otra de arena.

Y hechas todas las presentaciones, ahora turno para ti:

  • ¿Crees que debería regularse con más fuerza las mecánicas de gambling dentro y fuera de la industria del juego?
  • ¿Qué opinas de los sistemas de financiación a plazos, y su cada vez mayor hegemonía en las compras online?

Te leo en comentarios, y abramos debate.

Sobre el videopodcast enCLAVE DIGITAL

enCLAVE DIGITAL es el videopodcast de Pablo F. Iglesias, consultor de presencia digital y reputación online.

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