comprar online tracking

Javier Muñoz, jefe de área en ciberseguridad de la revista HackerCar, me escribía la semana pasada para ver si podía preparar una pieza para el medio (ES) sobre el uso (o abuso, según se mire) de las dichosas cookies en los sistemas de eCommerce, y en líneas generales de todas esas técnicas de identificación de usuarios en la red que permiten a una compañía cobrarnos más o menos según criterios ajenos al propio valor de mercado.

La duda principal que tenía Javier es si el precio de un coche comprado online puede variar según quién lo compre. Según el histórico de «interés» que la marca tiene sobre nosotros.

Y partiendo de ello, he repasado algunos de los principios del marketing analítico de nuestra era, que no afecta únicamente al sector automovilístico, sino en la práctica a cualquier producto o servicio que compremos online.

Vamos al lío.

¿Cuánto vale realmente un billete o este producto que he comprado online?

Seguro que alguna vez te ha pasado.

Preparando tus próximas vacaciones, entras un día en unas cuantas plataformas de planificación de viajes de la red para tantear los precios.

Ese mismo día no lo compras, claro. Todavía quieres pasarte por la tienda del barrio a ver si por casualidad hay alguna oferta que supere las propuestas online. Pero lamentablemente para los días que tenías disponibles y para el destino de tus sueños, no hay suerte.

Así que vuelves al día siguiente a realizar el pedido, después de por supuesto consultarlo con la parienta. Y te encuentras con que el precio ha subido unos cuantos euros.

Lo suficiente como para que sea algo molesto. Pero justo el límite para que las ganas que tienes, y el cansancio, a fin de cuentas, que conlleva volver a replanificar el viaje, no te eche para atrás.

Lo que quizás no sepas es que realmente ese incremento en el precio del viaje y/o hotel no se debe exclusivamente a la oferta y demanda que tiene la aerolínea y/o el alojamiento en particular, sino a una estrategia ampliamente utilizada en estos servicios digitales.

Que has sido «víctima» del marketing de oportunidad. De las estrategias, como mínimo éticamente cuestionables, de algunos negocios.

¿Pueden subirme el precio de un producto online por haber visitado antes la página?

Sí, y de hecho, lo pueden hacer por muchísimos más motivos.

Aquí entra en juego el funcionamiento de Internet.

Como ya sabrás, todo lo que se hace en la Red deja un rastro. Unas migas de pan que la industria ha ido paulatinamente monetizando a su favor.

Entre sus efectos está el que el precio aumente la segunda o tercera vez que entras en la página (denota que estás interesado en ese producto, y quizás si ves que está aumentando de precio te decidas ya a comprarlo), pero también el hecho de generar una suerte de limitación numérica artificial.

Que sepas que justo hay tres usuarios en este mismo momento interesados en comprar ese modelo en particular de coche que deseas… ¡y el concesionario solo tiene dos en stock!

¿Qué casualidad, verdad? 😛

Por detrás de todos estos sistemas existe una compleja red de algoritmos que son los que, en última instancia, deciden el precio que tendrá ese producto para cada usuario en base a todo el conocimiento que tiene la empresa sobre ti.

Entre ello:

  • El tipo de dispositivo desde el que te conectas: ¿Estás utilizando un Macbook o un iPhone? Pues se entiende que tu nivel adquisitivo es mayor, ergo pueden apretar un poco más el precio.
  • El histórico de búsquedas anterior: ¿Es la primera vez que entras para realizar esta búsqueda, o ya la has hecho los últimos días? ¿Has comprado otras veces en esta plataforma? ¿Cuánto es el valor medio del carrito de compra esperable por usuario? ¿Y cuánto llevamos estos días?
  • Los datos cruzados: ¿Te puedo identificar más allá del dispositivo y la IP desde la que te has conectado hoy? Quizás con tu usuario, quizás porque tienes un cupón de descuento, quizás porque aunque te estás conectado desde otro dispositivo, la búsqueda y en líneas generales la interacción que estás realizando se parece sospechosamente mucho a otra que alguien ha hecho cerca de tu posición.

Al final todo esto acaba sumando o restando a la ecuación que dará como resultado un precio u otro.

No todos los ecommerces lo aplican, y aquí la actual descentralización de servicios juega a nuestro favor, pero ya te digo que industrias tan lucrativas como la del turismo o el automovilismo lo están haciendo con cada vez más éxito.

Para darnos una experiencia de compra aún mejor, claro. A fin de cuentas, de eso va el remarketing. Pero también para arañar unos cuantos millones extra jugando con la psicología del consumidor.

¿Hay algo que podamos hacer para evitar este rastreo «dañino» para nuestra cartera?

Lo cierto es que sí. Empezando por ser conscientes de que el precio de un producto o servicio puede ser variable, y siguiendo por adoptar mecánicas y estrategias de ofuscación y/o tergiversación de nuestra presencia digital.

Es, de hecho, algo que ya he comentado en profundidad en más de una ocasión:

  • El saber cómo borrar las cookies ayuda, pero hay que ser conscientes de que más allá de las cookies hay técnicas de fingerprinting que son más complicadas de ofuscar.
  • Quien escribe es un fiel defensor de Apple, pero es cierto que comprar según qué productos desde un dispositivo de la manzanita puede que o bien no nos afecte, o en efecto aumente el precio que pagamos. Así que si podemos elegir, realizar las compras importantes desde Android y/o Windows, cuya fragmentación de dispositivos dificulta ligeramente saber a priori el nivel adquisitivo del usuario.
  • Si hemos ya hecho búsquedas con anterioridad sobre un modelo de coche que queremos reservar online, lo mejor sería que como mínimo utilizáramos otro navegador distinto, o una ventana en modo incógnito (menú de las tres aspas en Chrome >Nueva venta de incógnito, menú de las tres aspas en Firefox/Edge/IE > Nueva ventana privada, menú Archivo en Safari > Nueva ventana privada) para hacer la reserva. Así al menos las cookies no deberían tenerse en cuenta, y probablemente hayamos generado un rastro lo suficientemente distinto como para que el sistema no reconozca que somos el mismo usuario.
  • También es recomendable que si la búsqueda nos la ha pasado un amigo o familiar por whatsapp o cualquier otro servicio social (algo muy habitual cuando estamos a punto de realizar una compra importante que afecta a la familia), realicemos nosotros igualmente a mano la búsqueda desde otro navegador y/o desde una ventana en modo incógnito, por eso de evitar que en la URL que nos han compartido se haya colado algún sistema de tracking extra que pueda alterar (para peor normalmente) el precio.

Son pequeñas estrategias, pero al final pueden hacer que nos ahorremos hasta unos cuantos cientos de euros con compras tan considerables como es la inversión en un vehículo o en un viaje.

Tenlo en cuenta la próxima vez que te pongas a realizar una compra de estas características.

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