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Negocios Seguros

brave ipfs

He hablado del navegador Brave en varias ocasiones.

Lo recomendé en 2016 en aquel Especial que hicimos sobre Web Tracking. También de aquel otro experimento de 2019 sobre navegar sin javascript activo por defecto (cosa que, por cierto, sigo haciendo). Y hace escasos meses con mi decisión (ya hace más de un año, que se dice pronto) de abandonar paulatinamente algunos de los servicios de Google en favor de alternativas más sensibles a la privacidad.

Desde entonces Brave es mi navegador por defecto en Android, y uno de los navegadores extra que tengo en los ordenadores de trabajo.

El que la base sea Chromium facilita mucho el cambio. Y el que venga por defecto con Duckduckgo como buscador, y ese bloqueador de scripts dinámico, alienta a que quizás en el futuro cercano sea también mi navegador principal en escritorio.

Como explicaba en la última pieza, lo único que realmente me echa para atrás es que dependo aún mucho de las sesiones de Chrome para el trabajo. Cada cliente que tenemos en la consultora, de hecho, se gestiona mediante una sesión distinta de Chrome. Lo que de facto me forzaría a utilizar Brave para uso personal, y mantener en Chrome el uso corporativo.

Algo que, recalco, no suena tampoco del todo mal.

Pero no venía hablar de esto, sino de otro tema que ha estado en boca de unos pocos últimamente.

Y es que Brave se suma a esos esfuerzos por ofrecer mayores garantías de privacidad a sus usuarios siendo el primer navegador que soporta nativamente (sin complementos de ningún tipo) IFPS (EN).

¿Que qué es el IFPS?

Pues el sueño húmedo de muchos de nosotros. Bajo el rimbombante nombre de Sistema de Archivos Interplanetario (IPFS), lo que tienes es una alternativa al HTTP tradicional que NO depende de servidores centrales.

Es decir, que para entrar en una hipotética ipfs://www.pabloyglesias.com/ no tendrías que llamar al servidor donde yo, el administrador, alojo la web, sino acceder a una serie de nodos de terceros, picando de aquí y de allá, hasta que tu navegador mostrase el contenido de PabloYglesias.

“Utilizamos el direccionamiento de contenido para que el contenido se pueda desvincular de los servidores de origen y almacenar de forma permanente.

Esto significa que el contenido se puede almacenar y servir muy cerca del usuario, quizás incluso desde un ordenador en la misma habitación. El direccionamiento de contenido también nos permite verificar los datos, porque es posible que otros hosts no sean de confianza. Y una vez que el dispositivo del usuario tenga el contenido, se puede almacenar en caché de forma indefinida”.

Juan Benet, quien lanzó IPFS en 2015, en declaraciones para TechCrunch (EN)

IPFS permite a los usuarios no solo recibir, sino alojar contenido, como ocurre en la red BitTorrent. Un usuario o nodo puede servir un archivo, y otro puede encontrarlo con una tabla hash distribuida (DHT). IPFS hace posible acceder a contenidos bloqueados en determinadas jurisdicciones. La firma de contenido y el direccionamiento permiten, a su vez, almacenar datos inalterables, eliminar datos duplicados, prevenir los ataques DDoS y mejorar el rendimiento de la red.

Es decir, pasar de navegar por un internet cada vez más centralizado, y por ende dependiente de los designios de grandes agentes como son los gobiernos y las corporaciones tecnológicas, a otro distribuido en el que cualquiera puede servir de emisor y receptor de contenido.

Hay muchos más ojos (y manos) puestos en el pastel, ergo menor potencial de mal uso por parte de uno o varios.

Y de paso, un acercamiento más libertario al acceso a la información.

A fin de cuentas si un gobierno o una empresa quiere bloquear X contenido, hoy en día lo tiene mucho más fácil con el HTTP (llamar al proveedor de internet, al proveedor de hosting o a papi Google) que con algo como el IPFS (tendría que «llamar» a todos aquellos que hayan guardado en su dispositivo una copia de ese contenido).

Menor censura, más facilidad para compartir contenido molesto. Y según los desarrolladores (que habría que verlo) menor consumo de ancho de banda, ya que si mucha gente tiene ese contenido, probablemente tengas a alguien más cerca que te lo suministra que hoy en día, donde todo el contenido pasa por los grandes núcleos mundiales.

En fin, que es un pasito más allá en esto de la descentralización, que parecía ya una batalla perdida.

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