monopolio microsoft apple amazon

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Negocios Seguros

En una única semana han ocurrido un par de decisiones judiciales que como mínimo merece la pena analizar por estos lares:

En ambos casos, cómo no, volvemos a sacar a la mesa el difícil equilibrio que existe entre el apoyo al carácter innovador de las empresas… y su esperable interés por abusar de la posición que ostentan para acabar con la competencia.

MICROSOFT EN ESTO DE LOS MONOPOLIOS ABUSIVOS TIENE YA EXPERIENCIA

Recordemos que durante años acabaron liderando en un monopolio de facto la industria de la web gracias, precisamente, a incluir por defecto Internet Explorer en todo ordenador con Windows. No solo eso, sino que durante años no había posibilidad real de comprar un PC que no viniese con Windows instalado. Algo que podría no haber sido un problema (es cierto que siempre podías luego tú instalarle otro SO) sino fuera porque, con esta medida, forzaban a que el comprador pagase sí o sí la licencia de Windows aunque no la fuese a utilizar.

De hecho, fue ese IE por defecto lo que acabaría terminando con Netscape, la competencia directa por aquel entonces. Y motivo por el que en su día la compañía fue multada y obligada a dar opción al usuario sobre qué navegador querría utilizar.

Una década más tarde, nos encontramos con lo que a todas luces parece otro caso claro de bundling:

El que Microsoft decidiera en plena pandemia incluir por defecto Teams en cualquier instalación Windows y Office, sin dar tan siquiera la opción al usuario de no instalarlo (el pack venía sí o sí con Teams instalado) fue un claro movimiento en pos de restar protagonismo a Zoom, la aplicación de videoconferencia que creció como la espuma tras el confinamiento.

Ahora se valora si se debería o no multar a una compañía que CLARAMENTE aprovechó su dominio del mercado para intentar posicionarse por encima de la competencia no ofreciendo un producto mejor y jugando con las mismas reglas, sino imponiendo su liderazgo como gestores del sistema operativo y/o la suite de ofimática presente prácticamente en cualquier empresa/particular.

AMAZON Y APPLE PACTAN DOMINAR EL MERCADO

Y con el caso de Amazon y Apple, tenemos más de lo mismo. Un acuerdo entre ambas corporaciones se aseguraba de que Amazon pasaría a ser distribuidor autorizado de Apple, y a cambio, desde 2018, Amazon tendría que restringir el número de vendedores de productos de Apple en la plataforma, lo que conllevó la expulsión del 90% de competidores de la californiana, y a la limitación de las opciones publicitarias para el resto que pasaron la criba.

El contrato iba hasta el punto de que era Apple quien podía unilateralmente bloquear cualquier campaña publicitaria de la competencia, y Amazon además se aseguraba que los demás vendedores no pudieran segmentar su audiencia por aquellos que previamente hubieran adquirido alguno de los productos de Cupertino.

Obviamente, Apple aprovechó este acuerdo para subir los precios, y con ello, asegurarse ya no solo de que ellos vendían más de forma directa en Amazon, sino de que los consumidores pagasen más por el mismo producto que antes costaba menos con revendedores.

Según la CNMC, estos acuerdos establecen infracciones a los artículos 1 de la Ley de Defensa de la Competencia (LDC) y 101 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE), y es por ello que han impuesto esta multa y la obligación de cesar este tipo de contratos si quieren seguir operando en territorio europeo.

MONOPOLIOS EVERYWHERE

Dos ejemplos de guión de abuso de posición monopolística, y a la vez, de lo complicado que es combatir este tipo de abusos.

A fin de cuentas, está en la propia ideosincrasia de una corporación el intentar aprovecharse al máximo de su posición de mercado para fagocitar a la competencia, y por tanto, aumentar el beneficio.

La disyuntiva pasa entonces por decidir dónde ponemos los límites, y qué consideramos punitivo de lo que solo es un movimiento esperable de una corporación con un peso significativo del mercado.

Poniendo de ejemplo el caso de Microsoft y Teams, recordemos que esto mismo lleva años ocurriendo en MacOS, con un sistema operativo que ya incluye por defecto sus propias herramientas de Office, instaladas por defecto y sin posibilidad de que el usuario decida si las quiere o no.

Claro está que en el primer caso hablamos de una compañía presente en más del 80% de dispositivos de escritorio, mientras que la segunda tiene poco más del 10%.

Tema semejante es el que está pasando aún hoy en día con los markets de aplicaciones, y que hemos contado por estos lares en no pocas ocasiones. Google y Apple se reparten el mercado a razón de un alrededor de 70/30%. Esta escusa es la que esgrime Apple para negarse a permitir la instalación de apps fuera de su market de aplicaciones, teniendo que sí o sí pagar el desarrollar hasta el 30% de los ingresos que genere a Apple.

Y pese a todo, está claro que dentro de ese 10% en MacOS la amplia mayoría de sus usuarios no les quedará otra que usar la suite del sistema operativo, habida cuenta de que quitando la propia Office de Microsoft y cuatro desarrolladores más, ¿quién en su sano juicio querría intentar competir en un mercado (el de MacOS) donde la propia compañía ofrece ya unas herramientas que vienen instaladas por defecto en todos los dispositivos?

Y pese a todo, si quieres ofrecer apps para usuarios de iPhone/iPad, tienes que sí o sí pagarle hasta el 30% a Apple para hacerlo.

¿Dónde ponemos los límites entonces?

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